Por primera vez en más de medio siglo, la NBA llegó a Cuba para compartir conocimientos a través de su programa “Baloncesto sin fronteras”, que cuenta con el apoyo de FIBA América y que se ha extendido a 220 países. Leyendas de las canastas como Steve Nash, Dikembe Mutombo y Ticha Penicheiro, acompañados por entrenadores y árbitros, impartieron clínicas en La Habana, inauguraron una cancha de juego, realizaron donativos de implementos y dejaron una grata impresión entre los fanáticos de este deporte, que los siguieron constantemente en todos los lugares visitados.
La iniciativa de la NBA contó con el apoyo de 29 de las 30 franquicias. Solo el Miami Heat decidió, desde el primer momento, desentenderse del proyecto. El nuevo contexto de relaciones entre Cuba y Estados Unidos abre un camino para diferentes tipos de acercamientos deportivos; aunque es difícil desprenderse del componente político, como sucedió con el equipo que juega en la ciudad con una mayor cantidad de cubanoamericanos.
La comitiva de la NBA estuvo compuesta, además de Nash, Mutombo y Penicheiro, por los entrenadores Quin Snyder (Utah Jazz), James Borrego (Orlando Magic), Víctor Ojeda, director de la Academia de Baloncesto de las Américas y Alberto Andrés García, titular regional de FIBA Américas.
Mutombo fue una de las sensaciones en La Habana. El gigante, de origen congoleño, de 2,18 metros de estatura, jugó durante 18 campañas en la NBA y es su embajador internacional. Dominó como pocos el arte de la defensa en el baloncesto y su físico, aunque ya casi llega a los 50 años, sigue siendo impresionante.
“Si el programa lo desarrollábamos en países más lejanos, ¿por qué en Cuba no? Esto es un hecho histórico. Hemos abierto un puente entre Cuba y Estados Unidos. No se puede dejar de agradecer a todos los que hicieron posible que este programa se concretara”, dijo Mutombo en la conferencia de prensa inicial, en la que también expuso su criterio sobre cómo mejorar el baloncesto en el país: “los jugadores cubanos solo necesitan exponerse. Cuando puedan mostrarse se integrarán a la élite, así como han hecho en otros deportes como el béisbol”.
Otro que centró la atención desde su llegada fue Steve Nash. Hasta hace poco tiempo este formidable jugador canadiense maravillaba en las arenas de la mejor liga de baloncesto del mundo, donde brilló con los Phoenix Suns, Dallas Mavericks y, aunque menos, con Los Ángeles Lakers. Nunca ganó un anillo de campeón, pero sí fue seleccionado como el Jugador Más Valioso en dos ocasiones. En la capital cubana, Nash compartió varios consejos con integrantes de la selección femenina cubana y sus indicaciones, más con el gesto físico que con la palabra, fueron escuchadas atentamente por chicas que también sueñan con encestar canastas.
“Cuba siempre ha producido reconocidos atletas a lo largo de la historia y estas clínicas van a ayudar a fortalecer el baloncesto”, dijo Nash, quien también añadió que hacía tiempo no veía jugar al equipo cubano; pero sus atletas “siempre se han caracterizado por su velocidad y condición física. Soy del criterio de que cada jugador debe de esforzarse mucho por suplir sus debilidades: maniobrabilidad, técnica de tiro, visión de la cancha para pasar. Eso, sumado a la capacidad para explotar esa velocidad con inteligencia, y la exposición a otras miradas, de seguro les traerá buenos dividendos”, agregó el armador, de 1,91 metros.
Penicheiro tuvo una amplia experiencia en la WNBA, donde alcanzó un título, con Sacramento Monarchs, en 2005. La jugadora, de origen portugués, nunca enfrentó a la selección cubana; pero sí compartió terreno con Yamilet Martínez, una de las mejores pívots en la historia del baloncesto en Cuba, cuando ambas jugaron en el club Spartak de Moscú, entre 2005 y 2007.
“Estoy muy contenta de haber cumplido el sueño de venir a Cuba. Creo que el Campamento cumplió todas las expectativas, tanto de nosotros como de los atletas y entrenadores cubanos. Este es un pueblo muy acogedor y sus jugadores tienen buenas condiciones técnicas, solo les falta más participación internacional, espero que nuestra presencia sirva para continuar estrechando lazos en el desarrollo del baloncesto mundial”, aseguró.
Quin Sneyder, entrenador de los Utah Jazz, también mostró su satisfacción por la iniciativa. “Ha sido un éxito el desarrollo del Campamento en Cuba. Nos han recibido con mucha hospitalidad. Los talleres técnicos se han desarrollado con mucho interés por parte de los atletas y entrenadores. Hemos presenciado buen potencial en los jugadores jóvenes y en el equipo varonil, con buena talla y rapidez en la cancha. Solo les falta la experiencia que se adquiere con muchos partidos.”
Las autoridades del baloncesto en Cuba quedaron complacidas con el Campamento. Según Ruperto Herrera, Presidente de la Federación nacional, el hecho de recibir “una visita del mejor baloncesto del mundo es importante y beneficia a atletas y a todo el personal que está participando en este Campamento (…) Fueron cuatro días de alegría para nosotros y para ellos, que expresaron sus agradecimiento por la organización y acogida. Nosotros estamos abiertos a recibirlos cuantas veces quieran venir”, agregó.
El Campamento inspiró a los jugadores cubanos. El que está considerado como el más completo en la actualidad, Jasiel Rivero, de 21 años y 2,04 metros de estatura, dijo sentirse motivado. “No siempre podemos contar con la presencia de grandes leyendas de la NBA. Han sido días de intenso entrenamiento, nos ha portado mucho y han podido comprobar que nosotros no estamos tan lejos de la realidad. Ojala que se vuelva a repetir.”
De acuerdo con Alberto Andrés García, ellos esperaban que ese Campamento fuera “el salto inicial. Hay que agradecer el esfuerzo que están haciendo los gobiernos de ambos países. Con ese gesto, muchos serán los frutos que recogerán sus ciudadanos.”
El programa de actividades incluyó la inauguración de una cancha de baloncesto, ubicada en la avenida 23, la más céntrica de la capital cubana. El aporte del programa NBA Cares permitió la remodelación de ese recinto, así como la colocación de aros acrílicos en los dos terrenos y también se realizó una donación de balones. A esto se agrega que los equipos nacionales, juveniles e infantiles recibieron zapatillas y juegos de pulóveres y shorts.
Además de los conocimientos adquiridos, el baloncesto cubano recibió otra grata noticia con la visita: dos jugadores serán seleccionados para participar en un campamento de desarrollo que organizará la NBA, en los próximos meses, en República Dominicana.
El deporte continúa tendiendo puentes entre Estados Unidos y Cuba. El próximo 2 de junio, en el estadio “Pedro Marrero”, el equipo Cosmos de Nueva York—que tiene como una de sus figuras más reconocidas al delantero español Raúl González— jugará un partido de exhibición ante la selección nacional cubana. La MLB también ha anunciado, en varias ocasiones, a través de su comisionado Rob Manfred, que quiere realizar juegos del entrenamiento primaveral, previo a la temporada 2016, en el estadio Latinoamericano. “Diplomacia deportiva”, la llaman algunos y el término parece atinado.
Por M. Gómez (con información de Y. Masó)