Hace un año nos encontramos con un ‘boom’ de viajes de desahogo tras los largos periodos de confinamiento y de restricciones al transporte causados por la pandemia global. Los viajes internacionales continuaron siendo bastante complicados hasta hace relativamente poco, así que abundaron las escapadas a destinos nacionales alejados de las zonas urbanas y, preferiblemente, con entornos paradisíacos.

Sin embargo, ahora que las cosas se están normalizando, empiezan a destacar de nuevo los destinos más exóticos. África central, el sureste asiático, Nepal o India son algunos de los países que están experimentando un alza en el turismo en los últimos meses. Y, para sorpresa de muchos, lo que prima ahora no son las playas tropicales como Phuket o la costa de Mombasa, sino la exploración de lugares con un significado cultural especial.

Una búsqueda de significado ante un año pleno de incertidumbres

El auge de la IA, la prolongada invasión de Rusia a Ucrania y el reciente conflicto en Gaza están generando muchas incertezas a nivel global. Especialmente en los países occidentales, se está extendiendo la sensación de encontrarnos en un extraño cruce de caminos donde la inflación no termina de darnos tregua, nuestros puestos de trabajo parecen pender del alambre, y donde las redes sociales nos encierran en una burbuja cada vez más estrecha.

En un contexto así, romper con todo y lanzarse a explorar otras culturas es una excelente manera de liberarse. Al pasear por las callejuelas de Hanoi o mezclarse entre la muchedumbre de un mercado en Nairobi, nuestra perspectiva de las cosas da un vuelco y pone en el sitio correcto las distintas preocupaciones que nos podrían estar lastrando. El mundo sigue siendo más grande, más diverso y más bonito de lo que pensábamos, después de todo.

Monumentos extraordinarios apenas conocidos en América Latina

En la comodidad de nuestro día a día, grandes monumentos como Angkor Wat, en Camboya, nos permiten ver realidades diferentes a las de nuestro continente. Poca gente sabría ubicar dónde se encuentra una de las grandes maravillas de la arquitectura antigua, y aún menos, quienes podrían explicar su historia. Tras la apertura del nuevo aeropuerto internacional de Siem Reap, Angkor Wat está siendo la nueva puerta de entrada al misticismo del sureste asiático.

Quienes disponen del tiempo y se lo pueden permitir, van mucho más allá. El conjunto templario de Mỹ Sơn, en Vietnam, respira con unos aires de misterio capaces de remontarnos milenios atrás. En Indonesia, Borobudur nos espera con su volumen descomunal. En Laos, Luang Prabang nos sumerge en la paz de la vida budista. En Myanmar, la guerra nos corta el paso y no podemos visitar sus impresionantes templos.

Los viajes exóticos presentan sus propios desafíos

Es fácil olvidarlo si nos contentamos con saltar de Starbucks en Starbucks entre Ho Chi Minh, Bangkok, Nueva Delhi o Dubai. Pero, si nos adentramos de verdad en cada país que visitamos, la realidad nos desborda enseguida. Tenemos que encontrar nuestros propios espacios internos, reconectar con nuestra tierra de tanto en tanto: chatear con nuestra familia desde el hotel, descargar una VPN APK para ver la televisión nacional, lucir la bandera en la mochila.

Hasta cierto punto, esas raíces son necesarias. Pero que no nos frenen demasiado al viajar. Es difícil conocer al otro sin salir del uno mismo, y el nuevo sur global nos abre sus puertas para recorrerlo con una sonrisa. El nuevo tren entre Nairobi y Mombasa. El nuevo aeropuerto de Gautam Buddha en Bhairahawa. El nuevo museo egipcio en El Cairo. La gran historia del mundo nos espera con un nuevo tomo que aún está por escribirse.