El Mes de la Herencia Hispana de 2025 encuentra a los deportistas latinos en uno de sus momentos más poderosos dentro de la escena deportiva de Estados Unidos. Basta mencionar a Juan Soto, quien firmó el contrato más alto en la historia del deporte profesional en este país, para entender cómo el talento latino ya no solo llena titulares, sino que moldea economías enteras y redefine audiencias. Sin embargo, más allá de los contratos millonarios y de los récords, la pregunta es inevitable: ¿qué significa este impacto en términos de representación, de influencia cultural y de los retos aún pendientes?
¿Qué es el Mes de la Herencia Hispana y por qué se celebra?
Cada año, del 15 de septiembre al 15 de octubre, Estados Unidos se detiene para rendir homenaje a los más de 60 millones de hispanos y latinos que viven en el país. El Mes de la Herencia Hispana no es solo un espacio para celebrar, sino un recordatorio de que la historia de esta nación está entrelazada con las voces, luchas y logros de comunidades provenientes de México, el Caribe y toda América Latina.
La elección de las fechas no es casual. El 15 de septiembre coincide con la independencia de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua; un día después lo hace México y poco más tarde Chile. En octubre se conmemora además el Día de los Pueblos Indígenas. Así, el calendario conecta procesos de emancipación con la diversidad cultural que hoy florece en Estados Unidos.
Este 2025, el lema oficial es “Herencia colectiva: honrar el pasado, inspirar el futuro”, un llamado a reconocer cómo las nuevas generaciones siguen escribiendo capítulos de protagonismo. El deporte, como vitrina global, se ha convertido en uno de los escenarios más visibles de esa herencia en movimiento.
El poder latino en el béisbol actual
El béisbol, considerado el pasatiempo nacional de Estados Unidos, hoy es también un espejo del poder latino. En las listas inaugurales de las Grandes Ligas de 2025, casi el 30% de los jugadores eran de ascendencia latina. Esa cifra no es solo estadística: refleja que, sin los peloteros caribeños y latinoamericanos, la MLB perdería parte esencial de su identidad contemporánea.
Juan Soto es la cara más mediática de este fenómeno. Su contrato récord con los Mets de Nueva York no solo marcó un hito económico, también confirmó que el mercado reconoce al talento latino como un activo imprescindible. A su lado brillan nombres como Fernando Tatis Jr., Julio Rodríguez y Ronald Acuña Jr., todos capaces de mover masas de aficionados jóvenes que encuentran en ellos un espejo de identidad.
El impacto no se limita al terreno. El béisbol ha demostrado ser una herramienta de integración cultural. Para muchas familias inmigrantes, seguir la carrera de un compatriota es una manera de sentirse parte del relato estadounidense. El éxito de estos jugadores convierte cada partido en un puente entre raíces y presente.
Messi y el impacto latino en la MLS
El fútbol, aunque históricamente relegado en Estados Unidos, vive una transformación con fuerte sello latino y con la cada vez más cercana Copa Mundial de la FIFA. Un tercio de los jugadores de la MLS son de origen latino, y el 30% de los seguidores de la liga también. Ese cruce de cancha y tribuna explica por qué Lionel Messi encontró en Miami un escenario perfecto para su desembarco en 2023.
Su llegada cambió la MLS para siempre. No solo por el salto mediático, sino porque convirtió a la liga en un punto de encuentro cultural. Los estadios se llenan de banderas argentinas, mexicanas, hondureñas y dominicanas. La experiencia de ver a Messi en acción en EE.UU. ha demostrado cómo el fútbol puede consolidarse como el deporte latino por excelencia en un país donde el béisbol, la NFL y la NBA dominan.
La presencia de Messi también visibiliza el potencial económico: transmisiones globales, acuerdos comerciales y el arrastre de nuevas generaciones. En un Mes de la Herencia Hispana, su figura se lee no solo como ícono deportivo, sino como símbolo de cómo la diáspora latina redefine geografías deportivas.
Baloncesto y NFL, nuevas generaciones latinas en escena

La NBA y la NFL, aunque menos asociadas históricamente a lo latino, viven una evolución que merece análisis. En el baloncesto, Karl-Anthony Towns (República Dominicana) y Al Horford (también dominicano) se han consolidado como referentes, abriendo camino a una nueva ola de talentos con raíces en el Caribe. Su impacto es doble: competitivo en la liga y simbólico para jóvenes latinos que encuentran referentes en un deporte que alguna vez se percibió lejano.
En la NFL, la campaña “Por la cultura”, lanzada en este Mes de la Herencia Hispana, ilustra la magnitud de la apuesta. Jugadores como Isiah Pacheco, estrella de los Kansas City Chiefs, o Christian González, defensor de los New England Patriots, aparecen como embajadores de un deporte que busca expandirse a comunidades latinas dentro y fuera de EE.UU.
El dato es elocuente. Más de 39 millones de aficionados latinos siguen la NFL en el país, una de las mayores audiencias de la liga. Ese poder de consumo explica por qué los equipos destinan recursos a homenajes culturales, becas y programas comunitarios durante la temporada.
Mujeres latinas que abren camino en el deporte

Hablar de herencia también significa mirar hacia quienes rompen barreras de género. Las mujeres latinas comienzan a ocupar espacios que durante décadas les fueron negados. En el boxeo, Amanda Serrano se ha consolidado como una de las peleadoras más dominantes de su generación, poniendo a Puerto Rico en el centro de las conversaciones globales.
En el fútbol, figuras como la mexicana María Sánchez en la NWSL (National Women’s Soccer League) no solo destacan por su talento, sino porque representan el esfuerzo de visibilizar al fútbol femenino latino en un mercado competitivo y en expansión.
Además, crece la presencia de latinas en áreas como el periodismo deportivo, la propiedad de equipos y el arbitraje, abriendo una discusión necesaria sobre equidad. El Mes de la Herencia Hispana es también una oportunidad para visibilizar estos logros y exigir mayores espacios de representación.
Un legado en construcción, visibilidad, contratos y retos pendientes
El impacto de los latinos en el deporte estadounidense es innegable, pero no está exento de tensiones. El dato de que el 72% de los aficionados latinos al deporte son de la Generación Z o millennials, frente al 50% del promedio estadounidense, revela una juventud vibrante que consume, exige y redefine la industria. Sin embargo, la representación en los altos mandos —propietarios, entrenadores principales, directivos— sigue siendo limitada.
El contrato de Juan Soto o la llegada de Messi a la MLS son hitos, pero también contrastan con la realidad de miles de atletas latinos que enfrentan menos visibilidad, menores oportunidades de patrocinio y la presión constante de tener que “probar” su valor.
El Mes de la Herencia Hispana 2025, con sus campañas oficiales y su despliegue mediático, corre el riesgo de convertirse en un festival de símbolos sin profundidad si no se acompaña de políticas estructurales: más inversión en academias deportivas en comunidades latinas, programas de mentoría y apertura de espacios de liderazgo.
En definitiva, los atletas latinos ya no son promesas, son protagonistas. Han transformado ligas, han redefinido audiencias y han mostrado que la herencia hispana no es solo memoria, sino presente y futuro. Pero el verdadero desafío, más allá de los contratos y las medallas, es que este poder se traduzca en igualdad de oportunidades y en una narrativa deportiva que refleje la diversidad real de Estados Unidos.

