Son muchos los que se aglomeran para lograr un puesto dentro de un pequeño teatro cubano, ubicado en una esquina no tan concurrida de La Habana.

No es cualquier compañía la que aquí se presenta. Quienes esperan vienen a reencontrarse con “El Ciervo Encantado”, la agrupación que hace unos años, cuando el ex-presidente estadounidense Barack Obama visitó la isla, llevó a las tablas “¡Guan Melón! ¡Tu melón!”, una parodia de los nuevos tiempos que comenzó a vivir el país, a partir del crecimiento de los emprendedores y el restablecimiento de relaciones entre Estados Unidos y Cuba.

En la amplia trayectoria de El Ciervo Encantado sobresalen las obras “Visiones de la Cubanosofía”, “Rapsodia para un Mulo”, “Departures” y “Arrivals”, donde han abordado la controversial realidad del cubano que emigra o regresa. Además, esta compañía ha sido protagonista de múltiples performance por las calles de La Habana con temas polémicos como el matrimonio igualitario.

No se preocupen, todos vamos a entrar, los acomodaremos aunque no queden asientos, le aseguran a la multitud, y entonces todos saben que, pese a los pasillos abarrotados, podrán compartir con una compañía que ha llevado a las tablas los dramas más urgentes del cubano.

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Con amplio reconocimiento por parte de la crítica y el público, El Ciervo Encantado, fundado en 1996 por la prestigiosa dramaturga Nelda Castillo, se ha convertido en unas de las compañías más intrépidas del teatro cubano contemporáneo, una agrupación con una estética única y definida, que demuestra que las artes escénicas viven hoy un momento particularmente interesante.

El Ciervo Encantado
El eje fundamental de la puesta en escena de la compañía es el trabajo desde la exploración de la memoria viva inscrita en el cuerpo de los actores. Foto: Abel Rojas / PanamericanWorld

La compañía trabaja lo que su directora ha llamado el “performance en escena”, cuyo eje fundamental es el trabajo desde la exploración de la memoria viva inscrita en el cuerpo de los actores.

Logramos finalmente una ubicación dentro del público y nos disponemos a conocer de cerca a quienes también han tenido la suerte de actuar en diversos escenarios del orbe.

El Ciervo Encantado: De la idea a la puesta en escena

No hay tema que preocupe a los cubanos que no esté reflejado en el teatro documental de El Ciervo Encantado. Investigar la cubanidad, no desde lo que habitualmente venden los medios de comunicación, sino desde las realidades que por lo general permanecen ocultas, fue el objetivo principal con el que comenzaron, según explica su directora Nelda Castillo, en entrevista exclusiva con Panamericanworld.

“Tenía el propósito de investigar lo nacional desde lo que no se veía a simple vista, y para eso tuve que hacer una investigación para que aflorara la memoria. No era estudiar la historia, porque esa la escriben los vencedores, sino la memoria que está en el cuerpo de las mismas. Eso me llevó a concebir un entrenamiento que pudiera profundizar, y hacer emerger esa memoria del actor para investigar la cubanidad”, recuerda.

Para Nelda, una obra deviene especie de material periodístico, donde cada palabra, música, imagen o gesto brota después de una profunda investigación de campo.

“No puedes profundizar un tema si no investigas. Si no haces investigación de campo, entrevistas a las personas, no es posible enfocar ningún asunto. Nosotros no realizamos las típicas obras de teatro que tienen un principio y un final, sino que exponemos una opinión de manera que el público medite sobre eso”, explica la artista.

Así han llevado a la escena temas tan urgentes como la emigración cubana, la contaminación ambiental, el análisis en general de las nuevas realidades y dinámicas que vive Cuba luego del proceso de cambios iniciado en 2007.

“La esencia de los artistas es disentir, profundizar, polemizar. Siempre es difícil, pero lo que no puedo tener es la autocensura. Así no puedo crear. Mi compromiso es abordar el tema, con un trabajo profundo, serio, sin convertir eso en politiquería. La base del trabajo de El ciervo Encantado es presentar en escena un análisis, una expresión, esa necesidad de dar nuestra opinión y propiciar que la gente piense, medite, el porqué de las cosas”.

El Ciervo Encantado
Yindra Regüeifeiros es una de las actrices principales de la compañía de teatro. Foto: Abel Rojas/PanamericanWorld

Este ha sido uno de los principales atractivos que motivó a la joven actriz Yindra Regüeifeiros a quedarse en la compañía, cuando tenía apenas 18 años.

“Nosotros en la compañía diseñamos el trabajo de manera que Nelda nos pone la pauta y los actores salimos a la calle a investigar. Todo parte de la investigación y eso me gusta mucho. La obra en sí después que se estrena sigue siendo una indagación, porque tiene un amplio porciento de improvisación”.

De acuerdo con Nelda, el teatro no copia la realidad, sino que la transmuta hacia una visión donde el espectador descubre aquello que habitualmente mira, pero deja de ver.

“La imagen que damos en la obra de arte no es para que el público se entretenga o divierta, sino para que vaya hacia un plano de descubrimiento y se sienta removido a pensar, y hasta rechazar lo que ve”, aclara Nelda.

El actor: esencia de “El Ciervo Encantado”

A diferencia de otras compañías con grandes escenografías y trabajo de vestuario, Nelda Castillo apuesta por un teatro donde lo que realmente importa es el cuerpo del actor. “En casi todas las obras mías utilizamos retazos, ropa vieja; pero la esencia, el tronco, es el actor”.

Por ello, le otorga una gran importancia al trabajo físico y  psicológico del artista, que permite que una idea que está en su mente pueda llegar a la escena dramática.

“Normalmente en las escuelas se entrena la voz separada del cuerpo. Eso es un error. La voz es cuerpo. ¿Tú puedes trabajar nada más la guitarra con las cuerdas, sin trabajar su caja? ¿Un piano sin el mueble? El cuerpo está en la caja, los resonadores de ese sonido. Y claro que es difícil lograr eso en un actor. Todo lo que es verdadero y orgánico es difícil. Hay que trabajar tratando de descubrir tus esencias, y eso requiere entrenamiento. No es poner habilidades, es quitar todo lo que te impide tu expresión. Quitar, quitar, quitar”.

 “Ahora mismo, la compañía está integrada por solo dos actrices”, me comenta, y ello me sorprende bastante frente a los múltiples premios que atesoran.

“La disponibilidad de los actores jóvenes para investigar de verdad es poca. Lo que hacemos es establecer una relación con otros creadores que no tienen que ser actores, pueden ser artistas visuales, músicos y le damos la oportunidad. Como nosotros trabajamos el performance, nos relacionamos con artistas que tienen una necesidad de expresión y los ayudamos para que  puedan realizar su obra desde el diálogo con nuestras preocupaciones”, confiesa la destacada directora.

El Ciervo Encantado
Mariela Brito es una de las actrices más populares de la compañía. Foto: Abel Rojas / PanamericanWorld

Una de las actrices que ha dejado su huella en El Ciervo Encantado es Mariela Brito. Reconocida por su versatilidad en la escena teatral cubana, más de una vez ha sabido conmover a los espectadores por sus interpretaciones en “Triunfadela”, “Arrivals”, “¡Guan Melón! ¡Tu melón!”, entre otras obras.

“Soy fundadora del grupo y fui alumna del Nelda en el Instituto Superior de Arte (ISA). Llevo trabajando con ella desde 1992, y esta ha sido mi escuela permanente. No trabajamos en función de resultados, de tener fama, ganar dinero o viajar, sino que todo eso se ha dado en la medida en que el trabajo ha tenido un impacto”, cuenta Mariela.

Para ella, el sentido de grupo, y el amor a las investigaciones que desarrollan en el tiempo, son el principal atractivo que la ha mantenido entregada en cuerpo y alma a la compañía.

“No es hacer una obra tras otra, sino que esto tiene un sentido de investigación, un compromiso social, político y estético. Creo que en “El Ciervo Encantado” hago muchas cosas diferentes desde el mismo sitio. Me da conocimientos y crecimiento personal a nivel no solo artístico, y es el lugar donde me siento realizada como artista”, asegura a Panamericanworld.

El Ciervo Encantado
El público es uno de los principales aliados del trabajo de la compañía cubana. Foto: Abel Rojas / PanamericanWorld

¿Es difícil hacer teatro en Cuba?

Cuando uno conversa con quien le ha tocado hacer teatro en una isla subdesarrollada y bloqueada, no deja de pensar en cómo le ha sido posible alcanzar lugares tan altos dentro de la creación artística en medio de las carencias. Con la mayor tranquilidad del mundo, Nelda responde que, cuando se trata de crear, los recursos no son lo más importante. “Montamos nuestras obras con retazos de telas viejas, con objetos de pequeñas donaciones”, asevera.

El Ciervo Encantado cuenta actualmente con una renovada sede. Nelda me señala las paredes color negro que diseñaron ellos mismos a su gusto, y no tarda en añadir: “Esto era una nave destruida y nos la arreglaron. Luchamos mucho para que quedara de la forma en que está, y ya llevamos siete años aquí. Paso más tiempo aquí que en mi casa, y el cuidado que tengo con este lugar no lo tengo con mi hogar”.

Un público asiduo al buen teatro cubano acude siempre que hay presentación de “El Ciervo Encantado”, ávido de ver en escena a un grupo que ha sabido defender el buen hacer y la libertad dentro de la escena, como conquista imborrable.

“Mi profesión me hace ser muy libre. La libertad es poder expresar tu necesidad y tratar de alcanzar esa necesidad de expresión. Yo estoy convencida que estoy en el lugar y el momento justo para hacer y decir lo que yo necesito”, concluyó Nelda.

Por: M.C. Ramón / PanamericanWorld – La Habana

Fotos: Abel Rojas / PanamericanWorld – La Habana