La rumba cubana, con sus cadencias sensuales y vivaces, es una de las máximas expresiones del mestizaje cultural en Cuba. Surgida de raíces africanas, pero enriquecida con aportes europeos y cubanos, representa la esencia de la nación caribeña.

Orígenes en ritmos y bailes de los esclavos africanos

Los orígenes de la rumba se remontan a los ritmos y bailes que practicaban en Cuba los esclavos de origen africano, especialmente de grupos étnicos bantúes y de la región del Congo, que fueron traídos a la isla durante la trata esclavista.

Estas manifestaciones culturales de raigambre africana, que incluían tanto expresiones musicales como danzarias y religiosas, fueron prohibidas durante la colonia española. No obstante, en la clandestinidad de los barracones, se fueron sincretizando con elementos hispánicos y cubanos, dando origen a la rumba tal como hoy la conocemos.

Ritmo y alegría que trascienden generaciones. Foto: Depositphotos

Las tres variantes principales de la rumba en Cuba

Con el correr de los años, la rumba cubana derivó en tres estilos o variantes principales, cada una con características rítmicas y coreográficas distintivas:

Yambú, el ritmo lento y pausado de Matanzas

El “yambú” es considerado el estilo más antiguo de la rumba, que surgió en barrios de Matanzas como Simpson hacia 1870. Se caracteriza por un ritmo lento, pausado y menos elaborado musicalmente.

La danza del yambú evoca el cortejo amoroso y la conquista, con movimientos más reposados y sutiles entre el hombre y la mujer.

Guaguancó habanero, de ritmo ágil y coqueto

El “guaguancó” tiene un ritmo más rápido, enérgico y coqueto. Se desarrolló en los solares de La Habana y se considera que recibió una fuerte influencia rítmica de la música y los toques de la sociedad abakuá.

En el baile predominan el coqueteo y la sensualidad entre el hombre y la mujer, con el hombre desplegando toda su destreza para seducir a su compañera.

Columbia rural, baile vigoroso del centro de Cuba

La “columbia” es el estilo más rápido y vigoroso de la rumba cubana. Surgió en áreas rurales y cañeras del centro de Cuba, como los alrededores de Matanzas.

En este baile de marcado compás binario, prima el despliegue físico y la resistencia, con el hombre haciendo alarde de su fuerza y resistencia bailando en solitario o desafiando a otros danzantes.

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Percusión, canto y baile: elementos fundamentales

El ritmo de los tambores en la rumba llena el aire con energía contagiosa. Foto: Depositphotos

Sea cual sea el estilo de rumba, la percusión es protagonista indispensable, comandada por las tumbadoras o tumbas cubanas. El canto también es central, con solistas improvisando décimas y estribillos responsoriales con el coro de rumberos.

En cuanto al baile, con giros y meneos sensuales la pareja busca imitar los polirritmos de los tambores. Hay un juego erótico de aproximación y alejamiento entre el hombre y la mujer.

De la marginación a Patrimonio Cultural Inmaterial

Durante las primeras décadas del siglo XX, la rumba fue vista con prejuicio por las autoridades cubanas, que la asociaban a ritos paganos y salvajes. Esto llevó a la persecución de rumberos y al destierro del género a la clandestinidad.

Ya en las décadas de 1950 y 1960 resurgió con gran vitalidad de la mano de agrupaciones como “Papín y sus Rumberos”, “Los Muñequitos de Matanzas” y los míticos “Papines”.

Finalmente, en 2016, la UNESCO le otorgó el título de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, en reconocimiento a su valor como símbolo de identidad y resistencia cultural del pueblo cubano.

Tradición viva en cada rincón de Cuba

En la actualidad, la rumba continúa cultivándose con fervor en todo el país. También se baila y disfruta en peñas emblemáticas y en grandes festivales como la Fiesta del Fuego en Santiago de Cuba o la legendaria Fiesta del Tambor en San Germán.

Conjuntos profesionales como Los Papines, Clave y Guaguancó y Yoruba Andabo se encargan de defender y enaltecer este género. Así, la rumba perdura como símbolo de cubanía y herencia africana.

Difusión más allá de Cuba: ida y vuelta

Ritmo y altura se entrelazan en las coloridas calles de La Habana, donde la rumba cobra vida. Foto: Depositphotos

Aunque nació en Cuba, la rumba trascendió las fronteras de la isla al ritmo de las olas del Caribe. Géneros como el soukous del Congo, el zouk de las Antillas y la rumba flamenca en España beben de sus raíces rítmicas afrocubanas.

Incluso, en España, la “Madre Patria”, es conocida como «música de ida y vuelta», en alusión a ese intercambio cultural trasatlántico entre Cuba, África y Europa.