Los integrantes de la banda Chocquibtown son del Chocó, una región del pacífico colombiano donde reina la biodiversidad, pero donde también hay “minas llenas de oro y platino, autodiscriminación sin razón, racismo inminente, desplazamientos por intereses en la tierra y mucha corrupción”.

Así lo rapean Goyo, Tostao y Slow en De donde vengo yo, una canción que reúne el ingenio musical con la que esta agrupación fusiona el hip hop, el reggae jamaiquino y el rap, con sonidos electrónicos y afros (como el currulao y el bunde). Son uno de los grandes exponentes de la nueva música negra colombiana.

La grabaron en el 2010 y fue tal su alcance internacional que los premios Grammy Latino la reconoció como «Mejor canción de Música Alternativa». Ya en ese entonces, Chocquibtown llevaba seis años sonando en emisoras, festivales y conciertos en más de 20 países, rompiendo barreras culturales y lingüísticas.

Las letras, escritas y producidas por ellos, tienen contenido político y social.  Buscan reivindicar la raza afrocolombiana en toda Latinoamérica y gritar su “orgullo de ser negros y de venir de territorios donde nuestra etnia tiene predominio”, sostiene Tostao.

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Chocquibtown: un juego de palabras

Chocquibtown podría ser difícil de comprender; pero para los verdaderos fanáticos, es un juego de palabras sencillo de pronunciar y escribir.

Cuando nacieron como banda, 17 años atrás, los tres querían un nombre similar al de downtown como representación de hogar, casa, pueblo. Sumaron algo de su tierra Chocó, (departamento colombiano) y su capital Quibdó. Se originó así Chocquibtown.

Chocquibtown
Chocquibtown es uno de los grupos colombianos con mayor proyección exterior. Foto: Canal Caracol

Un nombre, que según la banda, va con su filosofía: “Somos personas de amor, de buena vibra, de buenas letras, que trabajamos sin miedo por nuestra cultura y nuestra región, sin hacerle daño a nadie”, dicen. Lo han logrado fuera de Colombia al mostrar que es un país pluriétnico y multicultural, a un país de blancos, afros e indígenas.

Desde bandas y artistas como Led Zeppelin, Gorillaz y Bob Marley del Chocó, hasta músicos del Chocó como Grupo Niche, Guayacán y Zully Murillo La Banda, han permeado en cada trabajo musical de Chocquibtown, que se resume en ocho álbumes y en una veintena de exitosos sencillos.

Colombia negra: fiesta de géneros

A Chocquibtown no se le puede encasillar en un solo género musical. Así como rapean, también se le miden a la salsa, al dance hall, a la balada, al vallenato y hasta el reggaetón.  

“Los géneros no son limitantes para nosotros. Funk, folklore, balada… hacemos lo que se tenga que hacer siempre que tenga buena energía y sintamos “feeling”, comenta Tostao.

Recorrer el cancionero de Chocquibtown es prueba de ello. Escuchar El Bombo, Somos Pacífico y Calentura, es querer saber más de los ritmos afros y de los pueblos negros de Colombia. Pero cruzarse con Salsa & Choke y Uh la la, es contagiarse con ritmos del caribe colombiano.

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Y los amantes de las baladas y el reggae tienen en Nuqui y Desde el día en que te fuiste,  razones para creer en el amor.

¿Cómo lo logran? Quizá es ese vínculo sanguíneo y esa complicidad familiar que los une  (Goyo es hermana de Slow y esposa de Tostao) el secreto para que cosechen éxitos en cualquier ritmo musical.

Cada uno aporta su talento. Slow es el encargado de los beats, la producción y el manejo de los ritmos electrónicos. Tostao también se involucra en la producción y con Goyo, el alma femenina de la banda, se ingenian letras que hablan del Pacífico, de Colombia, del amor y la unión.

En la actualidad, el sencillo Pa olvidarte les mereció disco de platino en Colombia y situarse en el radar del reggaetón latino gracias al remix que grabaron con Zion y Lennox, Manuel Turizo y Farruko.

Fuera del terreno, la banda hace parte de la campaña «#RacisNO», impulsada por la Alcaldía de Bogotá y apoyada por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), para luchar contra el racismo en Colombia. Colaboran con marcas como Seven Seven, con su propia línea de ropa, con el amarillo, verde y azul como protagonista, en honor a su bandera chocoana.

Para el futuro, Tostao le comparte a PanamericanWorld que espera que: “Chocquibtown llegue a lo más alto sin interferir con los demás, abrirle paso a los nuevos músicos de Colombia y seguir cantando las historias de nuestros pueblos, de nuestra gente”.

Mauro Castillo y su salsa de exportación

Mauro Castillo es un artista en toda la extensión de la palabra. Canta, compone, actúa, produce y toca trombón, pero si le ponen a elegir, cantar salsa siempre será su primera opción.

Mauro Castillo es de Cali, conocida como la Capital Mundial de la Salsa. Este ritmo tropical, que en esa ciudad colombiana se canta y baila diferente a la cubana y a la puertorriqueña, lo atrajo cuando apenas salió de la universidad.

Mauro Castillo
Mauro Castillo es un artista completo que compone, canta y baila.

«Me formé en canto lírico, música de cámara y aprendí a tocar trombón, pero cuando escuchaba al grupo Niche, era una atracción indescriptible. Quería producir y cantar salsa”, recuerda Castillo.

Pronto su voz empezó a conocerse en el Grupo Niche, uno de los más emblemáticos en este género y que lo absorbió apenas lo escucharon cantar.

Inmortalizó el tema Ganas, antes de apuntarse a un proyecto personal como solista. Viene y se va y Te equivocas son dos de las canciones que a Mauro lo han hecho sonar fuera de Colombia.

Ecuador, Perú,Uruguay y Venezuela hasta lejanas tierras como Rusia y Malasia han bailado con Mauro. Y, según sus palabras, “cualquier otro rincón donde haya una colonia colombiana”.

El trombón, el aliado de Mauro Castillo

Tocar trombón es ese plus con el que Castillo protagoniza sus presentaciones en tarima y sus videos musicales. Lo acompaña como un compañero fiel, como el vehículo por el que emerge su propio sentir como hombre, artista y colombiano.

El motivo por el que se dedicó a tocarlo es “porque tiene mucha fuerza y matices. Es un instrumento impredecible, ya que si lo dejas de tocar por un tiempo, retomarlo es muy difícil”.

Por otro lado, la influencia de agrupaciones como Puerto Rican Power, Herencia de Timbiquí y hasta el propio Chocquibtown, le han servido a Castillo para abrirse paso en este género tropical.

Así lo confirma su reciente tema Tumbao Marimba, un tributo a la marimba de chonta, un instrumento de percusión que conecta a los afro del Pacífico y del Caribe con sus raíces colombianas.

El audiovisual del tema es otro espectáculo que honra la sangre negra colombiana. La historia hila los elementos más autóctonos de su cultura: modelos con cabellos trenzados y turbantes, accesorios con chaquiras tejidas, la salsa caleña con acrobacias y el vestuario lleno de color.  

Su color de piel nunca ha sido obstáculo. “Uso la música como un elemento de impacto y de transformación con mensajes de unión y de fiesta”, cuenta el artista, que tiene en agenda visitar Estados Unidos y Australia para seguir contagiando su buena salsa.

Los K Morales y la nueva ola vallenata

En el argot vallenato, a las familias integradas por padres e hijos que tocan, cantan o componen este género musical, se les reconoce como dinastías vallenatas. La Morales está encabezada Miguel Morales, cantante de letras románticas vallenatas de gran fama en Latinoamérica y en la comunidad latina de Estados Unidos y Canadá.

K Morales
La Morales es una familia con larga tradición dentro de la música colombiana. Foto: K Morales

Kaleth Morales es su hijo mayor y fue el precursor de la llamada nueva ola vallenata en Colombia, pero su muerte temprana, en el 2005, dejó un vacío en ese emergente estilo musical, que se caracteriza por fusionar el clásico sonido del acordeón con ritmos más juveniles como el pop y el reggaetón.

Kanner y Keyner son los hermanos de Kaleth y desde ese mismo año se trazaron el plan de continuar con su legado. “Todos fuimos llamados hacer música”, aseguran, enfatizando que su trabajo consiste en refrescar el vallenato con letras alegres y modernas melodías para un público más juvenil.

El estilo más revolucionado de Los K Morales

Desde la costa colombiana han viajado por países vecinos y otros como México y Chile, para mostrar la diversidad sonora del vallenato. “Los K Morales, con un estilo más revolucionado al que Kaleth producía, buscamos que las nuevas generaciones se enamoren, bailen y valoren este género que nos identifica como país”, agrega Keyner.

Así como lo hace Silvestre Dangond, la actual estrella colombiana del vallenato a nivel mundial, Los K Morales cogen el acordeón, la caja y la guacharaca para producir ritmos más urbanos y comerciales, que conquisten espacios fuera de Colombia.

La internacionalización siempre ha sido el objetivo del dúo. En el 2017, representaron a Colombia en Viña del Mar. Participaron en la competencia folclórica y quedaron finalistas. Ese mismo año, se estrenó en televisión nacional una serie inspirada en la vida de la dinastía de la que hacen parte.

Apegados a las nuevas plataformas digitales de música, Kanner y Keyner se han propuesto grabar sencillos conforme lo vayan pidiendo sus seguidores. Con la canción La manzana ponen su energía y talento para que sea un hit en las discotecas del mundo y ponga a bailar a miles, con conga, acordeón y guacharaca.