En la intercepción de Línea y Paseo, dos importantes avenidas del Vedado en La Habana, se encuentra la sede de Teatro El Público, una de las compañías más osadas, irreverentes y poco convencionales del panorama teatral cubano.

Un gran cartel en la puerta del edificio recuerda las obras teatrales de otros tiempos e invita a los transeúntes a entrar. Aquí más de una vez los amantes del buen teatro han hecho colas interminables para adquirir un boleto o los han pagado muy por encima del valor original.

Carlos Díaz, el alma mater de Teatro El Público

Esta es la casa de Teatro El Público, de Carlos Díaz, un binomio inseparable que, sin importar las carencias económicas, ha hecho el mejor teatro que podría hacerse en Cuba, llevando a la escena atrevidísimas obras como “La Celestina”,  “Antígonon un contingente épico”, “El sueño de una noche de verano” o “Las amargas lágrimas de Petra Von  Kant”.

Teatro El Público La Habana
“Tener talento y deseos de aprender y de trabajar es quizás el único requisito para entrar a Teatro El Público”, explica Carlos Díaz. Foto: Abel Rojas

Para conocer de cerca al director y los actores de Teatro El Público PanamericanWorld llega hasta este sitio que atrae cada fin de semana a un público inteligente.

Pasamos la puerta y llegamos a la misma sala que tantas veces ha estado colmada de amantes del teatro. Quizás lo que más impresiona es la amplia pasarela que conecta el escenario con la platea y que permite que los actores puedan interactuar mucho más de cerca con el público.

Hoy están todos los asientos vacíos, pues es día entre semana y los actores descansan, mientras la sede de la compañía recibe a jóvenes de cuarto año de la Escuela Nacional de Arte (ENA) que se forman con la tutoría de Carlos Díaz y el reconocido actor cubano Fernando Hechavarría.

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En cualquiera de esos asientos se pude encontrar a Carlos Díaz, Premio Nacional de Teatro 2015, también poseedor de un amplio número reconocimientos, pero a quien la fama no ha cambiado.

Comenzó haciendo teatro en Bejucal hace casi 60 años y hoy suma más de 40 obras teatrales dirigidas con amplia aceptación del público. Carlos le pone a cada puesta en escena igual empeño, y quizás eso tiene que ver con su personalidad incansable y su eterna lozanía.

Cuando uno habla con él es como si estuviera frente a ese mismo joven atrevido que disfruta en cada una de las pequeñas cosas: ir al teatro cada día, ayudar a un joven actor que está comenzando, reescribir una obra clásica y ver las reacciones del público cuando se exhibe.

Teatro El Público La Habana
En el escenario del teatro Trianón  los estudiantes de la ENA preparan junto a Teatro el Público su tesis de graduación. Foto: Abel Rojas

Conociendo a Carlos Díaz, director de Teatro El Público  

“Todo empezó desde que era un niño”, dice, mientras me invita a pasar a su lugar de trabajo, una pequeña oficina donde usted puede encontrar desde  variados libros hasta maquillajes y telas para las obras del día a día.

“De niño quería ser actor y estuve vinculado con todos los grupos de teatro aficionado de mi localidad, pero un día me di cuenta de que era muy importante organizar el hecho teatral, porque hay muchos actores, pero pocos directores”, empieza contando Carlos Díaz, graduado de Teatrología en el Instituto Superior de Arte.

El primer acontecimiento teatral que hizo grande a Carlos Díaz como director tuvo lugar en 1990, cuando estrenó una trilogía de teatro norteamericano en la Sala Covarrubias del Teatro Nacional, con amplio respaldo de la crítica y el público.

“El director Pedro Rentería me dijo: tú quieres ser un director, le dije: “Sí, yo quiero hacer “Un tranvía llamado deseo”. Y él me respondió: “Si tú quieres ser director tienes que hacer tres obras para un año. Aquello fue un reto grande porque no tenía idea de qué más hacer. Entonces me fui a mi casa de Bejucal y decidí hacer además: “Te y simpatía, y “Zoológico de cristal”. Esta fue mi entrada en el teatro”.

Luego de este antecedente nació en 1992 teatro El Público, y lo llamó así porque los espectadores son el centro de las proyecciones, y en homenaje a una pieza del dramaturgo español Federico García Lorca. Corría entonces en Cuba el llamado Período Especial y mientras muchas agrupaciones se desmembraban, Díaz apostaba por hacer realidad su sueño de dirigir teatro en Cuba.

“Tener talento y deseos de aprender y de trabajar es quizás el único requisito para entrar”, aclara Carlos Díaz. Foto: Abel Rojas

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Todo el mundo cabe en Teatro El Público

Por esta compañía han pasado actores reconocidos de la escena cubana como Fernando Hechavarría, Osvaldo Doimeadios, Alexis Díaz de Villegas, Broselianda Hernández, y hoy en ella confluyen desde actores de experiencia hasta jóvenes que recién se inician en el mundo de la actuación.

“Tener talento y deseos de aprender y de trabajar es quizás el único requisito para entrar”, aclara Carlos, y así lo confirman todos los actores con quienes conversamos. “¿Hay alguna provincia del país que no este representada en teatro El Público?”, le pregunto a Carlos, y no tarda en asegurarme entre risas: No, todas han pasado por aquí.

En el escenario del teatro Trianón ahora están los estudiantes de la ENA, quienes preparan junto a Teatro el Público su tesis de graduación, que consiste en el montaje de la obra “Sueño de una noche de verano”.

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Los estudiantes preparan la obra “Sueño de una noche de verano” para el grupo Teatro El Público en el Trianón. Foto: Abel Rojas

“Yo soy profesor de la ENA y del Instituto Superior de Arte, y todos los años hago las graduaciones de esas escuelas, y trato de dejar en el grupo los mejores alumnos que veo”, nos explica Carlos Díaz.

Una de las jóvenes actrices que forma parte de Teatro El Público es Alicia Hechavarría, hija del reconocido actor Fernando Hechavarría, y quien visita esta compañía desde que los pies no le llegaban al piso.

“Para mí, Teatro El Público es una compañía muy honesta. Siempre somos bastante arrestados en las propuestas, y no hay miedo a decir nada. No digo que en otras compañías no lo hagan así, sino que creo que nosotros lo hemos llevado a otro nivel. También somos muy abiertos. Aquí cabemos todos, no hay género, no hay razas, no hay clases sociales. Todos se unen en una misma pieza y todo el mundo cabe”, asegura Alicia.

Para su padre, el actor Fernando Hechavarría, Teatro El Público es una casa, el río Jordan donde uno va a limpiarse de las impurezas, asegura.

“Cuando decido salir del Escambray tenía en mi mano propuestas interesantes, pero lo que decide mi elección es exactamente la manera de ser de Carlos. Me plantee la posibilidad de superar el reto de cada día reinventarme como actor, plantearme directrices nuevas, dejar los trillos conocidos para interpretar un personaje, y eso me lo proporcionaba esta compañía”.

“Carlos siempre me ha dado la posibilidad de ir en ascenso, buscar metas más ambiciosas, y por eso siempre he trabajado con El Público, y creo que de aquí en adelante no me veo trabajando con otro director”, confiesa Fernando Hechavarría, justo después de terminar la clase de la que ha formado parte PanamericanWorld.

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Alicia Hechavarría es una de las jóvenes actrices que forma parte de Teatro El Público. Foto: Abel Rojas

Desnudos sin tabúes en Teatro El Público

Quizás uno de los temas más polémicos dentro de la compañía sea el desnudo, pues han sido varias las obras donde los actores han salido al escenario sin más accesorio que su propio cuerpo, y es que, para Carlos Díaz, no hay tabú alguno en mostrar el cuerpo como es.

“Para que haya personas vestidas tiene que haber algunas desnudas. Hay obras que lo requieren y otras que no. A mí lo que me preocupa es cuando la gente llama al teatro y pregunta si en la obra hay desnudos, para venir a verla”, explica el director.

Sobre este tema le pedimos su opinión al joven actor Alejandro Lázaro, quien le dice a PanamericanWorld que ya llevo tres obras y nunca ha surgido la propuesta del desnudo.

“Hasta el momento en ninguno de mis personajes ha existido la necesidad, pero si me tocara no tendría ningún problema con eso. Muchas personas piensan que cuando entras a Teatro El Público te vas a desnudar, o piensan que Carlos utiliza los desnudos, pero no es así. Muchas veces yo como actor si veo que mi personaje lleva un desnudo yo mismo lo propongo. Nunca Carlos me va a tener que decir tienes que desnudarte. Eso lo propone el actor cuando lo cree necesario”.

Alejandro Lázaro es uno de los jóvenes actores que interviene en la más reciente de Teatro El Público, “Entre nosotr@s todo va bien”. Nació en Trinidad y antes de ser captado para la ENA nunca antes había visto teatro en su vida.

Alejandro Lázaro es uno de los jóvenes actores que interviene en la más reciente de Teatro El Público, “Entre nosotr@s todo va bien”. Foto: Abel Rojas

“Lo bueno que tiene esta compañía es la vitalidad que le da que todos los años entran nuevos actores, unido a la confianza que tiene Carlos en los actores. Él  nos deja crear y nunca nos pone un freno. Cuando tú entras a la compañía él te pregunta qué quieres decir, qué quieres contar, y él te deja. Siempre te va moldeando con las técnicas teatrales y su experiencia, pero siempre te deja tener tu propio discurso, y expresar lo que quieras”.

Para él, como para muchos de sus compañeros, no ha sido fácil, pues muchos de los actores de la compañía viven en otros territorios del país. Mayabeque, Sancti Spíritus, Holguín, son algunas de las provincias que nos comentan con quienes conversamos.  Me aseguran que cuando surgió la propuesta de formar parte de Teatro El Público no lo pensaron dos veces por la oportunidad de estar en una de las mejores compañías del país, pero el sacrificio ha sido grande.

Las carencias económicas de Cuba no detienen a Teatro El Público

Hacer buen teatro en un contexto de problemas económicos en un país subdesarrollado y bloqueado es un gran desafío. Le preguntamos a Carlos cómo se las arreglaba en medio de las escaseces para no detenerse jamás. La queja no apareció en su discurso.

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Un momento clase de la que ha formado parte PanamericanWorld. Foto: Abel Rojas

Yo salgo a buscar lo que haga falta. Todo lo que necesito lo tengo aquí”, me dice, y señala un montón de maletas sobre el piso junto con un enorme reguero sobre la mesa de su oficina. “Tengo muchos amigos, y si algo debo agradecer es la cantidad de personas que me ayudan en todo el mundo para que yo haga teatro. Esto que tengo aquí es maquillaje que reciclé de mi último viaje al exterior, porque en Cuba no tenemos maquillaje”.

¿Le queda algo por hacer a Carlos Díaz? Le pregunto casi al final y su respuesta viene con el mismo humor que siempre es peculiar en cada una de sus respuestas: “Pero claro, tú me quieres matar, no me voy a morir todavía”.

Texto: M.C. Ramón Fotos: Abel Rojas


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