Javier Castillo y Carlos Lugones tuvieron, desde muy pequeños, inclinaciones artísticas. Uno prefería la plástica, mientras el otro sobresalía en la fotografía y la realización audiovisual. Su talento y el interés por las nuevas tecnologías los llevó a matricular en la Universidad de las Ciencias Informáticas. Allí se conocieron y, tras una conversación, surgió la idea de crear un proyecto donde pudieran expresar sus ideas. Lo llamaron El Catre, considerada la primera red social de comercio electrónico para emprendedores cubanos.

Esta plataforma digital se acerca a su primer año de funcionamiento, por lo que PanamericanWorld conversó con los dos emprendedores cubanos, para conocer los principales resultados obtenidos en este período, retos afrontados y nuevas funcionalidades que incorporarán a este novedoso proyecto. Además, nos adentramos en otra de sus ideas más recientes: la comunidad de startupers cubanos.

EL CATRE, UNA PLATAFORMA HECHA DESDE CERO

¿De dónde viene el nombre de su emprendimiento? Así comenzó el diálogo, en el que ambos fueron intercalando sus respuestas. De acuerdo con Javier Castillo, “el nombre viene porque era algo pragmático. También habla de la innovación de los cubanos, de su capacidad para reutilizar un objeto que estaba destinado para una actividad. El Catre también habla de la tecnología, la inmediatez, la capacidad de tener una tienda en muchos lugares a la misma vez, como lo es en el comercio electrónico, disponible las 24 horas. Un catre es la tienda en la más mínima expresión y te da la posibilidad de estar acá,  cerrarlo y abrirlo allá”, aseguró.

Ambos comenzaron el proyecto en la distancia. Javier estaba concluyendo su tesis de grado, mientras que Carlos se había trasladado a Sancti Spíritus, en el centro del país, porque su mamá fue diagnosticada con cáncer. “Desarrollamos la plataforma sin vernos en cuatro meses. Las bases fundacionales las hicimos chateando por Telegram”, aclaró Javier.

“El Catre es un proyecto innovador. Hemos dedicado más tiempo investigando que desarrollando la plataforma. Fue un producto hecho desde cero. No partimos de plantillas. Buscamos diseñadores muy buenos y ellos nos hicieron una propuesta. A partir de allí construimos la plataforma. Diseñamos hasta los íconos. Es un producto de autor”, especificó Javier.

“El Catre es un marketplace que toma de muchas fuentes. Hemos tratado de buscar lo mejor que hemos podido en varias plataformas mundiales. Estudiamos los grandes del comercio, como Amazon, eBay, AliBaba para crear un producto con una propuestas única de su tipo. De lo que se trata es que los emprendedores cubanos pongan en la plataforma la página de su negocio, como si fuera una de Facebook. Allí colocan sus productos, su información y pueden vender”, explicó Carlos Lugones.

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Javier Castillo y Carlos Lugones , fundadores de El Catre, tienen planes de expansión en todo el país. Foto gentileza de El Catre

“Cuando anunciamos públicamente El Catre, en Cuba no se hablaba mucho del comercio electrónico. Algunas plataformas lo hacían, como AlaMesa y QvaShop, pero no había una tendencia generalizada”, aclaró Carlos; pero, a partir de ese momento “hubo una explosión descomunal, tanto en el sector estatal como privado”, reconoció Javier.

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EL CATRE, UNA RED SOCIAL PARA LOS EMPRENDEDORES CUBANOS

Este emprendimiento tiene características de red social, “porque los usuarios cuentan con perfiles públicos y forman parte de un ecosistema que hace que los vendedores puedan llegar más o menos lejos en dependencia de la interacción que tengan con los usuarios. No es simplemente poner un producto y vender. El comprador forma parte del proceso y hace que por medio de la socialización que se establece entre todos ellos, los negocios puedan tener más visibilidad”, añadió Carlos.

Una de las preocupaciones más importantes para los cubanos en el momento de relacionarse con la plataforma era la del pago. “Hemos hecho un esfuerzo muy grande para que los cubanos puedan utilizar el producto, porque es una plataforma creada para ellos; aunque después nos dimos cuenta que podíamos pasar al mercado mundial, ya que es una idea que puede tener alcance y que personas y negocios de otros países se han interesado en colocar su negocio allí”, aseveró Javier.

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Foto: Abel Rojas / PanamericanWorld

“Nosotros cobramos a través de tarjetas de débito/crédito, por medio de pasarelas internacionales. Pero vamos  introducir cambios en la próxima versión”, aclaró Carlos. “Para el tema del pago de los cubanos lanzaremos nuevas funcionalidades, como el crédito interno y el pago en efectivo. En la medida en que Cuba libere su pasarela de pago EnZona y podamos integrarla, lo haremos”, añadió Javier.

Otra de las novedades que propondrá El Catre es que habilitarán un espacio, totalmente gratuito, para que restaurantes y cafeterías puedan colocar sus ofertas de menú. A través de la plataforma, estos emprendimientos podrán recibir solicitudes, desde cualquier parte del mundo, que serán entregadas a domicilio por parte de los servicios de mensajería con que cuentan esos emprendimientos. En estos casos, los cubanos podrán pagar en efectivo al recibir el pedido.

STARTUPERS CUBANOS, UNA COMUNIDAD PARA EMPRENDEDORES

“Cuba es nuestra realidad. Es donde crecimos y creo que emprender es un camino difícil, en cualquier sociedad donde te desarrolles. Las personas deberían interiorizar qué es lo que significa emprendedor. No se trata solo de poner un negocio, debes tener determinación. Cuando empezamos no sabíamos cómo hacerlo, pero queríamos hacerlo. En el camino descubrimos que podíamos hacerlo y creemos que lo hemos hecho”, reconoció Javier.

Los fundadores de El Catre conversan con Miguel Ernesto, periodista de PanamericanWorld en La Habana. Foto: Abel Rojas / PanamericanWorld

“Emprender en Cuba hoy es necesario. Es importante demostrar que sí se puede. Tenemos muchísimas dificultades, desde el marco legal, hasta la conexión a Internet. Lo que está pasando es que hay mucha frustración. Tengo muchos amigos, con buenas ideas, que quieren abrir startups que ayudarían muchísimo al país, pero se frustran antes de empezar. El camino fácil era tomar un avión, irnos para otro país y hacer la plataforma desde allá. Nosotros creemos que el camino difícil, a la larga, traerá mejores resultados y tiene más mérito”, aseveró Carlos.

Javier y Carlos reconocieron que fue muy complicado para ellos comenzar su proyecto. “En Cuba las personas tienen ganas de hacer cosas, pero no había un lugar para que se agruparan y pudieran compartir conocimiento. Por eso creamos la comunidad startupers cubanos”, aclaró Carlos. Esta comunidad ya cuenta con su sitio en Medium y perfiles en Twitter y Facebook.

“Lejos de querer competir, creo que lo mejor es unir la comunidad, difundir una cultura de buen gusto, sentido común, hermandad, comprensión, camaradería, creatividad, buenas vibras, crecimiento común y concordia. Lo que llamamos la estrategia win-win, donde todas las partes involucradas ganan y nadie se ve afectado”, escribió Carlos en el sitio de la comunidad.

“Primero tiene que crearse el terreno desde lo subjetivo, para que en un futuro puedan llegar las leyes, se permita la formación de empresas tecnológicas, surjan parques tecnológicos en Cuba; pero, ¿de qué sirve que tengamos las leyes, Internet y todas las condiciones si no hay una cultura de emprendimiento?”, preguntó Carlos.

“En el grupo que creamos las personas llegan, saludan y les decimos: ¿cómo podemos ayudarte en tu emprendimiento? Es un grupo que reúne personas muy talentosas, de todas partes del país, conocedoras de tecnología. ¿Qué mejor opción que tener respuesta a un problema de tu emprendimiento a la distancia de un mensaje?”, concluyó Javier.

Fotos: Abel Rojas / PanamericanWorld, La Habana