América Latina vive una revolución tecnológica. En un continente tradicionalmente marcado por sus grandes capitales, las ciudades emergentes están capturando la atención de emprendedores, inversionistas y gobiernos. Estas metrópolis, muchas veces alejadas de los núcleos tradicionales, están transformando el panorama regional al convertirse en verdaderos hubs tecnológicos. Desde Medellín hasta Monterrey, estas urbes están trazando el futuro del emprendimiento e innovación en la región.
El auge de los hubs tecnológicos emergentes
En los últimos años, América Latina ha presenciado un crecimiento exponencial en el número de startups respaldadas por capital de riesgo (VC, por sus siglas en inglés). Sin embargo, lo que llama la atención es la descentralización de estos ecosistemas. De acuerdo con datos recientes, el 25% de las nuevas startups en la región durante el primer semestre de 2024 se ubicaron fuera de los centros tecnológicos tradicionales como São Paulo, Ciudad de México y Bogotá. Este cambio señala una diversificación geográfica que está rediseñando el mapa del emprendimiento.
Ciudades medianas y secundarias están surgiendo como protagonistas en este cambio. Ejemplos de ello son Medellín en Colombia, Monterrey en México y Montevideo en Uruguay. Estas urbes, a través de alianzas entre gobiernos locales, empresas privadas y universidades, están consolidándose como puntos clave para la innovación tecnológica.
Brasil, el gigante de los hubs tecnológicos
Cuando se habla de ecosistemas de startups en América Latina, Brasil se erige como el líder indiscutible. De las 19 ciudades emergentes destacadas en la región, 10 pertenecen a este país. Florianópolis encabeza la lista con 31 startups creadas en 2024, seguida de Río de Janeiro y Belo Horizonte, que también destacan por su capacidad para atraer inversión tecnológica.
Sin embargo, el éxito de Brasil no se limita a los grandes números. Estas ciudades han adoptado estrategias únicas para fomentar el emprendimiento, como la creación de parques tecnológicos, incentivos fiscales y programas de incubación. Este modelo se está replicando en otras ciudades de la región, que buscan emular el éxito brasileño.
Medellín, un modelo de transformación
Entre las ciudades emergentes más destacadas, Medellín ocupa un lugar especial. Conocida en el pasado por sus retos sociales, esta ciudad colombiana ha logrado reinventarse como un centro de innovación. En 2024, ocupa el octavo lugar entre los hubs tecnológicos emergentes de América Latina, gracias a sus 15 startups creadas este año.
El éxito de Medellín no es casualidad. La ciudad ha invertido significativamente en infraestructura tecnológica, cuenta con siete aceleradoras y ha establecido fuertes conexiones entre el gobierno, las universidades y el sector privado. Esta colaboración ha permitido a Medellín consolidarse como un referente en emprendimiento e innovación.
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Monterrey y Guadalajara, la apuesta mexicana
México también está dejando su marca en el panorama de las startups con ciudades como Monterrey y Guadalajara. Ambas se han posicionado como polos tecnológicos clave, atrayendo no solo a emprendedores locales, sino también a empresas internacionales.
Monterrey, conocida por su fuerte base industrial, ha diversificado su economía hacia el sector tecnológico, mientras que Guadalajara, apodada el «Silicon Valley mexicano», destaca por su vibrante comunidad tecnológica. Estas ciudades han logrado captar la atención de inversionistas internacionales, fortaleciendo su posición como hubs emergentes.
El caso de Uruguay, un crecimiento impresionante
Aunque es uno de los países más pequeños de América Latina, Uruguay está demostrando que el tamaño no es un impedimento para la innovación. Montevideo, su capital, ha experimentado un crecimiento anual del 40% en el número de startups respaldadas por capital de riesgo desde 2020. Este avance se debe en gran parte a un entorno político estable, políticas fiscales favorables y una mano de obra altamente capacitada.
La historia de éxito de Uruguay es un recordatorio de que las oportunidades para la innovación no están limitadas a las grandes capitales, sino que pueden surgir en cualquier lugar con el ecosistema adecuado.
Bogotá, entre los grandes hubs consolidados
Aunque el enfoque de este artículo son las ciudades emergentes, es imposible ignorar el caso de Bogotá, una de las tres mejores ciudades para startups en América Latina. Con 806 startups en 2024, representa el 59% de todas las empresas tecnológicas de Colombia.
Además de su ecosistema tecnológico, Bogotá destaca como un destino privilegiado para el turismo de negocios. En 2023, el 26,5% de los turistas que visitaron la ciudad lo hicieron por motivos laborales, generando un impacto económico significativo. Este equilibrio entre tecnología y negocios convierte a Bogotá en un modelo para otras ciudades de la región.
Desafíos económicos para los hubs emergentes
A pesar del entusiasmo que rodea a las ciudades emergentes, no todo es optimismo. El entorno económico global ha impuesto desafíos significativos para las startups en la región. La inflación post-pandemia y las altas tasas de interés han encarecido el acceso al crédito, obligando a muchas empresas emergentes a priorizar la rentabilidad y la sostenibilidad financiera.
En este contexto, las startups han tenido que ser más creativas y eficientes. Muchas están ajustando sus operaciones para garantizar su supervivencia mientras buscan atraer nuevas rondas de inversión.
Perspectivas futuras: el potencial de las ciudades emergentes
El crecimiento de las ciudades emergentes como hubs tecnológicos en América Latina es una señal alentadora para el futuro del emprendimiento en la región. Estas urbes no solo están atrayendo talento local, sino que también se están convirtiendo en destinos de interés para inversionistas internacionales.
A medida que nuevas tecnologías como la inteligencia artificial, el blockchain y la automatización ganan terreno, las startups en estas ciudades tienen la oportunidad de posicionarse como líderes globales en sus respectivos campos. Con el apoyo adecuado de gobiernos y actores privados, estas ciudades pueden consolidarse como motores de innovación para la región.
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