En la comunidad indígena Emberá Chamí, asentada en diferentes regiones de la cordillera colombiana, el tejido en chaquira (mostacilla) es una tradición milenaria. Estas cuencas de fibra de colores vivos las convierten en artesanías y diseños que simbolizan sus creencias religiosas o culturales.

En los varios subgrupos de Emberá Chamí, hay uno muy especial que vive en Jardín (Antioquia), una localidad del noroeste colombiano. Son 11 mujeres transexuales que habitan en un resguardo, apartadas de su comunidad indígena y que trabajan en la recolección de café. En sus tiempos libres se dedican a lo que aprendieron desde niñas: tejer chaquiras.

A principios del 2018, a esa región separada por más de 500 kilómetros de Bogotá, llegó la diseñadora Laura Laurens, referenciada por una amiga.  Ese arte manual la sorprendió tanto que lo comparó con una terapia de meditación; como una forma que tienen estas mujeres de hilar su propio camino, su propia transformación humana y espiritual.

“Ver esos telares llenos de figuras es como descifrar un lenguaje binario que representa lo que son como indígenas y colombianas. Simplemente es sorprendente”, recuerda la diseñadora, cuyo recorrido en la industria ha permitido que sus diseños hagan presencia en más de 10 países del mundo.

NACE EMBERÁ CHAMÍ POR LAURA LAURENS

La diseñadora Laura Laurens creó «Emberá Chamí». Foto: InexModa

La marca homónima de Laura Laurens hace parte del programa de moda de Artesanías de Colombia, llamada Moda Viva, que tiene como objetivo mostrar las diversas identidades y culturas del país a través de colecciones y accesorios de moda, en la que diseñadores y artesanos desarrollan ideas para presentarlas en los mercados internacionales.

Bajo este contexto, entre Laura y las jóvenes se dio un diálogo creativo y colaborativo, con el fin de demostrar que lo artesanal se puede traducir al lenguaje de la moda, como una vía para asegurar el futuro de esta técnica ancestral.

Por los tiempos dispares entre la ciudad y la cordillera, la tecnología fue clave para esos nueve meses de trabajo. “Yo les mandaba los estampados por whatsapps y cada artesana la interpretaba a su manera haciéndola una pieza única”.

Los tejidos en chaquira se emplearon como apliques (en puños, botones y cuellos), accesorios y dentro del propio patrón de las prendas. Acostumbradas a tejer líneas quebradas y formatos rectangulares, significó un reto para las emberá chamí experimentar con picos y curvaturas.

En su propuesta, a la que llamó Emberá Chamí por Laura Laurens, las chaquiras fluyeron con telas militares camufladas, que Laura reinterpretó y tiñó con materiales ecológicos, como una voz reflexiva sobre el conflicto armado colombiano, un tema que siempre ha estado presente en su génesis de marca.

Con un consumidor que se preocupa más por conocer de dónde viene y qué representa esa prenda que usa, para Laura es importantísimo impactar lo menos posible al ambiente. “La industria de moda es la segunda que más contamina en el mundo, por eso parte de nuestra responsabilidad como diseñadores es buscar técnicas ecológicas o procesos lo menos invasivos posibles”.

Laura Laurens plasma la raíz indígena en sus creaciones. Foto: InexModa

Colombia y la huella artística de sus afrodescendientes

En BCapital, -la feria “nómada” de Inexmoda, -instituto que conecta a todos los actores del sistema moda de Colombia- tuvo su debut esta línea de ropa, en la que siluetas sobredimensionadas y trabajadas a partir del lino, fueron protagonistas.

Actualmente, las prendas no solo están en el showroom de Laurens, en el barrio Chapinero de Bogotá, sino que han pisado suelo asiático y europeo a través de concept stores y tiendas de lujo.

ELLAS SON SU PROPIA VOZ

Laura siempre se pregunta cuál es el papel del vestuario en la construcción de la sociedad. Cree que la respuesta es dignificar estos oficios ancestrales que tanto han legado al mercado de la moda, pero que pocas veces gozan del reconocimiento que se merecen.

Por ese motivo, se apartó de ese concepto de pirámide en el que el diseñador “sea el que se lleve el crédito de todo”. Por eso, desde el inicio del proyecto, les aclaró que el poder lo tenían ellas. “Es una relación bilateral de la que todas nos beneficiamos económicamente. Ninguna nos hacemos un favor”.  

Hace hincapié en que “es necesario que esa aproximación entre el diseñador y los artesanos vaya más allá de lo laboral”. Piensa que el reflejo de las comunidades debe ser honesto y con mucho respeto.

Laura Laurens se inspiró en el trabajo de las mujeres transexuales de la comunidad indígena Emberá Chamí en Jardín (Antioquia)Foto: InexModa

Y en ese ejercicio de empoderarlas, el proyecto ha hecho que la historia de Roxana, líder trans de la comunidad, sea de interés mediático en Latinoamérica y Europa.

Esto derivado de la reciente participación de Laura Laurens en el British Fashion Council 2019, en el marco de la Semana de la Moda de Londres, con Wraparound, (que significa: cualquier cosa que se pueda envolver), en la que las emberá chamí volvieron a impregnar las piezas con su arte manual.

PROYECCIÓN A LOS MAESTROS ANCESTRALES

Otra plataforma creada para proyectar las prácticas tradicionales de los pueblos aborígenes colombianos y al oficio de sus artesanos, es Maestros Ancestrales.

La iniciativa de la revista colombiana Fucsia -con apoyo de otros actores económicos y académicos- encuentra su punto de equilibrio al fusionar la moda contemporánea con el saber ancestral de las comunidades indígenas (muchas de ellas en extrema situación de vulnerabilidad).  

Tras un exhaustivo proceso de selección, la diseñadora Carolina Sepúlveda, quien irrumpió en el mercado en el 2012, fue una de las convocadas para participar en la segunda edición del proyecto. Viajó al alto Putumayo, para entender la realidad y los saberes de los pueblos Inga y Camëntsá, que por décadas han librado una batalla en contra de la minería y los grupos armados.

La diseñadora colombiana Carolina Sepúlveda. Foto InexModa

Las simbologías del maíz a través de los tejidos fue uno de los puntos de partida su reciente colección a la que tituló Dibujos, porque además, incluyó las figuras que los mismos niños de la comunidad dibujaron cuando les preguntó qué significaba el maíz para ellos.

Algo que la cautivó es que todos son desprendidos con sus saberes y aunque hablen idiomas distintos, la comunicación nunca fue una barrera para trabajar de la mano.

Explorar un lenguaje propio a través de lo natural es primordial para Sepúlveda. El trabajo creativo con las comunidades encajó con su premisa y, aunque reconoce que el trabajo creativo fue largo, los resultados valieron la pena.

“Se hicieron varias pruebas con las técnicas del telar al tejido plano hasta tener el acabado esperado”, explica. Así, sus prendas lucen formas geométricas, puras y orgánicas, en la que esas iconografía del maíz y los dibujos de los niños se cruzan sin causar choques visuales. La colección ha tenido gran aceptación no solo en Bogotá, sino a otras ciudades de Latinoamérica.

Ese lenguaje indígena quiere replicarlo en próximas colecciones porque está convencida “que estas comunidades merecen todo el reconocimiento de los diseñadores y con estas iniciativas ha quedado claro que podemos co-crear juntos, en una atmósfera participativa y democrática”.

Una de las colecciones de la diseñadora colombiana Carolina Sepúlveda. Foto: InexMod

CLAMOR POR REGRESAR A LOS ORÍGENES

La posición de creadora Manuela Álvarez sobre la importancia de las comunidades primitivas en Colombia, no solo en la moda, sino en todos los sectores de la sociedad, es contundente: “A medida que pasa el tiempo nos hemos desligado de nuestra cultura ancestral y hemos perdido nuestra identidad real de colombianos, mirando siempre hacia afuera”.

Eso la ha hecho replantearse su propia identidad como colombiana. “Tenemos la responsabilidad de mantener la cultura ancestral firme, actual y vigente; no diluirla por pensar en otras culturas”.

Su marca de diseño de ropa MAZ hace parte también de Maestros Ancestrales y, al igual que Carolina Sepúlveda, entabló su trabajo creativo con las comunidades Inga y Camëntsá.

La diseñadora Manuela Álvarez, creadora de la firma MAZ. Foto: InexModa

Además del tejido vertical, ambas etnias destacan -al igual que los Emberá– por sus tejidos en chaquiras. Ella usó estas valiosas técnicas para incluirlas en sus prendas, que llevan un estilo de “sastrería contemporánea”, como describe la misma Manuela.

También quiso transmitir esa exaltación a la mujer colombiana, que en definitiva es una mujer indígena. Lo hizo con los chumbes, “que son unas fajas que usan las mujeres Inga y Camëntsá para proteger el vientre”, como una expresión de poesía viva.

“Primitiva” es la colección que ya tiene salida internacional. “Esta ropa de alta calidad tiene gran componente emocional y social para quien la compra. Con MAZ le contamos a los clientes, a través de redes sociales, etiquetas y nuestra página web que cada prenda tiene un valor ancestral, que está hecho por las comunidades indígenas del país y que es un lujo”.

Ya es la segunda colección de la mano de comunidades indígenas que presenta Manuela con Maestros Ancestrales y dentro de sus planes venideros, piensa seguir colaborando con estas iniciativas.

Manuela Álvarez entabló su trabajo creativo con las comunidades Inga y Camëntsá. Foto: InexModa

RECONOCIMIENTO AL LEGADO ANCESTRAL

Cuantas más marcas y diseñadores se sientan atraídos por este movimiento transformador, que involucra las prácticas ancestrales como forma de cooperación e igualdad, sin caer en pecado de la apropiación cultural, mayor será la visibilidad que tendrá Colombia como mercado exportador de piezas con identidad.

Leonor Hoyos, directora de conexión de Inexmoda, -institución organizadora de 2 de los más encuentros de moda más importantes del país como ColombiaModa y BCapital- explica que hay un público internacional especializado en la búsqueda de un diseño con sello único.

“Definitivamente hay reconocimiento a nuestros diseñadores y a los productos de identidad y de cultura que son únicos y atractivos en el mercado internacional y eso lo hemos podido medir con los acercamientos postevento que hacemos luego de cada feria anual”, asegura.

Desde Inexmoda se ha impulsado lo sostenible visto desde todos los frentes. “Cuando hablas de sostenibilidad no es solo con el ambiente, hay otros pilares como el social y el cultural, que son fundamentales para conectar al consumidor”.

Hoyos opina que la moda es dinámica, es una forma de contar historias y es un vehículo potente de comunicación de muchas situaciones y fenómenos. En este caso, es el recurso visible para exhibir y homenajear el legado de las comunidades ancestrales de Colombia.

Es indiscutible que el sector moda y los artesanos están ‘tejiendo’ el futuro de la industria colombiana en el mundo.

Artículo escrito por Alicia Pepe