Varios emprendedores venezolanos están triunfando en mitad de la grave crisis social, política y económica que atraviesa el país. Es lugar común que en las crisis surgen las mejores oportunidades para crear negocios y buscar el éxito.

Muchos empresarios venezolanos quedecidieron emigrar y desarrollar sus empresas en otros países de América Latina, son un buen ejemplo del talento emprendedor de Venezuela, capaz de analizar oportunidades de mercado y aprovechar los contextos de negocios.

Panamerican World conversó con las fundadoras de Waffles Pop y Chacaito Caribbean Food Station, Cuantix y YulyVolk, tres proyectos empresariales que han servido para exportar el talento venezolano y mostrar la cultura y creatividad que se impone en el emprendedor de ese país.

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Cuantix

El interés por las comunidades menos favorecidas llevó a Adriana Mata a innovar en una plataforma que permite a las organizaciones y ONG cuantificar el impacto de sus programas sociales.

“Hace 15 años, cuando la temática social no estaba tan en boga, lideraba un proyecto de Responsabilidad Social Empresarial y, al momento de presentar los resultados, mi jefe me pregunta sobre los números que apalancaban dichos alcances. El detalle está en que no supe qué responder y un ingeniero sin números no es algo que me cuadre mucho”, expresa Mata.

Su inquietud se acrecentó mientras cursaba un MBA en el Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA) en Caracas y trabajaba para la CAF. “Allí me doy cuenta que no se hacen mediciones porque el levantamiento de datos es costoso. Es en ese momento cuando tuve la idea primigenia de Cuantix”, destacó.

En 2015, junto a Rafael Angulo y Natalia George (ambos venezolanos), comienza a desarrollar la plataforma con un protocolo de medición sencillo para las ONG, sobre la base de un banco de indicadores que se vinculan con una temática social diversa.

La respuesta a esta solución tecnológica fue prácticamente inmediata. Para el año 2016, Cuantix quedó seleccionada en la primera edición de la aceleradora MassChallenge en México, y 2 años después fue admitida por Startup Chile.

“El crecimiento ha sido rápido. Ya contamos con 25 clientes en 5 países de Latinoamérica que han reconocido el talento profesional del venezolano e incluso se han visto asombrados por el hecho de que una plataforma como Cuantix haya sido creado en mi país”, advierte Adriana Mata.

Entre estos clientes figura la Fundación Ismael Cala, que, a partir de las sesiones iniciales de medición, ha logrado corregir fallas y ajustar antes de avanzar con sus proyectos. Y Google, empresa que ha empleado la plataforma para formar y empoderar a cada organización que participa en DesafíoGoogle.

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“Era un reto incluir la tecnología en los procesos de medición y nosotros vamos en ese camino. Este próximo 26 de abril participaremos en la Conferencia Anual de Desarrolladores de Facebook y nos enrumbamos a incluir medición en redes sociales y a incorporar Inteligencia Artificial”, esboza Mata.

Tras 4 años dedicados a desarrollar Cuantix, la mayor satisfacción de sus creadores es ayudar a las organizaciones a lograr su impacto social. “Si una ONG mejora su programa, nosotros nos sentimos complacidos de hacer incidido en ello”, enfatiza.

Waffles Pop y Chacaito Caribbean Food Station

Entre los más de 130.000 venezolanos que se asentaron en Argentina, Jolymar Hernández emprendió en 2016 una nueva vida en Buenos Aires. Ante la complicada situación en Venezuela, esta periodista, junto a Joel Hernández (hermano) y Luis Molner (novio), ambos ingenieros en Telecomunicaciones, decide emigrar y exponer su talento y el amor por su país.

Según explicó Hernández a PanamericanWorld, estaba clara que debía llevarse a sus padres consigo en algún momento por lo que buscó materializar un emprendimiento donde ellos, a sus 60 años, pudieran trabajar y no sentirse relegados en la sociedad bonaerense.

El venezolano que nos visita llora, se emociona, se toma fotos y, aunque para el argentino no tiene mucho significado, es un atractivo y una curiosidad por el volumen de gente que se aglomera en la entrada.

A los seis meses de llegar a la capital argentina encuentra un local en Palermo de 30 mts. que bautizó como Waffles Pop, en el que comenzó a trabajar sola ofreciendo ensaladas de frutas, sadwiches y dulces para el mercado local. “No había ningún tipo de producto venezolano, así que allí encontramos una oportunidad ante la nutrida comunidad de coterráneos y de colombianos que vivían en ese momento en Buenos Aires. De esa forma nos constituimos en uno de los primeros puntos comerciales en vender Harina Pan, con una aceptación impresionante que nos permitió vender en tan solo 2 días 750kg de ese producto”, indicó.

Desde ese momento, la oferta venezolana se incrementó considerablemente con la incorporación de arepas por encargo, golfeados, empanadas que solo se vendían los fines de semana y queso llanero, entre otras especialidades de la cocina de este país.

“Recuerdo que tuvimos que comprar un pequeño anafe para hacer las preparaciones en un espacio distinto del local. En ese momento solo trabajábamos dos personas y actualmente sumamos siete, entre quienes están mis padres y mi ahijada”, refirió Jolymar.

Pero la apuesta de esta venezolana fue a más y en septiembre de 2018 abre Chacaíto Caribbean Food Station en sociedad con sus familiares.

En Palermo Charcas 44 02 instalaron un local que no solo lleva el nombre, sino también exalta en su fachada y menú una de las estaciones del Metro de Caracas más populares, la estación Chacaíto (@metro_caracas).

“El venezolano que nos visita llora, se emociona, se toma fotos y, aunque para el argentino no tiene mucho significado, es un atractivo y una curiosidad por el volumen de gente que se aglomera en la entrada. Definitivamente, es nuestra forma de motivar sobre lo bueno, representativo y positivo que tiene Venezuela, que contrasta mucho con la situación actual”, subraya.

Chacaíto Caribbean Food Station recibe a diario unas 200 personas, quienes han hecho de los pepitos (baguette relleno de pollo o carne con cubiertas de papas y salsas), los tequeños, las tajadas con queso (plátano maduro frito) y las cachapas, sus platillos preferidos.  

“Para nosotros, Chacaíto significa la esperanza, el sí se puede, es la gratificación ante la constancia y la convicción de que es factible lograr lo que uno se propone. Es nuestra dedicación a la familia, a Venezuela y principalmente a Dios”, refirió Hernández.

YulyVolk

Esta venezolana, autodidacta en materia de diseño, no solo es la creadora de una marca de carteras y bolsos de mano, sino también es una activa defensora del reciclaje. Aunque aún reside en su país, sus modelos artesanales, elaborados con desechos, han llegado hasta Dubai.

“El hecho de vivir en una isla (Margarita) y evaluar cómo se contamina un ecosistema tan delicado como el mar me hizo pensar qué hacer con el plástico. Me di cuenta que en Latinoamérica no hay mucha educación sobre la reutilización de este material, aunque sí existen emprendimientos basados en reciclaje en Brasil y Argentina”, destacó Yuly Volk.

En 2012 hizo su primera cartera de uso personal. “Tardé una eternidad para terminarla, porque no es fácil trabajar con botellas plásticas. Solo empleo la parte lisa, mientras que el pico y la base lo dono a las personas que siembran plantas”, expresó. Para finales de ese año había completado su línea de producción con la que iniciaría su proceso de exportación. “Mis piezas se encuentran en Trinidad y Tobago, Colombia, Costa Rica y próximamente estarán en Nueva Zelanda”, subraya.

Este emprendimiento, de origen familiar, reúne hoy en día 5 personas en el taller, que elaboran entre 25 y 30 piezas mensuales.

El producto final (bolsos, morrales, porta documentos, carteras y bandoleras) combina plástico, que pasa por un proceso de refilado, con variadas telas, impresiones y/o cartón.

Volk indica que su inspiración máxima está en la naturaleza, en el trópico y en ese entorno marino que le rodea. “A través de mis redes sociales (@yulyvolk) trabajamos para crear conciencia sobre el reciclaje y los beneficios de separar los desechos. Nos sentimos complacidos no solo de poder educar, sino también porque hemos logrado reutilizar unas 20 mil botellas plásticas que vecinos y amigos me han ayudado a recolectar”, recalcó.

A su juicio, sus modelos, netamente artesanales, demuestran que se puede emplear material de desecho para hacer productos de calidad, utilitarios y elegantes. “Lo reciclado no significa que sea un trabajo de preescolar.  La crisis nos está enseñando que es posible reutilizar con éxito”, puntualizó Volk.