En el extremo oriental de Cuba, resguardada por imponentes montañas y bañada por el mar Caribe, se encuentra Baracoa, la Ciudad Primada de la isla. Fundada el 15 de agosto de 1511 por el conquistador español Diego Velázquez, esta joya colonial fue la primera villa establecida en suelo cubano y se convirtió en la cuna de la nación.

Conocida también como la «Ciudad Paisaje» o la «Ciudad de las Aguas», Baracoa cautiva a propios y extraños con su encanto primigenio. Sus calles empedradas, impregnadas de historia, invitan a recorrer un trazado urbano que se ha mantenido prácticamente intacto desde la época colonial. El casco antiguo, declarado Monumento Nacional, conserva edificaciones que datan del siglo XVIII, como la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, el Fuerte Matachín y el Castillo de Seboruco, testigos de un pasado glorioso.

Atravesar las montañas a través del Viaducto La Farola

Para acceder a Baracoa y adentrarse en este paraíso natural, los visitantes deben transitar por una de las obras de ingeniería más impresionantes de Cuba: el Viaducto La Farola. Esta carretera serpentina, construida en la década de 1960, es considerada una de las siete maravillas de la ingeniería civil cubana.

Viaducto de La Farola. Foto: Depositphotos

Sus curvas sinuosas se abren paso a través de los macizos montañosos y ofrecen vistas panorámicas impresionantes y la sensación de estar flotando sobre las cumbres.

La Cruz de la Parra, un tesoro de la nación

Uno de los mayores tesoros de Baracoa, y de toda Cuba, es la Cruz de la Parra. Esta reliquia histórica, la única de las 29 cruces plantadas por Cristóbal Colón en el Nuevo Mundo que aún se conserva, se encuentra resguardada en la catedral de la ciudad.

La Cruz de la Parra. Foto: Wikipedia

Declarada Monumento Nacional y Tesoro de la Nación Cubana, la Cruz de la Parra es un símbolo religioso y un emblema de la identidad histórica de la isla.

Baracoa, un paraíso natural

Más allá de su riqueza histórica y arquitectónica, Baracoa es un verdadero paraíso natural. Rodeada por los macizos montañosos del Parque Nacional Alejandro de Humboldt, Patrimonio de la Humanidad, la ciudad se encuentra en un entorno de exuberante belleza. Ríos cristalinos como el Toa, el Duaba, el Yumurí y el Miel serpentean por la región, y ofrecen la oportunidad de realizar recorridos en pequeños botes y disfrutar de cascadas y paisajes de ensueño.

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El Yunque, símbolo de la ciudad

Uno de los íconos de Baracoa es el Yunque, una formación rocosa con forma de pirámide que se eleva sobre la ciudad. Declarado Monumento Natural y Símbolo de la Ciudad Primada, el Yunque es un faro natural que ha guiado a navegantes y viajeros durante siglos. Sus senderos invitan a ascender hasta la cima y deleitarse con vistas panorámicas de la bahía y los macizos montañosos circundantes.

El Yunque. Foto: Depositphotos

Baracoa no solo cautiva por su belleza natural, sino también por la riqueza de sus tradiciones ancestrales. Los bailes autóctonos, como el Nengón y el Kiriba, considerados antecedentes del Son cubano, se mantienen vivos gracias a la devoción de sus habitantes. Estas manifestaciones culturales, transmitidas de generación en generación, son un tesoro que los visitantes pueden apreciar en toda su autenticidad.

El sabor del cacao y el coco

Además de su legado cultural, Baracoa se distingue por ser la capital del cacao y el coco en Cuba. El chocolate de Baracoa, elaborado con el cacao cultivado en la zona, es considerado uno de los más puros y deliciosos del país.

El cacao que se cultiva en Baracoa está considerado el mejor de Cuba. Foto: Depositphotos

Asimismo, el cucurucho, un dulce tradicional elaborado con coco rallado y envuelto en una hoja de palma, es una delicia.

Playas paradisíacas

Desde las arenas blancas de Maguana hasta la peculiar playa de arena negra en Duaba, pasando por Miel, Manglito y La Fundadora, los visitantes encontrarán numerosas opciones para disfrutar del sol, el mar y la tranquilidad.

Pero Baracoa no sería la misma sin la calidez de su gente. Los baracoenses, orgullosos de su herencia y tradiciones, son anfitriones excepcionales que brindan a los viajeros la oportunidad de experimentar la auténtica cultura cubana.

 Un legado invaluable

Baracoa es mucho más que una ciudad; es un legado invaluable de la historia, la cultura y la naturaleza cubanas. Cada rincón, cada calle, cada edificio cuenta una historia que se remonta a los albores de la nación. Visitar este enclave es sumergirse en las raíces mismas de la identidad cubana, experimentar la esencia de una tierra que ha sabido preservar su autenticidad a través de los siglos.

Foto de la portada: Depositphotos