Las nuevas regulaciones de la Administración Trump han colocado más trabas a los viajes a Cuba para los estadounidenses. Después de un prometedor contexto de distensión, en el último período de Barack Obama, ahora Washington parece empecinado en congelar todavía más las relaciones.

A pesar de los obstáculos que han incidido en un notable retroceso en el número de visitantes, dos de las agencias de viajes que llevan años trayendo a estadounidenses a Cuba aseguraron a PanamericanWorld que no es complicado llegar a este archipiélago caribeño, porque las 11 categorías de viajes existentes ofrecen espacio legal para que los norteños puedan seguir haciendo sus viajes a Cuba.

VIAJES A CUBA, UN COMPLEJO ENTRAMADO LEGAL

Los viajes de turismo a Cuba no están autorizados por Estados Unidos; pero la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro aprobó inicialmente licencias generales para 12 categorías de viaje.

Estas licencias comprendían: visitas familiares; trabajo oficial para el gobierno de los EE.UU., gobiernos extranjeros y algunas organizaciones no gubernamentales; actividad periodística; investigación y reuniones profesionales; actividades religiosas; actuaciones públicas, clínicas, realización de talleres, participación en eventos deportivos u otro tipo de competencias o exhibiciones; apoyo al pueblo cubano; proyectos humanitarios; actividades de fundaciones privadas, de investigación o instituciones educacionales; exportaciones, importaciones o transmisión de información o materiales de información y algunas transacciones para exportaciones autorizadas.

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americanos en Cuba
Los turistas americanos siguen visitando Cuba pese a las complicaciones legales.

Para realizar viajes a Cuba, los estadounidenses deberían seleccionar una de estas categorías en el momento de comprar sus boletos en una aerolínea o subir a un crucero.

En los últimos tres años, muchos optaron por realizar viajes individuales o grupales organizados para promover el contacto «persona a persona» con fines educativos y culturales. En su más reciente escalada de tensiones con La Habana, la Administración Trump decidió prohibir tanto los viajes individuales como los grupales, porque los consideró una forma encubierta de turismo.

Además, el Memorando Presidencial de Seguridad Nacional del Presidente Trump incluyó una lista—que ha continuado creciendo— de hoteles, empresas y otras instituciones cubanas con las cuales los ciudadanos estadounidenses no pueden realizar transacciones financieras.

A día de hoy, la inmensa mayoría de los hoteles están dentro de las entidades restringidas, por lo que a los estadounidenses solo les quedaría la opción de alojarse en casas privadas, muchas de las cuales están inscritas en plataformas como Airbnb.

Otro posible escollo es que, según la normativa estadounidense, sus ciudadanos están obligados a conservar registros de sus viajes a Cuba,  durante al menos cinco años.

El hecho de guardar un “diario” de todas las actividades realizadas y los comprobantes de los gastos incurridos en la estancia no es nada agradable.

La supervisión de los viajes grupales e individuales no ha sido una práctica habitual; pero, en el contexto del congelamiento de las relaciones y con la política de mano dura hacia La Habana de Trump, no pocos temen que puedan ejecutarse estas “auditorías”.

Si se detectara alguna “transacción prohibida”, la persona podría enfrentar altas multas económicas.

CUBA: ADIÓS A LOS CRUCEROS

La Administración Obama permitió, en mayo de 2016, que cruceros de empresas estadounidenses pudieran tocar puertos cubanos. Hasta ese momento, cualquier buque que atracara en Cuba tenía prohibido entrar a Estados Unidos por los siguientes seis meses.

Esto fue visto como una gran oportunidad para las tres grandes compañías que controlan la industria turística de cruceros en el Caribe: Carnival, Norwegian y Royal Caribbean. Todas incluyeron en sus itinerarios al destino Cuba que se convirtió de inmediato en uno de los más populares.

La explosión en el arribo de viajeros en cruceros fue importante para Cuba. Entre 2016 y 2018 el total de pasajeros por vía marítima creció 4,7 veces. En 2018 llegaron en los cruceros 341 000 estadounidenses, todos amparados en la licencia de contacto “pueblo a pueblo”.

«Las personas no saben con certeza que pueden visitar legalmente Cuba, por los cambios en la política de la Administración Trump».

Peggy M. Goldman. friendly planet

La tendencia al alza también fue muy evidente en los primeros cinco meses de 2019. En este período, el mercado de Estados Unidos creció un 18% y el total de visitantes, la mayoría de ellos cruceristas, alcanzó la cifra de 335 350.

En junio, sin previo aviso, el Departamento del Tesoro prohibió los viajes a Cuba de estadounidenses en cruceros, así como impidió la entrada al país caribeño de yates privados y la realización de vuelos privados y corporativos.

El “argumento” de estas nuevas medidas fue cortar el flujo de dinero a La Habana para así, supuestamente, forzarla a terminar su apoyo al gobierno venezolano, encabezado por el presidente Nicolás Maduro.

La drástica decisión de Washington provocó la cancelación de 800 000 reservas, de acuerdo con la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros. Estas medidas también incidirán en la reducción de viajes a Cuba. En 2018, arribaron 1 159 424 visitantes estadounidenses; pero esa cifra caerá cerca del 20% este año.

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americanos en Cuba
La caida en la llegada de cruceros a La Habana ha golpeado dramáticamente la economía de la capital cubana.

¿A QUIÉN DAÑAN LAS NUEVAS MEDIDAS DE TRUMP?

Una y otra vez los funcionarios de la Administración Trump, desde el Asesor de Seguridad Nacional John Bolton hasta el Secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, han asegurado que las medidas pretenden mantener los dólares estadounidenses fuera del alcance de los servicios militares, de inteligencia y de seguridad cubanos.

La Habana considera que las decisiones de Washington “pretenden asfixiar la economía y dañar el nivel de vida de los cubanos para arrancarnos concesiones políticas. Fracasarán otra vez”, reconoció en su cuenta en Twitter el Ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla.

La reducción de los visitantes estadounidenses ha afectado a no pocos negocios privados, ubicados en La Habana Vieja. PanamericanWorld conversó con varios de ellos y todos coinciden en señalar que la cancelación de los cruceros ha sido una pésima noticia para la economía de sus familias.

Alberto conduce un Ford Fairlane, del 1957. Nos cuenta que ha transportado, en los últimos dos años, a decenas de visitantes estadounidenses que arribaban en los cruceros. Un paseo de una hora por lugares importantes de la capital representaba para su bolsillo entre 40 y 60 pesos cubanos convertibles.

Además, “los americanos daban muchas propinas”, asegura con añoranza Alberto. Si antes no daba abasto ante tanta demanda de los visitantes, ahora su auto convertible pasa muchas horas detenido, a la espera de algún turista.

Marcia vende suvenires, en el portal de una pequeña casa, situada cerca de la Plaza Vieja, uno de los sitios más visitados del llamado “Casco histórico de La Habana”. Los cruceros atracaban cerca de allí, por lo que ella tenía una clientela garantizada.

Pequeñas esculturas, cuadros con lugares famosos de la capital cubana, llaveros, sombreros eran algunos de los artículos más solicitados por los cruceristas. Hoy, Marcia apenas vende cuatro o cinco ítems y asegura que extraña muchísimo a los “yumas” que sostenían su negocio.

Los restaurantes privados abundan en La Habana Vieja. La calidad de sus ofertas gastronómicas los ha convertido en sitios imperdibles para todos los visitantes. 

No están dentro de las “entidades restringidas” por la Administración Trump, así que, con el arribo de cada crucero, sus mesas solían estar siempre ocupadas. Un recorrido por estos lugares a día de hoy muestra un preocupante escenario de desolación.

AGENCIAS DE VIAJES A CUBA, TODO CAMBIA PERO TODO QUEDA IGUAL

PanamericanWorld conversó, vía electrónica, con los presidentes de dos de las agencias de viajes que conocen muy bien el mercado cubano, porque llevan varios años vendiendo este destino entre los estadounidenses.

Una de ellas es Cuba Explorer. Este turoperador tiene oficinas en Miami y La Habana y a través de sus excursiones busca ofrecer a sus clientes una perspectiva amplia sobre la vida en Cuba. Su presidente, Marcel Hatch, considera que, a pesar de las sanciones, el interés por los viajes a Cuba sigue siendo “extremadamente alto”.

“Es un destino virgen para la mayoría de los viajeros estadounidenses. Desafortunadamente, el miedo de visitar a Cuba ha aumentado dramáticamente por las duras palabras y las acciones de la Administración Trump. 

«El miedo de visitar a Cuba ha aumentado dramáticamente por las duras palabras y las acciones de la Administración Trump». 

Marcel Hatch. Cuba explorer

La mayoría de los estadounidenses cree, equivocadamente, que los viajes a Cuba ya no son posibles. Los cruceros fueron vetados, así como se eliminó una categoría de viaje menor, conocida como las visitas “pueblo a pueblo”. Estas maniobras de Washington han dado como resultado una caída en las visitas.

Lo que la mayoría de los medios no toma en cuenta es que están vigentes 12 categorías de viajes muy flexibles, que hacen que visitar a Cuba, legalmente, sea tan fácil como siempre”, aseguró Hatch.

El presidente de Cuba Explorer nos explicó que estas categorías de viajes han existido por décadas y no han cambiado. Dentro de estos marcos legales, cualquier aspecto de la cultura, historia y sociedad cubana puede ser abiertamente disfrutada. 

“Cualquier visitante estadounidense reporta beneficios directos a los cubanos. Un problema que no sufre Cuba, como sí sucede con destinos importantes como Venecia, Galápagos, Machu Picchu y Barcelona es tener demasiado turismo. Cuba es tan fresca, es como visitar y descubrir un nuevo mundo”, concluyó Hatch.

Otra agencia con mucha experiencia en el mercado cubano es Friendly Planet, ya que desde 2011 ha llevado a estadounidenses al país caribeño. De acuerdo con su Presidenta, Peggy M. Goldman, en la actualidad no ha decaído el interés de los estadounidenses hacia Cuba, aunque sí existe confusión.

“Las personas no saben con certeza que pueden visitar legalmente Cuba, por los cambios en la política de la Administración Trump. Nosotros continuamos recibiendo reservas y en la medida en que los medios de comunicación expliquen que los viajes a Cuba siguen disponibles y en la medida en que las personas sepan los hechos reales, seguirán reservando.”

Friendly Planet acerca a los viajeros estadounidenses a la vida diario de un cubano. Entre las opciones que ofrece la agencia está la visita a diferentes emprendimientos, como estudios de arte, proyectos comunitarios, coros y grupos danzarios, escuelas de música, fábricas de tabaco y granjas de cultivos orgánicos.

“Nuestro problema para cumplir con los requerimientos de la categoría “Apoyo al pueblo cubano” no está en encontrar actividades que se apeguen a las reglas, sino en encontrar el tiempo para hacer todo lo que está disponible para nosotros”, concluyó Goldman.