Con diversidad de perfiles curatoriales, por iniciativa de los propios artistas o como instituciones prestigiadas en los circuitos de promoción del arte cubano, las galerías de arte en La Habana viven un momento de expansión. Son una estrategia de negocios y, también, formas específicas de concebir y repensar el arte cubano. PanamericanWorld muestra cinco galerías que ilustran los distintos caminos de la comercialización de arte en la capital cubana.

GALERÍA HABANA

Surgida en 1962, mantiene hasta hoy el objetivo de promocionar las artes visuales de artistas cubanos contemporáneos, con la diferencia de que en el siglo XX exponían obras de Mariano Rodríguez y Wifredo Lam –entonces contemporáneos-, y ahora lo hacen de Roberto Fabelo y Carlos Quintana. También apuestan por la heterogeneidad de las artes visuales, desde la pintura y la escultura hasta la imagen audiovisual, aunque sean estas más difíciles de poner en el mercado de arte.

Para Chrislie Pérez, especialista principal de la galería, se trata de un trabajo global, porque además del espacio y funciones propias de la galería, tienen el proyecto Subasta Habana, única subasta que existe en Cuba.

“Ahí se comercializa la obra de los artistas de la vanguardia, que ya no son artistas contemporáneos. En ese sentido la galería es muy orgánica, porque si desde la exhibición podemos trabajar con los contemporáneos, también desde Subasta Habana lo hacemos con artistas de generaciones previas. La subasta se realizó hasta el 2012, en el 2014 se hizo una edición especial, y desde entonces no se hace físicamente. Lo que tenemos es la variante de la subasta online, que funciona todo el año.”

¿Cómo seleccionan a nuevos artistas para integrar Galería Habana?

«Es una galería ya reconocida, y por eso somos cuidadosos a la hora de incorporar nuevos artistas. El trabajo es arduo y preferimos profundizar y mantener el trabajo de los que ya tenemos. Lo que sí hacemos es invitar a nuevos artistas a exposiciones colectivas, ver cómo se insertan, sus resultados comerciales, y que su obra no solo tenga valor comercial, sino que posea un apoyo conceptual, que aporte a cuestiones estéticas y del arte.»

«Siempre realizamos exposiciones personales con artistas que sí pertenecen a la nómina de la Galería, pero las exposiciones colectivas las hacemos al menos 2 veces al año y son una buena oportunidad precisamente para diversificar la programación y como oportunidad para nuevos artistas», aseveró Pérez.

ESTUDIO TALLER GORRÍA

En el barrio de San Isidro, en el corazón de La Habana Vieja, es posible visitar uno de los proyectos culturales más interesantes de la capital cubana: la Galería Taller Gorría (GTG). La idea de este proyecto cultural fue del muy reconocido artista Jorge Perugorría, el mejor actor de las últimas décadas en Cuba; aunque es su hijo, Adán, el que tiene a su cargo la gestión de este emprendimiento.

«Esta es la primera Galería que surge en esta zona de La Habana Vieja como espacio expositivo de arte contemporáneo, con una gestión privada. GTG es un proyecto cultural, comunitario, que busca tener un impacto social en el barrio de San Isidro, que es la punta del Casco histórico de la capital cubana y una de las partes menos atendidas por la Oficina del Historiador, a partir de que en esta zona no hay estructuras arquitectónicas de un valor patrimonial, ya que casi todas son viviendas. La idea es buscar maneras para que artistas lleguen a este barrio, que todavía tiene muchos espacios demolidos o en mal estado constructivo, y construyan aquí sus estudios. Nosotros estamos haciendo arte en la calle.»

«Tenemos proyectos de pintar murales en varias calles. Nos gustaría traer a este barrio el distrito de arte, que ahora está en el Vedado, donde hay varias galerías cerca y las personas interesadas en arte pueden verlas todas. La idea es hacer eso aquí, que puedan caminar y ver el arte en la calle. GTG también produce conciertos; además, hicimos un taller de arquitectura y urbanismo para niños dentro de nuestra instalación y, como cierre, los llevamos, en un ómnibus, a conocer un poco más su ciudad. Queremos hacer otros talleres, cada dos meses», aseveró Adán Perugorría.

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ESTUDIO TALLER FIGUEROA-VIVES

El Estudio Taller Figueroa-Vives no es solo una de las mejores galerías de arte en La Habana, sino también es un espacio de generación de todo tipo de proyectos artísticos sobre el arte cubano contemporáneo. Cristina Figueroa afirma que hace 20 años era algo un tanto indefinido, por lo novedoso que resultaba.

“La idea era tener un espacio donde se exhibían obras y se generaban exposiciones en diferentes instituciones tanto en Cuba como fuera de Cuba. Un poco a lo que fuera surgiendo. Nos hemos ido organizando un poco más, con un trabajo más estructurado de promoción cultural y de exhibición, desde hace unos 3 años más o menos, cuando empezamos a colaborar con la embajada de Noruega en Cuba. Ellos eran muy activos en el ámbito cultural, nos invitaron a colaborar juntos, y a partir de ahí hemos establecido un proceso de trabajo en el cual inauguramos exposiciones, cada dos o tres meses. “

¿Qué tipo de exposiciones?

“Son exposiciones que tienen mucho que ver con fenómenos sociales y cómo el arte puede reflejarlos, o viceversa. Muchas veces vinculando artistas, pero también a promotores culturales o gestores sociales, y ese es el perfil que hemos estado trabajando. Eso sí, siempre nos enfocamos en el arte cubano contemporáneo, con artistas jóvenes y otros ya consagrados. A la par, hacemos una constante investigación para exhibiciones, dentro y fuera del estudio, y la producción de libros o catálogos. En ese sentido destaca mucho mi madre, Cristina Vives, en el tema de la producción de libros de arte, que pueden ser de arte cubano, o monográficos de artistas. De todas formas, el estudio se mantiene como un punto de encuentro en el cual recibimos vistas de escuelas, de academias, grupos de artistas, etc.”

GALERÍA INTI ÁLVAREZ

Esta galería tiene como objetivo promover y visibilizar el trabajo del pintor franco-cubano Inti Álvarez Hauville, quien ha recorrido varias partes del mundo con su arte.

“Todas las obras en la galería son de mi autoría, además en un lugar icónico de La Habana Vieja, porque la Loma del Ángel quedó inmortalizada en una de las primeras novelas cubanas Cecilia Valdés o la Loma del Ángel. Es decir, que no solo es un sitio agradable, en el casco histórico de la ciudad, sino que tiene esa especie de tradición y aura cultural”.

¿Por qué decidió abrirla?

“Para visualizar y dar a conocer más mi obra en Cuba. Está en un sitio con mucha afluencia de visitantes y es un espacio que me permite promover mi obra en Cuba permanentemente. Yo trabajé, por ejemplo, en el Gato Tuerto, monté una exposición mía allí y recibí muchas visitas, vendí algunas obras también, y fui conociendo personas interesadas en seguir mi obra, en ver nuevas piezas. La exposición duró como 8 meses, no dejaba de ser un espacio temporal, y cuando terminé decidí abrir este espacio para exponer mi obra de manera permanente. Ha sido muy importante en ese sentido.”

¿Cuáles obras tiene expuestas?

“En estos momentos tengo una muestra de diferentes exposiciones que he hecho. Son obras sobre todo en lo figurativo, con representaciones cubanas de caballos, bohíos… faltan algunas cosas porque ahora me voy a hacer una exposición en Estados Unidos, pero se pueden ver aquí tres obras de una exposición que hice en la galería La Valse, en París. Esa exposición se llamó Femme Bleue. También tengo obras de una exposición que hice en Francia con el tema de instrumentos musicales, y obras que me ha inspirado una canción de Silvio, El unicornio azul. Tengo varias representaciones de mulatas, esa mujer mestiza que es una referencia cubana muy conocida, y en general siempre trato de vincular mi arte con un objeto o un símbolo de cubanía, desde esa mujer mulata hasta un abanico, frutas tropicales o un gallo de pelea.”

EL OJO DEL CICLÓN

Entre las galerías de arte en La Habana a visitar está «El ojo del ciclón», abierta en 2004 por Leo D’ Lázaro. Este es también un laboratorio de arte y una casa. “Tiene todas las cosas y funcionalidades de una casa, pero desde el punto de vista artístico, y las personas pueden tocar música, jugar con las obras de arte que son interactivas, y las propias obras de arte empiezan a cambiar con esa interacción, de una manera evolutiva. Es muy interesante porque no es un museo pasivo, o contemplativo, sino que pueden experimentar diversas sensaciones, hay diferentes espacios y cambios de luces, varias habitaciones. Me pueden ver a mí trabajando, y tengo un pequeño espacio para mostrar la obra de otros artistas”, aseguró Lázaro.

¿En qué se basa para crear su arte en esa interacción?

“Uso el concepto de arqueología del presente, y el ojo del ciclón es como el lugar donde se hace la excavación de la arqueología del presente. El concepto de excavación del presente consiste en crear una historicidad del presente, y logro esa historicidad a través de la capacidad de asombro en cada espacio, que es distinto al otro. Es como fosilizar el presente, que lo que está pasando ahora es histórico, por eso todos los colores de las obras son en sepia, porque al crear esa historicidad las personas aprecian más al presente, lo visualizan desde una perspectiva distinta. Además, la interactividad con las obras es importante.”

¿Eso no impide comercializar las obras?

“No, y el comprador puede legalizarlas también porque se trata de obras originales. Tengo piezas y también objetos arte. Las personas pueden usarlas de la misma forma que las usarían en sus casas. La computadora puede parecer una estructura reciclada, pero cuando ves que se enciende, que tiene Internet, es una sorpresa. Todo está intervenido de esa forma, desde los asientos hasta el teléfono, que puede parecer un objeto inanimado hasta que te das cuenta que puedes usarlo para llamar. Hay pintura, fotografía, escultura, pero trabajo realmente con todo tipo de materiales, mármol, cemento, metal, depende de lo que me dice la obra. Yo empecé hace 38 años y siempre trabajé con todo tipo de materiales y todo tipo de tamaños.

Su arte también transforma el barrio donde vive, ¿cómo lo logra?

“Esto va a ser algo así como un barrio del arte porque vivimos aquí varios artistas, y todos están muy contentos de ese movimiento de arte que se pone en las paredes de las calles. Hay gente que me comenta que ha visto fotos de eso que está transformando el barrio, en revistas extranjeras, porque llama mucho la atención. Tenemos pinturas, esculturas en fachadas y columnas del barrio. Mi interés es crear, intervenir con mi arte en todo lo que yo pueda. Cuando hago cosas en el barrio, nadie me paga eso, y lo que vendo dentro de la galería es para seguir creando, porque la satisfacción viene de crear.”

Texto: Beatriz Rosales Vicente / PanamericanWorld – La Habana