La industria de videojuegos continúa creciendo a un ritmo anual del 7%, con ventas que alcanzarán los 90 mil millones de dólares en 2016. ¿Podría Cuba, que vive un momento importante de reformas económicas, insertarse en esa gran industria, no como país consumidor, sino como desarrollador de videojuegos?

Los videojuegos son un tema apasionante en Cuba. En un país donde la penetración de Internet sigue siendo muy baja, centenares de personas se conectan diariamente con sus ordenadores a redes privadas, inalámbricas y clandestinas, para compartir la experiencia colectiva del World of Warcraft o el Defense of the Ancients; además, adquieren mediante el “paquete”—un sistema descentralizado y alternativo de distribución de contenidos—las producciones más actuales para diferentes formatos, desde PC hasta smartphones y, por las calles de todas las provincias del país, no es difícil encontrar a vendedores de discos DVD piratas con juegos grabados. En medio de tanta diversidad existe un elemento común: casi la totalidad de los videojuegos son extranjeros, porque el país todavía no ha desarrollado una industria nacional.

CLIC A LOS DESARROLLADORES

¿Es posible hablar de una “industria del videojuego en Cuba”? Para tratar de responder esa pregunta, PanamericanWorld conversó con desarrolladores de la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI), que trabajan en un proyecto de creación de videojuegos, así como con especialistas y jugadores.

Para el ingeniero en Ciencias Informáticas Roberto Elías Pérez Ozete, quien forma parte del Centro de Entornos Interactivos Tridimensionales (Vertex), de la UCI, hoy “no es posible hablar de una industria de videojuegos en Cuba puesto que, aunque se han desarrollado muchos videojuegos, los medios de comunicación no dan soporte a los mismos y, por lo tanto, no se conocen. Quizás para el comienzo de una industria de este tipo en Cuba lo primero sea aprobar la divulgación por diferentes medios, además de métodos de pago, cooperativas de videojuegos y centralización de la venta de los mismos.”

Videojuego «Aventura en la Manigua»

Otro que pone el acento en la inexistencia de esa industria en Cuba es Roger Durañona, un apasionado de los videojuegos y que estudia la Licenciatura en Computación en la Universidad de Oriente. “Existen varios grupos dentro de instituciones estatales trabajando en juegos de categoría indie, pero no está muy claro cómo se comercializarían, o si se espera exportarlos. Los desarrolladores verdaderamente independientes son muy pocos, y debido a que la legislación es poco clara, o de plano muy restrictiva en cuanto a este tipo de producto, se mantienen en un segundo plano discreto, para no llamar la atención. Lo que sí podemos decir es que existe un potencial enorme para desarrollar una industria de videojuegos en Cuba.”

La legislación sobre la industria sería necesaria y, de acuerdo con el ingeniero en Ciencias Informáticas Reinaldo García Maturell, también de Vertex, “ya el año pasado, se discutió en una de las comisiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular el tema de videojuegos en Cuba por los diputados y se han ido tomando acciones que ayudan a la creación y desarrollo de una futura, pero no lejana industria del videojuegos en Cuba.”

Un elemento que podría ayudar a esa industria en ciernes es, según el ingeniero Ciencias Informáticas Raúl Velázquez Acosta, de la UCI, la instauración de “una institución que registre, organice y convoque a eventos y actividades, además de trazar guías y temas para todos los desarrolladores de videojuegos con los que contamos actualmente.”

VIDEOJUEGOS “MADE IN CUBA”

Los videojuegos ya producidos en Cuba tienen como marca distintiva que abordan “temas de la educación o el conocimiento hacia un tema específico, escondido tras este recurso lúdico”, de acuerdo con Pérez Ozete.

Durañona añade que en los últimos tiempos “los videojuegos creados por instituciones estatales se han enfocado más en el aspecto lúdico, en el “jugar para divertirse”, en vez de obligar a cada título a ser una extensión del aula. En este aspecto, los indies llevan ventaja, porque nunca han tenido pretensiones de crear títulos pedagógicos.”

“La idea que se trabaja es que a través del videojuego, no solo las personas en general se diviertan, sino que aprendan sobre la cultura, historia e identidad del país y a su vez se inculquen valores sin dejar de lado la diversión”, explica García Maturell.

Hasta el momento se han desarrollado en Cuba, por instituciones estatales, seis videojuegos que han llegado a su comercialización. “Súper Claria”, “La Chivichana” y “4 rollos y una película”, son videojuegos casuales para telefonía móvil, aunque disponen su versión para PC; mientras, “Aventuras en la Manigua”, “Especies Invasoras” y “Sagua, la aldea Encantada”, son de una mayor envergadura”, aclara García Maturell.

Entre las realizaciones independientes, una de las más destacadas ha sido “Yeli”, creada por el proyecto Isla Gráfica, liderado por Yoel Brito, para plataforma Android. Este videojuego llamó mucho la atención durante la feria “Arte en la Rampa” de 2015, en La Habana, porque sus desarrolladores permitían la copia gratuita del demo y comercializaban jarras y pulóveres, una técnica de marketing muy común en el mercado foráneo de videojuegos, pero todavía poco explorada en las creaciones cubanas.

“Actualmente el videojuego, conocido por el público, que se encuentra más cerca de estar completo, es “Especies Invasoras”. Este posee una muy buena jugabilidad, retos y logros muy bien definidos, que estimulan muchísimo al jugador; además de las informaciones acerca de las especies que complementa su título, dejando una agradable sensación y nuevos conocimientos a los que lo juegan”, explica Pérez Ozete.


Videojuego «Especies Invasoras»

APORTES DE LA INVERSIÓN EXTRANJERA PARA EL VIDEOJUEGO CUBANO

Los expertos consultados por PanamericanWorld coincidieron en destacar la importancia de la inversión extranjera como impulso para la industria de los videojuegos en Cuba.

Para Pérez Ozete, “la inversión extranjera pudiese funcionar como una inyección de capital y acceso a otros mercados. Actualmente existe mucho personal calificado para emprender esta industria, que esperan a que esta emerja para formar parte de ella. Con una inversión extranjera en este sector se podría centralizar todo ese personal y se podrían crear varias compañías, cooperativas o centros de desarrollo que impulsarían el crecimiento de la industria.”

Además, la inversión extranjera “posibilitaría el intercambio de conocimientos y experiencias entre desarrolladores de varios países, en este gran mundo de los videojuegos. También sería de vital importancia al llevar a cabo la distribución y venta de los mismos, ya que por problemas económicos no se logra hacer grandes producciones de copias de los videojuegos y no se llega a todo el público que quiere tener en sus manos un videojuego hecho en Cuba”, aclaró Velázquez. Con la ayuda externa “podría venir no solo la financiación, sino también el conocimiento de mercado, la presentación del producto”, explicó la ingeniera informática Isabel Cristina Pérez.

Durañona asegura que la inversión extranjera, en las instituciones estatales o en grupos privados, podría garantizar recursos, personal, documentación, licencias de software, etc. En el caso de los indies, la inversión extranjera les daría lo que un colega llama «tranquilidad mental», tan necesaria para el proceso de desarrollo, una especie de red de seguridad que les permitiría concentrarse en crear sin tener que preocuparse de qué voy a comer mañana o, incluso, hoy mismo”.

UNIVERSIDADES CUBANAS, CENTROS DE EMPRENDIMIENTO

Las universidades cubanas son un gran centro de emprendimiento y de allí han surgido la mayoría de las ideas para desarrollar videojuegos.

Por ejemplo, según García Maturell, la UCI ha participado en dos ediciones del Global Game Jam (2015 y 2016) que es la simultánea de videojuegos más grande del mundo, donde se han logrado prototipos en 48 horas. “A su vez, también se organiza el Pachamama Game Jam que, con la misma mecánica del Global, trabaja el tema de videojuegos con fines medioambientales. “Especies Invasoras” y “Súper Claria” fueron ideas desarrolladas en esos eventos y que luego resultaron impulsadas a su desarrollo total por la alianza entre Vertex y el Instituto cubano del Arte e Industria Cinematográfica.”

Aunque existe un gran capital humano, “lo que más frena a las universidades en el desarrollo de esta industria es la divulgación y la venta de sus productos. De esta forma se pudieran obtener ingresos para comprar medios tecnológicos de última generación y continuar con las investigaciones en esta rama”, aclaró Pérez Ozete.

“Hay dos factores importantes en introducir a las universidades al desarrollo de videojuegos. La primera son los recursos para desarrollarlos, la segunda, y tal vez más importante, la motivación tras el proyecto. Crear la idea, compartir con los estudiantes, desarrollar algo con lo que se sientan importantes e interesados, que sea un proyecto divertido, que sea capaz de entretener es clave si se desea vincular las universidades a la industria de videojuegos”, añadió Isabel Cristina Pérez.

La combinación de la creatividad de los desarrolladores, el caudal emprendedor de las universidades, la incorporación de nuevas legislaciones que faciliten la formación de cooperativas privadas en esta área, así como el impulso que daría la inversión extranjera podría resultar en la creación de una pujante industria del videojuego en Cuba.