La cultura africana está presente en muchos países latinoamericanos, con tradiciones arraigadas que se remontan a la época de la conquista española. Entre ellas está uno de los ritos religiosos más controversiales del mundo: los Diablos Danzantes de Yare.
Su celebración implica bailes al calor de los tambores, una danza religiosa que, a pesar de representar la lucha contra el mal y su devoción a Cristo, es considerada pagana dentro de la Iglesia católica.
Sin embargo, pese a la diatriba que ha acompañado esta festividad religiosa, en Venezuela no solo se ha mantenido, sino que se ha fortalecido con cada generación, al tiempo de ser reconocida en 2012 como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, por parte de la UNESCO.
Vestuarios rojos, máscaras multicolores con grandes cuernos, y las tradicionales maracas, los Diablos Danzantes de Yare son una cofradía que se ha mantenido por más de medio siglo, transformándose en una tradición cultural que define a Venezuela en la actualidad, siendo la más antigua del continente americanoy más grande del mundo.
Las primeras cofradías, una mezcla cultural de etnias
Los Diablos Danzantes del Yare, como cualquier tradición latinoamericana, debe su colorido y peculiar celebración a la mezcla originada por el intercambio cultural que subsistió durante la conquista española de 1498.
Los españoles, en su búsqueda de ampliar sus planes estratégicos de conquista, imponían el catolicismo en los territorios extranjeros ocupados, sin tomar en consideración la diversidad de razas que generaría el mestizaje e intercambio cultural en el continente.
En primera instancia se tenía a los indios nativos venezolanos y, por el otro lado, a los españoles y los esclavos traídos del continente africano. Esta inconfundible mezcla dio origen a lo que hoy se conoce como los Diablos Danzantes de Yare; las maracas, aportada por los indígenas; el tambor, baile y máscaras, un regalo de las tradiciones africanas; y la religión, proveniente de los españoles.
No obstante, muchas de sus antiguas celebraciones nacieron de momentos poco claros en la historia venezolana, generando de esta forma mitos que giran alrededor de esta misteriosa celebración religiosa.
Por ejemplo, los pobladores Tuyeros aseguran que la tradición se remonta hace 400 años, justo cuando un cura sin recursos ni fieles e imposibilitado para celebrar la procesión del «Corpus Christi», exclamó molesto que de no llegar los devotos a pasear al Santo, los diablos aparecerían.
Ante este hecho, cuenta la leyenda que el cielo se oscureció. De a poco, los diablos empezaron a llegar a la capilla a oficiar la ceremonia. En este sentido, afirman esta comunidad Tuyera, que por este motivo actualmente continúa la tradición, cuyo objetivo es ahuyentar al demonio de las celebraciones religiosas, como demostración de rendición del mal.
La segunda leyenda, según el presidente de la cofradía, Ernesto Herrera, fue justo en 1740 cuando se celebró por primera vez el ritual de los Diablos de Yare. Ese fue un año de fuerte sequía en Venezuela, especialmente en los Valles del Tuy.
Los esclavos, compuesto por negros africanos e indígenas, temerosos de sus amos españoles, imploraron a distintos dioses la salvación y misericordia. Sin embargo, sus plegarias no fueron escuchadas. Como último recurso decidieron rendir tributo al Santísimo Sacramento, devoción que los amos españoles profesaban para 1749, mediante cantos y danzas en los campos de cultivo.
El resultado fue glorioso para los esclavos. En gratitud por sus deseos cumplidos, los negros ofrecieron a Cristo a los Diablos Danzantes del Yare, con el motivo de glorificar la fe católica.
Pero la versión más antigua del origen de esta cofradía, se remonta a Europa de 1246. En ese año, la religiosa Juliana de Cornillon decidió celebrar Corpus Christi. Por devoción a su fe, promovió mediante cantos a los primeros Diablos Danzantes del Yare en Lieja, Bélgica, hasta llegar a la Venezuela actual.
Si bien es cierto, que es imposible determinar el origen exacto de esta danza y celebración teatral religiosa, para el pueblo de San Francisco de Yare, cuna de esta tradición, los Diablos danzantes de Yare son un símbolo de promesa que como venezolanos deben cumplir, como muestra de su fe al cuerpo de Cristo.
La máscara, la danza y las maracas, un símbolo cristiano contra el mal
A pesar de ser una religión distintiva por el emblemático color rojo de sus atuendos, y sus máscaras cuidadosamente elaboradas de manera artesanal con arcilla, la celebración que ofrece los Diablos Danzantes del Yare no debe considerarse como un evento que rinde culto al mal.
Si bien su representación a ojos de la iglesia, y de muchas personas en el mundo, es la maldad y devoción a lo maligno, dado lo estrafalario de sus atuendos, los Diablos Danzantes del Yare no son más que un símbolo representativo en Venezuela de una tradición religiosa, que honra a sus antepasados fallecidos y al Corpus Christi.
Las piezas centrales de estos eventos son las elaboradas máscaras, pintadas con diversos colores, y fabricadas de acuerdo con la jerarquía de los cofrades dentro de la hermandad. Cada una debe ser aprobada por el líder de esta comunidad. Su finalidad no es más que ocultar la identidad de los danzantes, que representan a los espíritus malignos, que posteriormente se postrarán al segundo día a pies de la iglesia, en redención de la figura del Sagrado Sacramento.
La cruz elaborada de palma, el rosario y la medalla del Santísimo, son un símbolo de protección que resguarda a los danzantes; la maraca y el látigo, simbolizan al diablo; y, por último, la danza y teatralidad, elaboradas coreografías que no son más que emulaciones teatrales que representan la lucha contra el mal.
Obviamente, no son los únicos amuletos que se usan en estos dos días de celebración. El uso de tambores y campanas es algo muy común en estas fechas; sin embargo, son estos elementos típicos los que podemos ver a lo largo de las distintas regiones de Venezuela.
Vestigio de una antigua tradición, vigente y reinando aún en Venezuela
En Venezuela se disfruta aún en la actualidad, estas tradicionales danzas, aunque según explica el presidente de la cofradía, Ernesto Herrera, cada hermandad de las 11 regiones de Venezuela, realiza sus ropajes y máscaras según lo que dicta su región y tradición. Así como ocurre con algunos países en Latinoamérica y sus distintivas celebraciones. Un ejemplo perfecto de ello son los secretos del Día de Muertos, tradición mexicana que se extiende por Latinoamérica.
Algunas cofradías, como es el caso de la más tradicional, que es celebrada en San Francisco de Yare, deciden utilizar el rojo en sus atuendos, rosarios y cruces elaborados con palma y máscaras en formas de dragones o demonios; donde los danzantes muestran respeto a la iglesia, a la espera de la bendición del párroco de la comunidad.
Otro ejemplo son los Diablos de Naiguatá y los Diablos Danzantes de Ocumare de la Costa, que data del año 1610 y que es celebrado hoy día en el estado de La Guaira y Aragua, respectivamente. Sus máscaras tradicionales vienen en forma de animales, con atuendos llamativos de distintos colores.
Lo interesante de esta celebración es que, indistintamente de estas diferencias entre sí, y de las diversas formas que tengan estas cofradías de celebrarlo, aún es conmemorado como un evento religioso, incluso ante las adversidades que atraviesan sus comunidades.
Un ejemplo perfecto de ello fue la última celebración del pasado año. A pesar de las restricciones que tuvieron que vivir sus devotos, en unísono marcharon a la iglesia parroquial San Francisco de Paula, siendo bendecidos por el párroco Francisco Mijares. Entre danzas, los feligreses recorrieron 6 de los 41 altares tradicionales dispersos a lo largo del Municipio Simón Bolívar de Valles del Tuy, culminando de esa manera con el primer día de esta tradicional muestra de fe a Cristo.
Y aunque no fue la típica celebración, dado que solo los arreadores de la cofradía tenían permitido visitar el cementerio municipal, para rendir tributo a los cofrades fallecidos, por dos días recorrieron el casco, cumpliendo de esa forma las promesas concedidas por ese año.
En Venezuela, los Diablos Danzantes del Yare son motivo de celebración. Sus danzas, y el simbolismo que hay detrás de esta maravillosa tradición, no solamente representan la fe católica, sino la riqueza cultural que goza el país desde la Colonia. Y si bien es una tradición de la que poco se sabe, dado la poca investigación que se le ha dado, tanto fuera como dentro del país, no es más que un perfecto ejemplo de la fortaleza y compromiso del pueblo venezolano con sus raíces indígenas.