La Copa Mundial de la FIFA 2026 será recordada por muchos hitos: la primera edición con 48 selecciones, el debut de tres países anfitriones simultáneos (México, Estados Unidos y Canadá) y, también, por una innovadora propuesta visual. Por primera vez en la historia, cada una de las 16 ciudades sede cuenta con un póster oficial individual, una obra de arte pensada para reflejar la esencia cultural, patrimonial y emocional de cada urbe anfitriona.

Más allá de la estética, estos pósters buscan capturar el espíritu local y el vínculo profundo entre la ciudad y el fútbol. Cada diseño fue encomendado a artistas locales, seleccionados a través de concursos o colaboraciones especiales, y constituye un homenaje visual a las tradiciones, símbolos y aspiraciones de las comunidades que recibirán partidos del torneo entre el 11 de junio y el 19 de julio de 2026.

México: tradición, color y pasión futbolera

Ciudad de México

El póster de la capital mexicana es un estallido de identidad chilanga. Diseñado por el artista Cuemanche, la pieza está repleta de elementos icónicos: el Ángel de la Independencia, el Palacio de Bellas Artes, ajolotes, trajineras de Xochimilco y hasta tacos al pastor. Todo esto enmarcado por el Estadio Azteca, símbolo universal del fútbol, que volverá a hacer historia al inaugurar su tercer Mundial. Es una fusión de lo ancestral —como el penacho mexica y el juego de pelota— y lo contemporáneo, representando el alma vibrante de la ciudad.

Guadalajara

También de la mano de Cuemanche, el cartel de Guadalajara rinde tributo a la tradición tapatía con un fondo rosa cargado de elementos locales: mariachis, el Volcán de Tequila, la Basílica de Zapopan y los Tastoanes. El caballo en movimiento simboliza la charrería, mientras que la torta ahogada aparece como ícono culinario. Esta obra destaca por su dinamismo y el equilibrio entre folclore y modernidad.

Artículo relacionado: El balón wixárika, un símbolo de cultura y fútbol rumbo al Mundial 2026

Monterrey

El tercero de la trilogía mexicana muestra a Monterrey con el Cerro de la Silla como protagonista. El azul domina la composición, donde también figuran el Parque Fundidora, trenes, halcones y carne asada. El Estadio BBVA, visible desde distintos ángulos de la ciudad, ocupa un lugar central, representando la fuerza industrial y deportiva del norte del país.

Canadá: minimalismo y conexión con la naturaleza

Toronto

El artista Dave Murray optó por un estilo cubista para representar a Toronto: un jugador estilizado con hoja de arce roja, sobre un fondo que emula tanto las líneas de una cancha como las calles de la ciudad. El resultado es una obra elegante que transmite diversidad urbana y la energía multicultural del país anfitrión.

Vancouver

Diseñado por Jamin Zuroski, el cartel de Vancouver se inspira en el arte indígena y en la naturaleza. El protagonista es una orca nadando en la bahía frente al Puente Port Mann, con las montañas del North Shore al fondo. Aunque algunos críticos señalan su diseño sobrio, la obra celebra la conexión profunda entre la región, la tierra y el mar.

Estados Unidos: eclecticismo visual al estilo americano

Los Ángeles

Más de 900 artistas participaron en el concurso, pero fue Thieb Delaporte-Richard quien capturó la esencia angelina con un collage de palmeras, atardeceres, el skyline de la ciudad y un futbolista disparando un tiro libre desde las colinas de Hollywood. Una obra vibrante que conjuga fútbol y cine.

Miami

Rubem Robierb presentó uno de los diseños más excéntricos: un flamenco rosado con botines sobre una pelota dividida en paneles que evocan South Beach, Wynwood y la Pequeña Habana. Neón, multiculturalismo y humor en una pieza única.

Nueva York / Nueva Jersey

Rich Tu diseñó una composición impactante con la Estatua de la Libertad en llamas y unos dados que aluden a Atlantic City. La obra juega con colores intensos y formas geométricas, reflejando la energía incesante de la Gran Manzana y su región vecina.

Boston

El artista John Rego creó quizás el cartel más original: un partido submarino en el puerto de Boston con una langosta gigante como arquera. El estilo cómic caricaturesco convierte a esta obra en un ícono surrealista, que ha sido ampliamente elogiado por su creatividad.

Filadelfia

Nick McClintock diseñó un cartel que exalta el espíritu histórico de la ciudad. Aparecen lugares como el Independence Hall y los “Rocky Steps”, en una escena de paseo urbano en la que balones iluminan el recorrido.

Atlanta

El ecuatoriano José Hadathy usó el durazno —símbolo del estado— como eje central. Un balón emerge del fruto dorado, mientras alrededor se distinguen edificios famosos, túneles y referencias a Martin Luther King Jr.

Houston

Stephanie Leal incorporó la figura de un astronauta vaquero controlando un balón frente al horizonte texano. La obra celebra el legado espacial, el rodeo y la diversidad cultural de Houston, con Orión, el astronauta, como emblema.

Dallas

Matt Cliff apostó por el “Kicking Cowboy”, un vaquero disparando en pleno vuelo. Rojo, blanco y azul predominan, en un cartel que mezcla el imaginario texano con la energía del fútbol.

San Francisco

LeRoy David unió los puentes Golden Gate y Bay Bridge en una escena envolvente y neblinosa. La fusión de estos íconos californianos con un fondo colorido transmite modernidad y épica.

Seattle

Shogo Ota plasmó una ballena lanzando un pase largo desde Elliott Bay. La Montaña Sagrada, el Space Needle y el espíritu del noroeste del Pacífico se funden en una obra poética y colorida.

Kansas City

Jadie Arnett eligió representar bufandas tejidas que simbolizan la unión comunitaria. Aunque visualmente menos impactante, el cartel es emocionalmente potente, evocando la pasión futbolera local.

Una colección que trasciende el arte

Los pósters del Mundial 2026 no son simples afiches decorativos; son retratos culturales que conectan fútbol, identidad y pertenencia. Son ventanas abiertas al mundo que muestran cómo cada ciudad vive el deporte, la creatividad y la hospitalidad.

La FIFA ha logrado que el arte hable el lenguaje del fútbol, y que cada cartel sea una invitación a soñar, jugar y celebrar. Porque en 2026, el balón rodará no solo en la cancha, sino también sobre cada trazo de esta galería de ciudades anfitrionas.