Los siete países centroamericanos tienen verdaderas maravillas naturales y artísticas que nos hablan de una historia en común y de una inmensa biodiversidad. Estos destinos fascinantes nos invitan a recorrer, con un toque aventurero, sus grandes tesoros naturales.

GUATEMALA

Es un país mágico con un poco de todo: historia, gran diversidad cultural y etnográfica, bellezas naturales -desde montañas hasta playas tranquilas-, así como hermosos paisajes coloniales. La cultura maya está presente por todas partes.

Antigua, barroco a la sombra de los volcanes

Gigantescas cumbres volcánicas y laderas cubiertas de cafetales son el telón de fondo de los diseminados vestigios de la ocupación española. La antigua capital de Guatemala posee una belleza singular, carga histórica y una interesante riqueza cultural. Es un destino turístico imprescindible por su bien conservada arquitectura barroca y por las numerosas ruinas de iglesias católicas (lo que queda después de los numerosos terremotos de los últimos siglos). Un atractivo marco que muchos viajeros anglosajones eligen para aprender español en sus prestigiosos institutos.

Tikal, inmersión en la cultura maya

Los restaurados templos que se alzan en este rincón de la selva guatemalteca (parcialmente talada) asombran por su monumental tamaño y la brillantez arquitectónica. Lo comprobaremos si llegamos temprano a la Gran Plaza de Tikal, uno de los grandes yacimientos mayas de Mesoamérica. Activo durante 16 siglos, conforman un asombroso testimonio de los hitos culturales y artísticos logrados por esta civilización. Destaca especialmente el aéreo mirador situado sobre el templo IV, en el extremo oeste del sitio. Igual de llamativa es la gran cantidad de fauna y flora visible en los antiguos pasos elevados entre centros ceremoniales; caminando con cautela será más fácil ver monos, arañas, agutíes, zorros y pavos ocelados.

Lago Atitlán, conexión cósmica

De origen volcánico, este lago es uno de los destinos más interesantes de Guatemala. Sereno y turbulento a un tiempo, está rodeado de volcanes y pueblos como Santiago Atitlán, con una próspera cultura indígena, o San Marcos, refugio para quienes desean conectar con su energía cósmica. Además, la oferta de actividades al aire libre –parapente en Santa Catalina Palopó, kayak en Santa Cruz La Laguna o senderismo en torno al lago– invita a una estancia más prolongada.

BELICE

Con un pie en las junglas de Centroamérica y otro en el Caribe, Belice combina como ningún otro país lo mejor de ambos mundos. Es uno de los destinos más caros de Centroamérica, pero merece la pena por su enorme diversidad cultural y sus paisajes únicos.

Como un collar de perlas, este deslumbrante atolón está formado por media docena de islotes bañados por aguas azules. Su extraordinaria ubicación, encaramado en una cadena montañosa sumergida en el borde de la plataforma continental, lo convierte en un lugar fantástico para darle al kayak de mar, tanto entre las islas como por las aguas poco profundas de la laguna central. Mientras se palea es posible observar rayas jaspeadas, rayas de espina, tortugas y un sinfín de peces tropicales.

Submarinismo en el agujero azul

Las paredes verticales del monumento natural Blue Hole (Gran Agujero Azul) descienden más de 120 metros hacia el fondo del océano. Pese a estar cubierto hasta la mitad de sedimentos y detritos, es tan profundo que logra crear una perfecta circunferencia de espectacular e intenso azul, visible desde el cielo. Su interior alberga un denso bosque de estalactitas y estalagmitas, así como grupos de tiburones de arrecife –amén de multitud de esponjas e invertebrados-  que acompañan a los submarinistas. Un lugar increíble.

Caracol

Es el mayor yacimiento maya de Belice. Una ciudad antigua que en su día rivalizó con Tikal en importancia y en cuya zona central –con templos, palacios, talleres y mercados- aún es posible sentir la fuerza y esplendor de antaño. Con 4,3 metros de altura, Caana (“palacio celestial”) sigue siendo el edificio más alto del país. Además de por su valor arqueológico, Caracol destaca por su abundante fauna selvática.

EL SALVADOR

El surf, un deporte en auge en todo el mundo, ha rescatado a esta pequeña nación centroamericana como destino turístico internacional. Más allá de las olas, el país es un auténtico paraíso tropical con pueblos coloniales, parques nacionales y lagos volcánicos.

Surf en la costa sur

El Salvador cuenta con algunas de las mejores zonas de Centroamérica, como Punta Roca, en la Costa del Bálsamo, donde se rodaron escenas de la película clásica sobre surf El gran miércoles, así como las playas de El Sunzal y El Tunco.

HONDURAS

Submarinismo en las islas de la Bahía, ruinas mayas, ciudades coloniales, playas caribeñas y húmedas selvas de montaña son motivos suficientes para viajar a Honduras.

Islas de la Bahía

El submarinismo atrae a visitantes de todo el mundo a estos tres islotes (Roatán, Utila y Guanaja) ubicados a 50 kilómetros de la costa norte de Honduras. Sus arrecifes forman parte de la segunda mayor barrera de coral del mundo, tras la australiana.

Ruinas de Copán

Uno de los principales núcleos mayas vivió, creció y acabó por desmoronarse misteriosamente en torno al yacimiento arqueológico de Copán, declarado patrimonio mundial, y a un corto paseo desde la bella localidad de Copán Ruinas. Es una maravilla contemplar las complejas tallas de piedra y las colosales construcciones cuyos orígenes se remontan al misterioso imperio maya.

NICARAGUA

Nicaragua recibe a los viajeros con paisajes volcánicos, arquitectura colonial y bosques vírgenes. Es un destino perfecto para la aventura, desde transparente Caribe hasta el agitado Pacífico.

Granada colonial

Granada ejerce un magnetismo inmenso. El encanto de la ciudad reside en sus calles empedradas, sus polícromas casas e iglesias coloniales y su candencioso ritmo vital. Aquí casi todas las excursiones se hacen a pie y el mero desplazamiento desde una galería de arte hasta una iglesia colonial, o un restaurante, puede ocupar la mayor parte del día. Desde aquí se puede partir además hacia un sinfín de zonas salvajes, islas, volcanes y pueblos de artesanos, situados en sus cercanías.

Isla de Ometepe

La joya más preciada del lago Nicaragua lo reúne todo: volcanes gemelos, laderas exuberantes surcadas por senderos, restos arqueológicos, tirolinas, monos y aves, cascadas, olas que lamen los umbrales y un relajante aire insular que mantiene a los viajeros sosegados mientras recorren este paraíso recobrado. Gran parte del encanto de la isla reside en sus alojamientos: desde lodges de lujo hasta albergues, campings o cabañas con alegre ambiente hippie.

COSTA RICA

Es el gran destino del turismo ecológico y de aventura en Centroamérica, con buenas infraestructuras, proyectos de sostenibilidad, un considerable nivel de seguridad y ausencia de ejército. Más de un tercio del país tiene protección medioambiental y reúne más biodiversidad que Estados Unidos y Europa juntos. Si a esto le añadimos volcanes, cascadas, intensos colores y playas desiertas para hacer surf, hay poco más que decir.

Bosque Nuboso de Monteverde

Con una superficie de 105 kilómetros cuadrados, el Bosque Nuboso de Monteverde debe gran parte de su belleza natural a los cuáqueros que abandonaron Estados Unidos en la década de 1950 como protesta por la guerra de Corea, inculcando los principios conservacionistas a los habitantes de la región. Pero por fascinante que sea la historia, la verdadera magia de Monteverde reside en su propia naturaleza: un misterioso País de Nunca Jamás con brumas que gotean, trepadoras musgosas, helechos y bromelias, borboteo de arroyos y una vida que bulle en constante evolución.

Volcán Arenal

Aunque los ríos de lava ya no iluminen la noche y el volcán permanezca dormido, este poderoso gigante cónico sigue mereciendo una peregrinación (hay varios senderos hermosos que permiten explorar la zona, sobre todo el que sube al cerro Chato). Y aunque para los científicos el volcán Arenal se mantiene activo, nadie lo diría a juzgar por las vistas apacibles y el manto de neblina que lo cubre. Incluso cuando se juntan las nubes y el frío corta el aire, podemos relajarnos en sus muchas fuentes termales.

PANAMÁ

El país está marcado por el famoso canal que lo atraviesa, especialmente ahora, debido a su reciente ampliación. Pero este estrecho territorio entre el Pacífico y el Atlántico tiene un poco de todo: una capital sofisticada y dinámica, un bello litoral, territorios indígenas y relajadas playas.

La ciudad de Panamá

La capital panameña es un denso horizonte urbano. Con casi un millón de habitantes, la transformación está en el aire: desde una nueva zona verde costera, hasta el esperado museo sobre la biodiversidad y el metro, en construcción. Es cierto que el tráfico es intenso, pero el hechizo persiste: la población es auténtica y la naturaleza nunca queda lejos, ni tampoco sus encendidas puestas de sol.

Canal de Panamá

Uno de los mejores atajos del planeta, atraviesa la línea divisoria continental uniendo dos océanos, Atlántico y Pacífico, en un obra de ingeniería digna de admiración. Tan deslumbrantes como los colosales cargueros de acero que atraviesan sus exclusas son las legiones de criaturas que lo observan desde los márgenes de la selva. Dos centros de visitantes cuentan con plataformas de observación y museos donde se muestra su proceso de construcción y ampliación. Otra opción interesante es sumarse a una interesante excursión en barco o kayak por sus aguas o reservar un crucero y ver las esclusas por cuenta propia.