Cinco años atrás, cuatro jóvenes cubanos decidieron crear AUGE, un proyecto empresarial que les ofreciera un nuevo horizonte personal y profesional dentro del país.

¿Dónde emprendemos? Fue la pregunta que trataron de responder.

Su mirada se centró en el sector privado, que había comenzado a crecer tras la apertura económica promovida por el Gobierno.

“Comenzamos a ver negocios que hacían cosas buenas, pero otros estaban tomando decisiones reprobables desde el punto de vista empresarial. Estaban desperdiciando su dinero, con negocios mal concebidos y pobremente diseñados empresarialmente.

Sentimos que teníamos herramientas profesionales que podíamos aportar a esos negocios privados”, explica Oniel Díaz Castellanos, graduado de Biología en la Universidad de La Habana, con una maestría en Relaciones Internacionales, un diplomado en Comercio Exterior y experiencia en la vida política.

“¿Qué es lo que tenemos? Conocimientos, pasión y deseos por hacer algo en Cuba. Vamos a formar una consultoría para brindarle servicios de asesoría al sector privado. Así surgió AUGE, en octubre de 2014”, rememora Oniel, en diálogo con PanamericanWorld.

La primera etapa de AUGE duró cuatro meses. “Hicimos un estudio en 128 negocios privados asentados en La Habana. En febrero de 2015 salimos a tocar puertas de esos negocios, folletos en mano y tuvimos suerte, porque el primer cliente que visitamos nos dijo que lo habíamos convencido”, confiesa Díaz.

AUGE Panama
Oniel Díaz Castellanos con el periodista de PanamericanWorld en La Habana, Miguel Ernesto Gómez. Foto: Abel Rojas

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Después de cinco años, AUGE ha trabajado con más de 50 clientes. Actualmente se mantienen dos de sus fundadores, Oniel y la diseñadora gráfica Lyly Díaz, aunque el equipo del proyecto también incluye a profesionales de diferentes áreas.

“Le hemos dado servicios a todo tipo de negocios privados que existen en La Habana, en materia de asesoría estratégica, para empezar un negocio desde cero, asesoría de marketing, de comunicación, de diseño, siempre con enfoque de gestión integral.

Nosotros vendemos integralidad para que el negocio que arranca pueda minimizar sus errores y tener éxito; mientras, en los negocios que ya funcionan los ayudamos a detectar y corregir errores, para así obtener mejores resultados”, asegura Oniel.

¿Qué ofrecen a sus clientes?

“Les ofrecemos análisis desde la ciencia empresarial, de las herramientas de la comunicación, del marketing para entender las características de su negocio, de su mercado, las demandas de sus clientes y ajustar a todo esto su concepto de negocio. Así alineamos  y tener así alineados lo que quiere hacer el dueño, con lo que el mercado demanda y el cliente quiere”, explica Oniel.

¿Entienden los emprendedores cubanos el servicio que ofrece AUGE?

“En Cuba sí hay cultura empresarial y sí se comprende que el marketing, la estrategia, la comunicación, el diseño, juegan un papel de conjunto para que el negocio funcione. Cuba es un país donde hay un alto nivel de instrucción. Lo que no había hasta 2013 eran condiciones creadas en el mercado para que proliferaran los servicios profesionales como los de AUGE.

Las condiciones del mercado son el crecimiento y la competencia. El surgimiento de nuevos negocios, el crecimiento sostenido de los cuentapropistas ha terminado imponiendo una realidad a los dueños de los negocios privados.

Ante el aumento de la competencia, ellos se preguntan, ¿qué más yo debo hacer para tener mejores resultados? Si en 2014 para lograr un cliente debíamos presentar siete ofertas, hoy rondamos entre dos y tres ofertas presentadas. La disminución de ese margen es una demostración de cómo se está moviendo el mercado”, aclara Oniel.

AUGE La Habana
AUGE fue creada en La Habana en 2014. Foto: Abel Rojas

¿Qué necesita AUGE para crecer más?

“Un cambio marcaría la diferencia: necesitamos reconocimiento legal para realizar nuestra actividad. Hoy muchas actividades en el sector cuentapropista cubano están sostenidas por un marco regulatorio lleno de lagunas, contradictorio, que limita la creatividad y es un obstáculo serio para que el sector privado pueda dar un mayor aporte a la economía nacional.

En buena medida ese marco regulatorio genera las mismas ilegalidades que el Estado cubano está señalando como razones para perfeccionar al sector. Creo que el sector privado que existe hoy en Cuba no es el que necesita la economía nacional, pero discrepo en la forma en la que las autoridades creen que van a resolver ese problema.

Para crecer necesitamos el reconocimiento de la mediana y pequeña empresa en Cuba y eliminar la política nociva de tener un listado  preconcebido de 128 actividades en el sector cuentapropista, la mayoría de las cuales son de bajo valor agregado.

Estamos llegando al techo del desarrollo con AUGE y necesitamos pasar a un estatus superior de reconocimiento legal, para no solo interactuar con actores del sector privado, sino que sentimos que podemos aportarle al sector estatal nuestro conocimiento. Tenemos poco que perder y casi todo por ganar”, asevera Oniel.

¿Qué le falta a los emprendedores cubanos?

“Le siguen faltando muchas cuestiones. Un gran problema sigue siendo el tema financiero. Cómo buscar fondos para emprender y desarrollar un negocio. Al estudiar de dónde los emprendedores cubanos han sacado los recursos financieros encontramos que las solicitudes de créditos a los bancos siguen siendo bajas.

Los emprendedores continúan desconfiando a la hora de relacionarse con un banco para solicitar un crédito, porque hay cuestiones que son inexplicables, porque como no tienes un mercado mayorista ni una fuente legal de obtener normalmente insumos materiales para un negocio privado, pues entonces existe mucho de comercio entre las personas.

En el momento de solicitar un crédito no puedes decirle al Banco Metropolitano que necesitas 200 mil pesos para comprar aires acondicionados, cocinas y juegos de sillas y mesas para tu negocio. Cuando el Banco pregunta, ¿dónde piensa comprar eso? Y el emprendedor dice que lo va a obtener en el mercado informal, por ejemplo a través del sitio Revolico, el banco no acepta esa respuesta.

El tema fiscal es otro gran problema. El sistema impositivo que tenemos es injusto, rígido, no se asemeja a la realidad de los emprendimientos. Partimos de un hecho: la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT) preconfigura según el tipo de actividad que usted realice cuál es el nivel de gasto que puede tener.

La ONAT le dice que si es un restaurante solo se puede deducir de sus ingresos, como gastos, el 60% y eso es inaudito. Los niveles de gastos de un negocio no se pueden planificar ni definir desde un buró sentado. Estos dependen de coyunturas internas y externas, de precios que suben y bajan, dependen de cómo está el mercado.

Oniel Díaz Castellanos habló para PanamericanWorld sobre los desafíos de la economía cubana. Foto: Abel Rojas

Por ejemplo, la prohibición de los cruceros por parte de la Administración Trump ha representado un golpe fortísimo para muchos negocios que están ubicados en La Habana Vieja y que dependían de ese turismo. Muchos de ellos viajaban a Estados Unidos, Panamá, México para efectuar compras, pero ahora tienen que buscar proveedores en otros lugares y esto hace que aumenten sus gastos; sin embargo, esto no importa para el sistema tributario.

¿Cómo es posible que estos gastos estén predeterminados, sean rígidos, y que estén escritos en la ley? Esa es la primera causa que genera la subdeclaración fiscal. No estoy abogando porque nos bajen los impuestos, sino que paguemos los impuestos justos.

La lista de dificultades que impactan al sector privado de una manera muy dura es amplia. Incluye la inexistencia de un mercado mayorista, que no hay maneras claras para obtener insumos, que el sistema tributario es injusto, que no tienes de dónde adquirir fondos, más la falta de personalidad jurídica. Emprender en Cuba hoy es un ejercicio de resistencia”, afirma Oniel.

¿Recomendaciones para los emprendedores cubanos?

“La gente quiere seguir emprendiendo en Cuba. Incluso en el momento actual, donde el país está en una situación económica delicada y las relaciones con Estados Unidos están en un período muy malo, todavía seguimos recibiendo clientes que quieren abrir un negocio nuevo.

Muchos negocios nos han llamado en el último año para pedir nuestra asesoría, porque quieren dejar de depender de los visitantes estadounidenses. Hemos recibido solicitudes de servicios de negocios enclavados en La Habana Vieja que son muy sensibles al visitante estadounidense y nos han dicho que no pueden seguir de esclavos de los vaivenes de la política entre Cuba y Estados Unidos.

Hay muchas personas que no quieren emigrar y están decididas a emprender y a correr los riesgos que corren todos los emprendedores en el mundo. Eso va a seguir pasando.

Recomiendo paciencia. Esta tiene que ser una virtud del que emprende en Cuba, porque los tiempos de los negocios aquí son diferentes a los de cualquier lugar del mundo. Esta recomendación también se la he dado a empresarios extranjeros. No hay resultados rápidos espectaculares, no hay atajos para tener éxito.

Las leyes, regulaciones, las decisiones que tome el Gobierno hay que conocerlas muy bien, no como cultura general. Usted podrá estar en desacuerdo con ellas, pero una cosa es mi opinión como ciudadano y otra como empresario. Tengo que estar al tanto de lo que sucede con el marco regulatorio, porque a partir de allí tomo decisiones con mi negocio.

Usted no va a hacer el negocio soñado, sino el que el mercado en el cual usted está enclavado le permita. En función de esto tiene que estudiar, conocer cómo se está comportando el mercado, tiene que saber lo que quieren sus clientes, lo que están haciendo sus competidores.

En función de todas estas variables, entonces la idea preliminar que tenía debe ajustarla al entorno en el cual se está desarrollando y así tener éxito. Si es obcecado, soberbio, autosuficiente y cree que se las sabe todas, es muy probable que termine pasando mucho trabajo en las primeras etapas del negocio”, concluyó Oniel.