En el panorama musical cubano contemporáneo, pocas agrupaciones han logrado capturar la esencia de la tradición y proyectarla hacia el futuro con tanto éxito como el Septeto Santiaguero. Fundado el 2 de febrero de 1995 en la cuna del son, Santiago de Cuba, este conjunto se ha convertido en uno de los principales exponentes de la música tradicional cubana en la actualidad y ha obtenido éxitos tanto en su tierra natal como en escenarios internacionales.
Una trayectoria de éxitos y reconocimientos
El camino recorrido por el Septeto Santiaguero está pavimentado de logros y reconocimientos. Entre sus galardones más destacados se encuentran dos premios Grammy Latino, obtenidos en 2015 y 2018, que confirman su estatus como embajadores de la música cubana en el mundo. Estos premios son el resultado de una carrera construida sobre la base del talento, la dedicación y un profundo respeto por las raíces musicales de la isla.
La agrupación, liderada por el virtuoso tresero Fernando Dewar, ha recibido múltiples nominaciones a lo largo de su carrera, lo que demuestra una consistencia en la calidad de sus producciones. Este reconocimiento constante por parte de la industria musical no solo valida su trabajo, sino que también ha contribuido a mantener viva la llama de los géneros tradicionales cubanos en el competitivo mercado internacional.
Un sonido que trasciende fronteras
El éxito del Septeto Santiaguero no se limita a su tierra natal. A lo largo de su carrera, han llevado los ritmos del son, la guaracha y el bolero a escenarios de Europa, África y América del Norte y Latina. Esta proyección internacional ha sido fundamental para mantener vivo el interés por la música tradicional cubana en el extranjero y para abrir nuevos mercados a otros músicos de la isla.
Su capacidad para conectar con audiencias diversas se debe, en gran medida, a su habilidad para combinar elementos tradicionales con arreglos contemporáneos. Esta fusión les ha permitido atraer tanto a los aficionados a la música tradicional como a los amantes del baile, creando así un puente generacional que pocos grupos logran construir.
Con once álbumes en su haber, el Septeto Santiaguero ha construido una discografía sólida y variada. Su más reciente producción, «Y sigo pa’lante» (2022), es un testimonio de su evolución musical y su compromiso con la tradición.
Entre sus producciones más exitosas se encuentra «No quiero llanto. Tributo a Los Compadres», que les valió un Grammy Latino, en 2016. Este éxito comercial demuestra que la música tradicional, cuando se presenta con frescura y calidad, puede competir con géneros más comerciales en el gusto del público.
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Una de las claves del éxito del Septeto Santiaguero ha sido su apertura a las colaboraciones. A lo largo de su carrera, han trabajado con una impresionante lista de artistas invitados, tanto cubanos como internacionales. Una de las colaboraciones más fructíferas ha sido con el cantante dominicano José Alberto «El Canario», con quien han grabado varios álbumes y compartidos éxitos.
Estas colaboraciones no solo han enriquecido su sonido, sino que también han servido como puente cultural, al unir diferentes tradiciones musicales y expandir el alcance de la música cubana. Además, han trabajado con reconocidos productores e ingenieros de sonido, lo que ha elevado la calidad técnica de sus grabaciones al más alto nivel internacional.
Mantener viva la tradición
A pesar de su éxito internacional y su sonido contemporáneo, el Septeto Santiaguero mantiene una fuerte conexión con sus raíces en Santiago de Cuba. Realizan presentaciones regulares en la Casa de la Trova y la Casa de la Música de la ciudad, espacios emblemáticos de la música tradicional cubana. Esta presencia constante en los escenarios locales no solo les permite mantener el contacto con su público más fiel, sino también nutrir su música con la energía y la autenticidad del ambiente santiaguero.
El compromiso del grupo con la tradición se refleja también en su formato. Aunque técnicamente cuentan con ocho músicos, mantienen la denominación de «septeto» como homenaje a la formación clásica del son cubano.
La importancia del Septeto Santiaguero en el panorama musical cubano trasciende sus logros discográficos y premios. Su trabajo ha sido documentado en películas y documentales sobre la música cubana. Estas producciones audiovisuales no solo sirven para difundir su música, sino también para preservar y dar a conocer la rica tradición musical de Cuba a nuevas generaciones y audiencias internacionales.
Además de su trabajo musical, el grupo ha demostrado una conciencia de la importancia de la promoción y la presencia en medios digitales (Facebook, Instagram y YouTube). Mantienen una activa presencia en plataformas digitales y redes sociales, lo que les permite conectar directamente con sus fans y promocionar su música en un mercado global cada vez más competitivo.
El futuro del Septeto Santiaguero
A pesar de sus más de 25 años de trayectoria, el Septeto Santiaguero no muestra signos de desaceleración. Su más reciente producción, «Y sigo pa’lante», no solo es un guiño a su historia, sino también una declaración de intenciones. El álbum, que incluye sones, guarachas y boleros adaptados a la sonoridad actual del grupo, demuestra su capacidad para evolucionar sin perder su esencia.
En ese disco colaboran con artistas como Mayito Rivera, Waldo Mendoza, Pancho Amat y José Alberto «El Canario», entre otros. Además, el álbum incluye un homenaje al fallecido maestro Adalberto Álvarez, demostrando una vez más su respeto por las figuras que han dejado huella en la música cubana.
El Septeto Santiaguero se ha consolidado como uno de los principales guardianes de la música tradicional cubana en el siglo XXI. Su capacidad para mantener viva la llama del son, la guaracha y el bolero, al tiempo que innovan y se adaptan a las nuevas realidades del mercado musical, los convierte en un caso de estudio exitoso de cómo la tradición puede no solo sobrevivir, sino prosperar en la era digital.
Mientras continúan su viaje musical, el Septeto Santiaguero no solo preserva el pasado. Con cada nota que tocan, cada ritmo que marcan, aseguran que el corazón del son cubano siga latiendo fuerte en el siglo XXI y más allá.