La Copa Mundial de la FIFA 2026 no se jugará solo en las canchas. También podrá sentirse en las calles, en los mercados, en los food trucks, en cada bocado compartido entre desconocidos que celebran un gol o consuelan una derrota. Y es que, si algo está claro, es que el sabor de este Mundial tendrá acento latino.

Con partidos en ciudades tan vibrantes como Los Ángeles, Miami, Toronto, Ciudad de México y Houston, el torneo se convierte en una excusa perfecta para un festín multicultural sin precedentes. Aquí no se trata solo de fútbol: es una invitación a explorar, probar, descubrir y, por qué no, enamorarse de sabores que cuentan historias.

Más que goles: el Mundial también se saborea

Viajar por fútbol ya es emocionante de por sí, pero hacerlo sabiendo que te espera un universo de comida auténtica y diversa… eso ya es otra cosa. Lo dicen los números: más del 88% de los viajeros elige su destino pensando en lo que va a comer. Porque sí, comer bien también es una forma de vivir intensamente un viaje.

Y en la Copa Mundial 2026 hablamos de millones de personas circulando por ciudades que han hecho de la gastronomía latina un emblema. Cada taco, arepa, ceviche va a ser mucho más que un plato: será un momento compartido, un puente entre culturas, una forma de hacer nuevos amigos mientras se discute si el VAR fue justo o no.

Además, no olvidemos que todo esto tiene un impacto muy concreto: en ciudades como Los Ángeles, se espera que el gasto de los visitantes en restaurantes suba hasta 25 millones de dólares en salarios. O sea, no es solo sabor, es economía en movimiento.

Ruta latinoamericana por las ciudades sede

En Los Ángeles, los tacos no son comida. Son identidad. Y durante el Mundial, van a estar en todas partes: en esquinas humeantes, en mercados históricos, en food trucks llenos de ritmo y sazón. Los de estilo Tijuana —con tortillas artesanales, carne jugosa y salsas picantes— son un espectáculo en sí mismos.

Pero la historia no acaba ahí. En esta ciudad, también hay pupusas salvadoreñas rellenas de queso que se derrite como el hielo en una cerveza fría, ceviches servidos desde camionetas marisqueras y parrilladas argentinas que huelen a domingo familiar. ¿Un lugar para perderse (y encontrarse)? El Grand Central Market. Un cruce de caminos donde lo latino no es solo un sabor, es una forma de ser.

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Miami: Caribe, Sudamérica y recuerdos en cada plato

Decir que Miami tiene influencia cubana es quedarse cortos. Aquí, la comida es una carta de amor a la nostalgia, a la abuela que cocinaba Ropa Vieja los domingos, al pan cubano que cruje en el sándwich de medianoche. Cada pastelito de guayaba, cada café fuerte como un puño en la mañana, cuenta una historia de exilio, adaptación y resistencia.

Y eso es solo el principio. La bandeja paisa colombiana, los ceviches peruanos, las arepas venezolanas rellenas hasta el borde… todo está a solo una cuadra de distancia. En el parque World Food Trucks, por ejemplo, es casi imposible decidir qué probar primero. Es como entrar a un festival de sabores sin fin. Y cuando te das cuenta, ya es hora del siguiente partido.

Toronto: la fusión como arte cotidiano

Toronto es otra cosa. Aquí, la comida latina no solo se mantiene viva, también evoluciona. Un día pruebas una empanada argentina, al siguiente descubres que la Empanada de Carne Jamaicana es la favorita del barrio. O que el Butter Chicken Roti, una invención torontiana con influencias del sur de Asia, ya tiene sabor de clásico.

Empanada de carne jamaicana. Foto: Depositphotos

En Kensington Market todo vibra: hay ceviches peruanos que podrían competir con los de Lima, supermercados donde encuentras desde harina PAN hasta dulce de leche argentino, y restaurantes como Baro o El Catrin que reinventan lo tradicional con un giro inesperado. En serio, si te gusta la comida con historia y sorpresa, Toronto es tu lugar.

Ciudad de México: donde la calle tiene alma (y sabor)

Pocas ciudades viven la comida como Ciudad de México. Aquí, comer en la calle no es solo una opción barata: es casi una obligación cultural. Tacos al pastor con piña recién cortada, quesadillas de flor de calabaza, tamales que se remontan a tiempos prehispánicos… cada plato es una joya.

Tacos de carnita en Ciudad de México. Foto: Depositphotos

Y si te animas a lo más aventurero, puedes probar chicatanas (hormigas aladas), escamoles (el caviar mexicano) o el legendario huitlacoche. No es para todos, claro, pero quienes se atreven descubren sabores que no se olvidan.

Además, están los mercados. La Merced, San Juan, Medellín… cada uno es un universo. Te sumerges en aromas, colores, gritos de vendedores, platos humeantes. Comer aquí es como meterse en una novela intensa y deliciosa.

Houston: mucho más que Tex-Mex

Sí, en Houston las fajitas y los tacos al carbón son parte del paisaje. Pero quedarse ahí sería un error. Esta ciudad, considerada la más diversa de EE.UU., ofrece una variedad de cocinas latinas que sorprende incluso a los más viajeros.

Puedes empezar el día con un tamal de camarón, almorzar un arroz chaufa peruano, merendar una empanada caribeña y cerrar la noche con un pastel de tres leches con coco. Y si vas en julio, no te pierdas el Latin Restaurant Weeks, un festival donde la gastronomía se celebra con orgullo y sazón.

Además, los food trucks aquí son religión. Desde Gaspachos Fruits hasta Tila’s Tacos, la ciudad es un mapa infinito de antojos sobre ruedas.

El fútbol une. La comida también.

Los Fan Festivals serán verdaderos carnavales del sabor. En plazas como el Zócalo de Ciudad de México o Fort York en Toronto, habrá música, pantallas gigantes y, claro, montones de puestos de comida. No solo se trata de ver los partidos de la Copa Mundial 2026, sino de vivir la cultura local con todos los sentidos.

Además, muchos paquetes de hospitalidad incluirán comida regional, lo que significa que podrías estar en un palco VIP probando mole poblano o chicharrón con yuca mientras juegan Argentina y Alemania. ¿Suena bien, no?

Una inyección de vida para los pequeños negocios

El Mundial no es solo una vitrina. Es una fuente concreta de ingresos. Ese puesto de tacos a media cuadra del estadio, ese carrito de arepas en la esquina del Fan Fest… todos tendrán su momento de brillar. Y eso se traduce en salarios, empleos, sueños cumplidos.

El “efecto dominó” económico es real. Desde camareros hasta proveedores de maíz o café, miles de personas se beneficiarán directamente del entusiasmo mundialista. Comer local no es solo un gusto: es un acto de apoyo.

Consejos para saborear la Copa Mundial 2026 al máximo

  • Déjate llevar por el olfato: Si huele bien y hay fila, probablemente valga la pena.
  • Pregunta, conversa, escucha: Cada plato tiene una historia. Y a veces, quien te sirve la comida te la puede contar.
  • Atrévete: ¿Huitlacoche? ¿Empanadas de jackfruit? ¿Chicha morada? Este es el momento para probarlo todo.
  • Camina con hambre y zapatos cómodos: Los mejores sabores a veces están a unas cuadras del estadio.

Porque el alma también se alimenta

La Copa Mundial 2026 será recordada por goles inolvidables, atajadas imposibles… y también por sabores que quedarán en la memoria. Cada ciudad anfitriona tiene algo único que ofrecer. Y es que, cuando la pasión por el fútbol se encuentra con la riqueza de la cocina latina, el resultado no puede ser otro que una fiesta total.

Así que prepárate. Porque en 2026, vas a celebrar con los pies… y también con el paladar.

Foto de portada: Depositphotos