La Copa Mundial de la FIFA 2026 marcará un antes y un después para Canadá. Por primera vez, el país será anfitrión del mayor evento futbolístico del planeta y lo hará en dos ciudades emblemáticas: Toronto y Vancouver. Pero más allá del espectáculo deportivo, esta edición podría convertirse en un referente global de sostenibilidad. Las reformas en el BMO Field y el BC Place no solo apuntan a mejorar la experiencia del aficionado, sino también a reducir la huella ambiental de un torneo que tradicionalmente genera toneladas de residuos.
BMO Field se reinventa para cumplir con los estándares de FIFA
El BMO Field, rebautizado temporalmente como “Toronto Stadium”, recibirá seis partidos del Mundial y está inmerso en una ambiciosa remodelación valorada en 146 millones de dólares canadienses. El proyecto contempla la ampliación del aforo de 30.000 a 45.000 asientos, mediante la instalación de 17.000 gradas temporales. Además, se incorporarán nuevos videomarcadores LED, camerinos renovados, mejoras en el sistema de sonido, Wi-Fi reforzado y una terraza en la azotea con capacidad para mil personas.
Estas transformaciones —lideradas por la ciudad y Maple Leaf Sports & Entertainment (MLSE)— se realizarán en dos fases: la primera concluye en agosto de 2025, y la segunda entre diciembre de ese año y marzo de 2026. Durante este tiempo, los partidos de Toronto FC y los Argonauts seguirán celebrándose, aunque con algunos accesos restringidos.
BC Place renueva su imagen y refuerza su compromiso ambiental

Vancouver, por su parte, se prepara para acoger siete partidos del Mundial, incluyendo un encuentro de octavos de final. El BC Place está siendo remodelado para cumplir con los requisitos de la FIFA, lo que incluye la instalación de césped natural, la modernización de accesos, la expansión de espacios para personas con discapacidad y mejoras generales en estética y funcionalidad.
Pero el impacto va más allá del estadio. La preparación del Mundial ha impulsado una renovación del centro urbano de Vancouver, con proyectos que mejoran la movilidad, fomentan zonas peatonales y multiplican los espacios verdes. Una apuesta clara por convertir el evento en un motor de desarrollo urbano sostenible.
Un Mundial sin residuos: ¿utopía o posibilidad real?
El gran desafío no está solo en las gradas o el césped, sino en los residuos que deja cada partido. Solo en bebidas, se estima que cada encuentro podría generar más de 100.000 artículos de un solo uso, como vasos, tapas o botellas. Para revertir este panorama, la organización Oceana Canadá ha lanzado la campaña #ReuseForTheWin, que insta a las ciudades anfitrionas a eliminar completamente los envases desechables durante el torneo.
BC Place ya ha comenzado a aplicar un programa de vasos reutilizables en algunas secciones, y se está evaluando su extensión al resto del estadio. En Toronto, la presión ciudadana y de las ONG se centra ahora en que el BMO Field adopte medidas similares antes del inicio del torneo.
El costo de no actuar
Canadá recicla solo el 8 % del plástico que consume, mientras que el resto termina en vertederos, incineradoras o, peor aún, en lagos, ríos y océanos. La transición hacia el uso de recipientes reutilizables no solo reduciría el impacto ambiental, sino que también generaría empleos verdes en sectores como la limpieza, la recolección y la logística.
Según datos presentados por Oceana y la Toronto Environmental Alliance, aplicar un modelo de reutilización durante la Copa permitiría evitar 2,3 millones de productos desechables, lo que representa 43,6 toneladas de residuos evitados. Además, el 88 % de los canadienses consultados afirmaron que optarían por alternativas reutilizables si estuvieran disponibles.
El impacto financiero del Mundial compensa las inversiones
Aunque los costos han aumentado considerablemente —solo en Toronto el presupuesto ha pasado de 45 a 380 millones de dólares—, las proyecciones económicas son alentadoras. FIFA estima que el torneo dejará 520 millones en Producto Interno Bruto (PIB) solo para Toronto, generará 340 millones en ingresos laborales y aportará 25 millones en ingresos fiscales. La contribución total al país se calcula en más de 3.800 millones de dólares.
En total, el gobierno federal y el de Ontario han comprometido cerca de 200 millones de dólares para garantizar la realización del evento, mientras que se espera la creación de más de 6.600 empleos entre 2023 y 2026.
Más que un torneo, una declaración de principios
La Copa Mundial de la FIFA 2026 será recordada por mucho más que sus goles. Las decisiones que tomen hoy Toronto, Vancouver, y las instituciones involucradas marcarán el legado que dejará este evento en suelo canadiense.
En un contexto donde la emergencia climática y la contaminación por plásticos son desafíos globales, Canadá tiene la oportunidad de ser ejemplo de responsabilidad ambiental y modelo para futuras ediciones del torneo. No se trata solo de cumplir con estándares FIFA, sino de redefinir qué significa organizar un evento de talla mundial en el siglo XXI.
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