La pandemia del nuevo coronavirus, COVID-19, provocó la postergación de un evento que, con anterioridad, solo dos Guerras Mundiales había detenido: los Juegos Olímpicos.  Finalmente, el Gobierno japonés y el Comité Olímpico Internacional (COI) se rindieron ante la cruda realidad y decidieron mover la cita estival de Tokio para 2021. 

En medio de la parálisis global, el universo deportivo aceptó este cambio de fecha; pero la preocupación sigue latente, ante el caótico escenario de atletas contagiados y decenas de eventos suspendidos.

LAS GUERRAS QUE DETUVIERON A LOS JUEGOS OLÍMPICOS

En los Juegos Olímpicos de la Antigüedad, las ciudades en guerra pactaban una tregua para efectuar las competiciones atléticas; sin embargo, en la Era Moderna, tras la restauración de los Juegos, en 1896, dos conflictos bélicos causaron la cancelación de la cita estival.

El COI concedió la sede de los V Juegos Olímpicos a Berlín, previstos para 1916; pero dos años antes estalló la Primera Guerra Mundial, con Alemania como uno de los protagonistas principales. Por tanto, el COI canceló aquella edición.

Veinte años después, en pleno paroxismo nazi, Berlín acogió finalmente una cita estival que fue aprovechada por la maquinaria propagandística de Joseph Goebbels para mostrar la “superioridad de la raza aria”, liderada por Adolf Hitler. La siguiente sede sería Tokio, en 1940; pero en 1938 los nipones renunciaron, porque se encontraban ya en guerra con China. Ante esto, el COI otorgó la sede a Helsinki; sin embargo, la Segunda Guerra Mundial impidió que se efectuaran esos Juegos.

Hasta 1942 hubo esperanzas de celebrar los Juegos de 1944, con Londres como sede; pero ese sueño olímpico fue aplastado por la expansión del conflicto bélico. Solo en 1948, 12 años después de la última edición, la capital británica pudo acoger una cita, recordada como “la de la austeridad”, por las terribles condiciones en que quedó esa ciudad, tras los bombardeos nazis.

A partir de ese momento, los Juegos Olímpicos se celebraron, ininterrumpidamente, cada cuatro años. En el período hubo un ataque terrorista (Múnich, 1972), boicots políticos (Moscú, 1980 y Los Ángeles, 1984); sin embargo, cada edición siguió adelante. Hasta ahora, cuando un enemigo invisible, pero potencialmente letal, forzó la postergación de los Juegos.

Artículo relacionado: Íconos latinos, 10 atletas que hicieron historia en los Juegos Olímpicos

BOICOT SANITARIO ACELERÓ LA DECISIÓN DE JAPÓN Y EL COI

Durante semanas, el COI y los organizadores japoneses mantuvieron una posición inamovible: los Juegos Olímpicos de Tokio se celebrarían en el verano de 2020. Detrás de esta tozudez estaban los enormes intereses económicos. El Gobierno nipón reconoce que ha invertido cerca de 35 mil millones de euros, de ellos 12 mil millones como presupuesto operativo.

El primer problema era la villa olímpica. Los organizadores han vendido la mayoría de los 5600 apartamentos construidos para acoger a los atletas. Los futuros inquilinos esperan comenzar a vivir allí a partir de septiembre de este año.

Otro dolor de cabeza para el COI es el de los derechos televisivos, una de sus principales fuentes de ingreso. La cadena NBC adquirió los derechos exclusivos para su país y ya había vendido más de mil millones de dólares en espacios de publicidad. Los anunciantes pagaron para aparecer en el verano de 2020. Ya no será posible, así que la televisora deberá renegociar.

Un tercer y enorme desafío: los turistas. Miles de personas habían realizado, con mucho tiempo de anticipación, reservas de vuelos y hoteles. La combinación de estos tres elementos—aunque la lista de dificultades es mucho más extensa—permite comprender por qué el COI y los organizadores japoneses, en contra de la más elemental lógica, postergaron una y otra vez una decisión definitiva sobre la fecha de los Juegos.

Ante el agravamiento de la situación por la COVID-19, comenzó el boicot sanitario. Canadá fue el primer país que anunció su determinación de no enviar a sus atletas a Tokio, en caso de que se mantuviera la fecha. Luego se unieron otros países, Comités olímpicos nacionales, entre ellos el de Estados Unidos, y Federaciones internacionales, como la de atletismo y natación. La presión era enorme, por lo que el COI y el Gobierno japonés terminaron por reconocer lo inevitable: postergaron los Juegos Olímpicos, hasta 2021.

ATLETAS CONTAGIADOS POR EL CORONAVIRUS

Quizás no haya un atleta más cordialmente repudiado en la NBA que el francés Rudy Gobert. El pívot de los Jazz de Utah fue el primero en contraer el coronavirus y, después, con su conducta irresponsable, contagió a otra estrella de su equipo, Donovan Mitchell.

La NBA entró en pánico y detuvo de inmediato la temporada; aunque esto no impidió el gradual aumento del número de casos confirmados, ocho a día de hoy. Incluso, jugadores que no han tenido ni un minuto en la cancha, como Kevin Durant, han contraído el virus.

El fútbol es el deporte con más casos confirmados. La lista incluye desde directores técnicos, como Mikel Arteta, del Arsenal, hasta grandes estrellas, como el argentino Paolo Dybala. Además están enfermos Evangelos Marinakis, dueño del Olympiakos griego, Martín Ortega, Director General del club Leganés y Enrique Bonilla, Presidente de la Liga MX. Ciclistas y tenistas también han sido infectados por el virus.

Artículo relacionado: De Atenas a Tokio: 10 hitos de Latinoamérica y el Caribe en Juegos Olímpicos

¿QUÉ PASA CON EL CALENDARIO DEPORTIVO, EN TIEMPOS DE CORONAVIRUS?

La pandemia del COVID-19 forzó a la inmensa mayoría de los deportes a cancelar sus actividades. Solo el ajedrez, con el Torneo de Candidatos, en Ekaterimburgo, Rusia, de donde saldrá el retador del noruego Magnus Carlsen y pequeñas ligas de fútbol, como la de Bielorrusia, mantienen la acción. El resto del universo atlético está en cuarentena.

El listado de eventos cancelados y postergados es enorme. Antes de que los japoneses terminaran por ceder, ya la UEFA había pasado a 2021 la Eurocopa que por primera vez sería acogida por 12 ciudades europeas; mientras, Conmebol había movido para el año próximo la Copa América.

Las ligas de fútbol en Europa no tienen idea de cuándo podrán reanudarse y el escenario de la cancelación total parece cada vez más cercano. La UEFA tampoco sabe qué hará con su Liga de Campeones y la Liga Europa.

En Estados Unidos, tercer país con mayor cantidad de casos confirmados y muertes provocadas por el coronavirus, no hay nada claro sobre la reanudación de la temporada de la NBA. Cada equipo debía efectuar entre 16 y 17 partidos del calendario regular, antes de los playoff. La NHL también detuvo los juegos y las Grandes Ligas decidieron postergar, hasta una fecha aún por precisar, el inicio de su campaña 2020.

La Fórmula 1 todavía no ha podido efectuar la primera carrera de su temporada. Hasta el momento han sido canceladas o aplazadas ocho carreras. Una situación similar afrontan los organizadores de MotoGP.

En el tenis, el Roland Garros, en París, cambió de fecha, de mayo para septiembre, una semana después de que concluya el US Open, en Nueva York. Por tanto, los mejores tenistas del mundo afrontarían dos de los Grand Slam del año, en superficies diferentes, con muy poco tiempo de separación.

La ola de aplazamientos ha obligado a la Unión Ciclística Internacional a reacomodar sus principales competiciones. El Giro de Italia es una incógnita y el Tour de Francia está previsto para finales de junio. Por ahora.