Caracas tiene joyas arquitectónicas que incluso muchos caraqueños pasan por alto.

1. PASEO DE LOS PRÓCERES

Este conjunto de monumentos, inaugurado en 1956, es el reflejo de la formación de un país. «Representa lo que se ha llamado la escenografía del culto a la nacionalidad», explica el investigador y experto en arte Eduardo Tovar.

«Este culto fue una prolongación en la tradición de las hegemonías del poder político en nuestro país por cultivar en el imaginario colectivo las ideas de nación e identidad bajo las figuras y acciones fundamentales de la historia patria».

Se extiende 700 metros de monumentales piezas de mármol que buscan homenajear a los héroes de la patria en el marco de un agradable diseño con alamedas y fuentes. Y lo hace sobre piedra y mármol. Ahí aparecen héroes, gestas y batallas «en el marco de un desarrollo monumental y urbanístico».

El blanco del mármol, el verde de la vegetación se mezclan para hacer un alegato nacional a los próceres con la figura central de Simón Bolívar y el recuerdo de las grandes batallas de la Independencia del reino de España. Destacan el monumento a los Precursores, que cuenta con obelisco de 21 metros y una estatua ecuestre, y los dos monolitos o prismas que forman parte del monumento a los Próceres.

2. LA ESFERA DE JESÚS SOTO

Entre el pesado tráfico de la autopista encontrar a una orilla la esfera naranja de Jesús Soto resulta una sorpresa y un alivio. Fue inaugurada en 1997 y tras el deterioro producto de los años y el vandalismo por el preciado aluminio, pasó por dos importantes procesos de restauración, uno en 2006 y otro en 2014.

El venezolano Soto, fallecido en 2005, es uno de los principales representantes del arte cinético del siglo XX, al que pertenecen otras obras presentes en Caracas como la Fisicromía Homenaje a Andrés Bello.

Otra de ellas es el Abra Solar de Alejandro Otero, que también ha sufrido el vandalismo. Las aspas de aluminio que la forman fueron desapareciendo poco a poco. Para el año 2005 sólo quedaba la estructura.

La Esfera de Soto está compuesta por 1.800 varillas de aluminio suspendidas desde una estructura metálica de 12 metros de altura. Esas varillas, de color naranja, construyen en conjunto la imagen de la esfera flotante que puede apreciarse desde la autopista.

«La experiencia de observar la Esfera de Soto desde el movimiento del carro ofrece una riqueza visual extraordinaria», afirma Ana María Carrano, gerente ejecutiva del IAM (Institutional Assets and Monuments of Venezuela), que busca preservar y destacar la riqueza patrimonial del país.

3. EL SILENCIO

Esta urbanización, en el centro de la ciudad, es uno de los puntos emblemáticos de la capital venezolana. La plaza O’Leary es el punto central de un complejo cuya reurbanización entre 1942 y 1943 fue ideada por Carlos Raúl Villanueva y considerada la primera obra de la arquitectura moderna venezolana.

«El Silencio es quizá uno de los primeros intentos arquitectónicos de impronta moderna y de gran envergadura urbana en la Caracas del siglo XX», le cuenta a BBC Mundo Eduardo Tovar. Tiene en cuenta espacios diseñados para la socialización de sus habitantes con amplios corredores aporticados que tomaban en cuenta el clima y las costumbres caraqueñas.

En la plaza destaca la fuente de Las Toninas, cuatro figuras femeninas heterogéneas, híbridas, complejas, reflejo de un espacio para el encuentro que al mismo tiempo responde a las necesidades de una ciudad cada vez más motorizada.

«Villanueva combinó elementos coloniales, como las arcadas y los patios internos, en una estructura moderna, de pasillos abiertos adaptados a nuestro clima tropical», afirma Ana María Carrano.

4. AULA MAGNA DE LA CIUDAD UNIVERSITARIA DE CARACAS

El Aula Magna como ejemplo de toda la Ciudad Universitaria de Caracas, declarada Patrimonio Mundial de la Unesco en 2000. Con la integración de arquitectura y arte, Carlos Raúl Villanueva buscó entre 1940 y 1960 la llamada «Síntesis de las Artes Mayores». Participaron 25 artistas, diez de ellos extranjeros.

Entre los edificios, los murales y el urbanismo de un campus con corredores cubiertos destaca el Aula Magna, sobre todo por los 31 platillos aéreos, las llamadas Nubes, del escultor estadounidense Alexander Calder.

«Cada una tiene una función acústica según el ángulo. Algunas absorben el sonido, otras lo proyectan, algunas lo magnifican», explica a BBC Mundo Danyuli Weffer, del Consejo de Preservación y Desarrollo de la Universidad Central de Venezuela.

«Es la obra más grande de Calder en todo el mundo», agrega dentro de una sala pensada hasta el más mínimo detalle para conseguir una acústica perfecta. La falta de inversión se deja sentir más en los murales a la intemperie y la jardinería de la Ciudad Universitaria.

5. SALÓN ELÍPTICO

Es la Capilla Sixtina de Venezuela y algunos dicen que del todo el siglo XIX. Como si fuera una foto panorámica de las que ahora toman los celulares, sobre la cúpula del edificio que es sede del poder legislativo venezolano se encuentra la representación de la Batalla de Carabobo, del pintor Martín Tovar y Tovar.

La pintura sobre la cúpula oval de 26 metros de largo fue todo un alarde técnico para la época. «La gran proeza de Tovar es haber ideado técnicamente una obra que iba a ser colocada en una superficie cóncava sin que las figuras se deformaran», cuenta Eduardo Tovar.

Otras batallas como las de Ayacucho y Boyacá, así como La Firma del Acta de Independencia, de 1883 y también de Tovar, decoran sus paredes. El propio acta se encuentra allí, guardada en un cofre que sólo se abre una vez al año.

El triunfo de la oposición en las elecciones legislativas de diciembre de 2015 supuso la reapertura al público del Palacio Legislativo, una casa de estilo colonial con un patio interno y donde se encuentra el Salón Elíptico. El general Antonio Guzmán buscó reconstruir allí la epopeya de la independencia, que hasta entonces no tenía registro iconográfico.

«El proyecto de Guzmán es utilizar el arte como propaganda política», afirma Tovar.