Cuba guarda un secreto que no se ve en sus folletos de playa: un mapa subterráneo de piedra, agua y silencio que recorre la isla de punta a punta. Con más de 26.000 cuevas y un 60 % de su territorio formado por roca caliza, el país caribeño es un paraíso para la espeleología, capaz de fascinar tanto a científicos como a viajeros en busca de experiencias auténticas.
La apuesta por el turismo espeleológico responde a una estrategia clara: diversificar la oferta más allá del sol y playa, sumándose a la tendencia global que busca aventuras de naturaleza y actividades con bajo impacto ambiental.
Cuevas en Cuba: destinos que combinan naturaleza y arqueología
Gran Caverna de Santo Tomás (Pinar del Río)

En el corazón del Valle de Viñales, entre mogotes que parecen esculturas colosales, se abre el sistema cavernario más grande de Cuba y el segundo de América Latina. Sus 46 kilómetros de galerías distribuidos en siete niveles son un laberinto natural de estalagmitas, estalactitas y lagos subterráneos.
Declarada Monumento Nacional en 1989, ofrece recorridos guiados de dos horas por los niveles superiores. La experiencia combina la emoción de avanzar por túneles formados hace millones de años con vistas panorámicas desde la comunidad El Moncada, punto de partida de la aventura.
Cueva del Indio (Pinar del Río)

Un clásico de Viñales. Tras un tramo a pie, la ruta continúa en barca por un río subterráneo que fluye entre paredes adornadas con pinturas rupestres. Se cree que en tiempos precolombinos fue lugar de enterramientos. La iluminación resalta el relieve de la roca y, en silencio, se escuchan las gotas que aún cincelan su interior.
Cueva de Palmarito (Pinar del Río)
Menos visitada y más salvaje, es la cueva subterránea más grande del país. Su lago interior, de aguas gélidas y profundas, ofrece un baño para los más valientes. Llegar hasta él implica un descenso de cien metros en compañía de un guía, en un entorno intacto, sin modificaciones humanas.
Cuevas de Bellamar (Matanzas)

Con más de 300 000 años, son las más famosas de Cuba y uno de sus atractivos naturales más antiguos abiertos al público. Descubiertas en 1861, fascinan por sus cristales macizos de calcita, raros en el mundo. Además de visitas guiadas, el complejo ofrece proyecciones en 3D de áreas protegidas y el “tour de las esponjas”, que revela formaciones secundarias poco comunes.
Cueva de Saturno (Matanzas)
A pocos kilómetros de la ciudad de Matanzas, esta caverna guarda un lago de aguas tan transparentes que invitan a sumergirse. Es un punto de referencia para el espeleobuceo, con galerías sumergidas que alcanzan los 25 metros de profundidad, hogar de peces y crustáceos endémicos.
Cuevas de Caguanes (Sancti Spíritus)
En el Parque Nacional Caguanes, declarado área protegida, la espeleología se mezcla con la arqueología. Las cavernas conservan pinturas rupestres y vestigios de los pueblos indígenas que habitaron la región. Su riqueza natural y cultural ha llevado a proponerlas como Patrimonio Mixto de la Humanidad ante la UNESCO.
Furnia de los Perros (Sancti Spíritus)
Descubierta en 2012, es la cueva situada a mayor altitud en Cuba, a 1 029 metros sobre el nivel del mar. Su ubicación en el macizo de Guahamuaya la convierte en un reto logístico y un destino para expediciones especializadas.
Cueva del Paraíso (Baracoa)

Ubicada en una colina con vistas a la bahía, combina belleza natural y valor histórico. Funciona como museo arqueológico, con objetos y restos humanos que testimonian la vida taína en la región. Su cercanía al Parque Ecoarqueológico Majayara, donde hay más de 500 petroglifos, la convierte en epicentro de la arqueología subterránea de Cuba.
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Modalidades para todos los gustos
La oferta espeleológica cubana va desde rutas accesibles para familias hasta experiencias técnicas como el espeleobuceo o la escalada en cuevas verticales. Muchas excursiones combinan la visita subterránea con senderismo, observación de fauna o actividades culturales en las comunidades cercanas.
Cuevas en Cuba, un turismo que beneficia a las comunidades
El turismo en cuevas no solo atrae visitantes: genera empleo, impulsa la economía local y promueve el orgullo por el patrimonio natural y cultural. Hospedajes rurales, gastronomía típica y artesanías forman parte del circuito económico que se activa en torno a cada destino espeleológico.
Bajo la superficie de Cuba late otro país, invisible desde las playas, pero vivo en cada gota que esculpe la roca y en cada sombra que guarda historias milenarias. Visitar las cuevas en Cuba no es solo una aventura: es un viaje a la memoria geológica y humana de la isla, una oportunidad para caminar —o nadar— por corredores que han visto pasar siglos sin prisa. Quien se atreva a encender su linterna y dar el primer paso bajo tierra descubrirá que, en Cuba, la belleza también se encuentra donde la luz apenas llega.
Foto de portada: Online Tours