La inteligencia artificial (IA) redefine aceleradamente el escenario global, marcando el pulso del desarrollo científico, económico y social. En este contexto, Cuba —a pesar de las dificultades económicas, tecnológicas y geopolíticas— busca abrirse paso en el competitivo universo de la IA. Con una sólida tradición educativa y científica como punto de partida, la isla apuesta por convertir la inteligencia artificial en un eje transformador para su futuro.
Una historia que empezó antes del boom
El interés cubano por la IA no es reciente. Desde la década de 1980, instituciones como la Universidad de La Habana y la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas comenzaron a explorar conceptos relacionados con sistemas inteligentes, procesamiento de datos y automatización. Aunque la escasez de tecnología limitó en su momento los avances prácticos, esos esfuerzos permitieron construir una comunidad académica sólida que hoy impulsa proyectos en áreas como el aprendizaje automático, la computación cognitiva o el análisis de big data.
Actualmente, el país cuenta con cientos de investigadores, doctores y másters formados en disciplinas clave para el desarrollo de IA, lo que representa uno de sus mayores activos estratégicos.
Una estrategia nacional con enfoque ético y social
En mayo de 2024, el Consejo de Ministros aprobó la Estrategia de Desarrollo y Uso de la Inteligencia Artificial, un documento programático que define seis ejes de trabajo: ética, formación de talento, aplicaciones prácticas, administración pública, investigación e innovación, y comunicación social.
El texto propone una visión integral, donde la IA no solo modernice sectores clave de la economía y los servicios, sino que lo haga garantizando la protección de los datos, la inclusión digital y el bienestar colectivo. En un país con marcadas brechas tecnológicas, este enfoque ético cobra una dimensión particular.
Durante un discurso en enero de 2025, el presidente Miguel Díaz-Canel afirmó que Cuba aspira a liderar en inteligencia artificial dentro de América Latina y el Caribe, apoyándose en su capital humano como recurso esencial. La meta, aunque ambiciosa, refuerza la narrativa oficial de soberanía tecnológica frente a un entorno internacional adverso.
SocIA: una respuesta nacional al auge de la IA generativa
Uno de los avances más significativos en el ecosistema tecnológico cubano es SocIA, una plataforma de inteligencia artificial generativa desarrollada por la mipyme privada Avangenio. Concebida para entornos empresariales, educativos y administrativos, la herramienta permite el procesamiento en tiempo real de texto, audio y vídeo. Ofrece funcionalidades como análisis automatizado de datos, redacción de informes y asistencia virtual personalizada.
SocIA no depende de infraestructura internacional, un factor crucial considerando las restricciones impuestas por el embargo estadounidense. Según Alain Abel Garófalo, líder de estrategia de IA en Avangenio, SocIA ya se utiliza en sectores como la salud, la educación superior y la gestión pública, con resultados prometedores.
Disponible en versiones Básico, Team y Enterprise, la plataforma también se integra con otras soluciones locales como NosWork (una oficina virtual) y el sistema ERP ERPNext, adaptándose a las especificidades del mercado cubano.
La apuesta internacional: integración en la AI Alliance Network
La presencia de Cuba en el escenario internacional también ha dado pasos relevantes. El 12 de diciembre de 2024, el país se unió a la AI Alliance Network del grupo BRICS, una red internacional que agrupa a 13 países y 15 organizaciones dedicadas a fomentar la cooperación en inteligencia artificial.
Representada por el Parque Científico Tecnológico de La Habana y la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI), la isla se posiciona dentro de una alianza liderada por Rusia y respaldada por potencias como China, India y Brasil. La participación cubana en proyectos conjuntos como el Instituto Internacional de Investigaciones en IA de Hebei, China —en áreas como la biotecnología y la agricultura de precisión— abre nuevas oportunidades para acceder a tecnologías, experiencias y mercados.
Infraestructura, conectividad y migración: los obstáculos del presente
No obstante, los retos son inmensos. La infraestructura tecnológica de Cuba es limitada: las velocidades de conexión a internet están entre las más bajas del hemisferio y los cortes eléctricos siguen siendo frecuentes. A esto se suman las dificultades para importar hardware avanzado, la escasa disponibilidad de servidores propios y el limitado acceso a plataformas globales por las sanciones de EE. UU.
Otro factor crítico es la emigración del talento. Desde 2020, cientos de profesionales altamente calificados han abandonado el país, en busca de mejores condiciones de vida y oportunidades laborales. Esta fuga de cerebros representa una amenaza directa a la sostenibilidad de cualquier política científica a largo plazo.
Además, persisten grandes brechas de acceso digital: mientras se impulsa el desarrollo de la IA desde el Estado, una parte importante de la población carece de dispositivos modernos o conexión estable. Este desfase entre el discurso oficial y la vida cotidiana genera tensiones que el país deberá resolver si quiere avanzar hacia una verdadera transformación digital.
Inteligencia artificial en Cuba, entre el símbolo y la posibilidad
La apuesta por la inteligencia artificial en Cuba es, a la vez, un gesto de ambición política y una necesidad estructural. En un país con serias limitaciones materiales, la IA se presenta como un campo donde el conocimiento pesa más que los recursos, y donde el talento humano puede marcar la diferencia. La estrategia nacional, los desarrollos de emprendimientos privados y la articulación con redes internacionales muestran que hay una hoja de ruta y una voluntad política clara.
Pero ninguna estrategia tecnológica puede prosperar sin condiciones mínimas: conectividad estable, acceso a infraestructura moderna, digitalización de procesos y, sobre todo, la retención de talento. La IA puede ser una palanca de desarrollo, pero también corre el riesgo de convertirse en un símbolo vacío si no se traduce en beneficios tangibles para la población.
El futuro de la inteligencia artificial en Cuba dependerá menos de los discursos y más de la capacidad para construir un ecosistema sostenible, inclusivo y conectado con la realidad social del país. De lograrlo, la isla no solo se insertará en la cuarta revolución industrial, sino que lo hará desde una perspectiva original, adaptada a su contexto y con potencial de influencia regional.