Colombia ha sido reconocida en el mundo del fútbol desde los 90’s, pero es ahora cuando ha pasado a ser vista como una potencia futbolística a nivel mundial. Sin duda la Copa Mundo de Brasil fue el principal potenciador de un trabajo que se viene realizando desde años atrás y no solamente en la selección Colombia de mayores. En la actualidad Colombia ocupa el tercer lugar en el ranking FIFA por detrás de Alemania y Argentina, las dos finalistas del último Mundial. Es su mejor posición en el histórico de selecciones de la Federación Internacional.
A nivel de clubes, el 2014 también ha sido un año importante; un equipo colombiano es considerado el mejor club sudamericano según la Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol: Atlético Nacional, subcampeón de la Copa Sudamericana. En el 2013 el encargado de dejar el nombre de Colombia en alto fue Independiente Santa Fe, semifinalista de la Copa Libertadores de América.
Pero este profesionalismo y reconocimiento no es exclusivo de los hombres colombianos, las mujeres futbolistas han conseguido logros inimaginables anteriormente para el país cafetero. Una colombiana fue considerada la mejor jugadora de la Copa América Femenina de 2014: Yoreli Rincón, la capitana de la selección subcampeona de América.
Por si fuera poco, la selección femenina se trajo de Ecuador la clasificación a la Copa Mundial Femenina de la FIFA Canadá 2015, a los Juegos Olímpicos Rio 2016 y a los Juegos Panamericanos Toronto 2015; una triple corona de nuevo para Colombia, que tendrá su quinta participación en la Copa del Mundo Femenina.
Con este amplio marco de referencia podemos buscar las principales causas de la importancia que Colombia tiene hoy en el universo futbolístico mundial.
Una de las principales dolientes de este gran cambio es la mentalidad: los y las futbolistas colombianos cambiaron un chip en sus cabezas. Han perdido viejos complejos y ahora creen en ellos, creen que no se es menos por no haber ganado un título antes, creen que a fin de cuentas juegan 11 contra 11 en la cancha y no unos colores. Este camino lo vienen abriendo estandartes desde hace algunos años, en especial Radamel Falcao García, quien ha sido comparado con los mejores del mundo, caso de Messi y Cristiano Ronaldo. Ha competido y sigue compitiendo a su altura, ahora en el Manchester United. Falcao es sin duda el líder de una generación prodigiosa de futbolistas formada por auténticas figuras mundiales como Zúñiga, Bacca, Yepes, Teófilo Gutierrez, Cuadrado o James Rodriguez, la nueva sensación del Real Madrid. Nunca antes Colombia habría ofrecido al mundo semejante constelación de estrellas de primer nivel.
Por supuesto el talento, eso que viene en la sangre, también es fundamental para brillar en el mundo de la pecosa, y el mejor exponente de ello es ese niño de 23 años, que hizo que en Brasil se olvidaran de Messi y Neymar por unos días. Como bien lo expresó uno de los mejores jugadores de fútbol de la historia, El Diego: «Todos estamos hablando del Mundial de Messi y de Neymar y apareció un tal James Rodríguez que la está rompiendo».
Por supuesto que talento y mentalidad se habían tenido en décadas anteriores, pero probablemente el equilibrio ha sido ese polo a tierra que en ocasiones hizo perder el norte de nuestros futbolistas. Es importantísimo no creerse menos que nadie tanto en la vida como en el deporte, pero una falla principal es creerse demasiado. Sin duda al referirme a esto se me viene a la mente el famoso “5 a 0” de Colombia a Argentina en El Monumental… gran logro que perdió su estrepitosamente validez al fracasar en Estados Unidos 94.
Una virtud que se suele atribuir a los trabajadores colombianos en cualquier ámbito es su profesionalismo, lo cual se destaca a donde quiera que uno va, esa dedicación especial para ejercer su ocupación con una entrega total. Eso marca diferencia cuando uno sale del país. Esa excelente forma de trabajar que caracteriza a la sociedad colombiana, permite que se minimicen los escándalos y en su lugar sea evidente el buen desempeño en lo laboral. En esa época dorada de los 90’s tan solo el 9% de los jugadores de la selección Colombia jugaban fuera del país, mientras que en la selección que marcó historia llegando a Cuartos de Final en Brasil en 2014, el 87% de los futbolistas milita fuera de Colombia.
Una de las características del pueblo colombiano es el baile, y no me refiero solo a saber danzar un género musical, sino a contagiar a los demás esa alegría particular que a pesar de las tristezas, siempre puede más. Ese “Ras Tas Tas” trascendió Belo Horizonte, Cuiabá, Brasilia… Incluso El Castelao y llegó hasta el Santiago Bernabéu, gracias a una compañía de danza inigualable comandada por un argentino, José Néstor Pékerman, que se unió a tal manera, que hizo calentar la sangre del que jamás pensó saber bailar.
Por estas y otras razones hoy Colombia ha contagiado al universo futbolístico. Aún falta ganar cosas, por supuesto, pero poco a poco en todos los países van oyendo de algún deportista colombiano que esta sobresaliendo en su disciplina, pues no es solo virtud futbolera. La Copa América que se celebrará en el mes de junio en Chile es el siguiente reto y en el camino se cruzará Brasil, un partido con aroma a revancha. Nos vamos familiarizando con escuchar las notas de nuestro himno nacional en los podios internacionales e izar allí nuestra bandera Tricolor.