Un año atrás, MLB y Cuba alcanzaron un Acuerdo histórico: por primera vez en seis décadas los peloteros del país caribeño podrían jugar en Estados Unidos, sin necesidad de desertar y establecer residencia en una tercera nación. Este trascendental paso fue aplaudido por el universo del béisbol; pero, en medio de tantas tormentas políticas, no estaba destinado a durar.

Cuatro meses después del anuncio, la Administración Trump decidió cancelar el Acuerdo entre MLB y Cuba, bajo el pretexto de que la Federación cubana era una entidad gubernamental y, por tanto, el dinero que desembolsarían las franquicias de Grandes Ligas en la firma de los peloteros iría a parar a las cuentas bancarias del Gobierno. Esto violaba las leyes del Embargo, así que la Casa Blanca complació a los políticos de línea dura contra Cuba y canceló el trato.

En un artículo anterior en PanamericanWorld, comentamos que la recta lanzada por la Administración Trump contra el trato entre MLB y Cuba había sido muy dura. Quizás la única esperanza de retornar al juego era esperar que el abridor, agotado tras su trabajo de cuatro años, cediera su lugar a un relevista que, pragmatismo mediante, volviera a poner en el cajón de bateo a un Acuerdo que, por el momento, languidecía en el círculo de espera.

¿QUÉ HA PASADO DESDE LA CANCELACIÓN DEL ACUERDO MLB Y CUBA?

En una rueda de prensa, previa al inicio del torneo Premier 12, un periodista cubano le preguntó al director de la selección de Estados Unidos, Scott Brosius, por la situación actual del Acuerdo entre MLB y Cuba. La moderadora de la conferencia ni siquiera dejó contestar al ex jugador de los Yankees de Nueva York. Esta parece ser la posición de MLB: silencio para evitar más encontronazos con la Casa Blanca y esperar a ver qué sucede en las elecciones presidenciales de noviembre de 2020.

El gran objetivo del Acuerdo era impedir que los peloteros cubanos siguieran cayendo en manos de bandas de traficantes humanos. Los contrabandistas sacaban del país a los jugadores y, luego, los extorsionaban para que estos entregaran parte importante de sus futuros contratos. Por esta riesgosa situación pasaron no pocos, entre ellos Yasiel Puig, José Dariel Abreu, Yoenis Céspedes y Leonys Martín quienes ofrecieron su apoyo inmediato al Acuerdo.

MLB y Cuba
Desde que la Administración Trump congeló el Acuerdo más de 50 peloteros han salido del país, no pocos de manera ilegal.

Este trato permitía a los atletas llegar a Estados Unidos, con visa de trabajo, junto a sus familiares y concentrarse, únicamente, en jugar béisbol; pero, al cancelar el Acuerdo, la Casa Blanca dio luz verde a los contrabandistas.

Desde que se conoció la postura de la Administración Trump, más de 50 peloteros han salido del país, no pocos de manera ilegal. En un inicio, la Federación cubana dio a conocer un listado de 34 jugadores, menores de 25 años, que podrían firmar como amateurs. De ellos, al menos siete ya están fuera: Daniel Condes, Raymond Figueredo, Norel González, Sergio Barthelemy, Carlos Pelegrín, Yoelkis Céspedes y Norge Vera Jr. Los últimos dos abandonaron la selección nacional que se encontraba preparándose, en Canadá, para los Juegos Panamericanos de Lima.

No es difícil pronosticar que, si el Acuerdo entre MLB y Cuba siguiera congelado, otros prospectos volverán a caer en las redes de contrabando, en su intento de cumplir el sueño de jugar en Grandes Ligas. Los supuestos agentes que intervienen para sacarlos del país tienen contactos con funcionarios corruptos, que permiten agilizar la concesión de la residencia en otra nación. Este es un paso imprescindible para que la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés) certifique que el jugador ya no tiene vínculos con Cuba y, por tanto, puede firmar como agente libre con cualquier franquicia de las Mayores.

Artículo relacionado: El mejor equipo Todos Estrellas del béisbol cubano

WSBC, ¿UN INTERMEDIARIO PARA REVIVIR EL ACUERDO?

La Federación cubana decidió apostar por la Confederación Mundial de Béisbol y Softbol (WBSC) para que esta sea su representante en la contratación de peloteros en ligas extranjeras.

“Todas las ligas del mundo que quieran peloteros cubanos podrán hacerlo. La Confederación servirá de enlace entre ellos y la Federación. Es una gran ventaja y la solución a muchos problemas, porque los peloteros van a tener esa oportunidad y podrán continuar jugando por su país en competencias internacionales”, aseguró Ricardo Fraccari, presidente de la WBSC.

El acuerdo entre Cuba y la WBSC no incluyó, por el momento, a MLB; aunque tanto Fraccari como Higinio Vélez, presidente de la Federación cubana, mostraron optimismo sobre el futuro de las negociaciones con Grandes Ligas.

“Estoy convencido de que en algún momento se reabrirán las conversaciones con la Major League Baseball, pero mientras tenemos que buscar vías alternativas. Necesitábamos una organización internacional que nos representara. Por eso es muy importante la firma de este acuerdo”, aclaró Vélez.

¿TIENE FUTURO EL ACUERDO ENTRE MLB Y CUBA?

En el escenario actual, en el que se ha regresado a una retórica belicista entre Estados Unidos y Cuba, pensar en una reactivación inminente del Acuerdo sería demasiado optimista. La política está al bate y todo lo que la rodea, lamentablemente, se ve afectado por decisiones que no tienen nada que ver con el deporte.

Al mismo tiempo, pensar en un fracaso total del Acuerdo tampoco sería un análisis correcto. Tanto MLB como la Federación cubana reconocieron, en su momento, la valía del trato. Por un lado, Grandes Ligas podía ordenar la incorporación de peloteros cubanos a su sistema y eliminaba las redes de contrabando humano. Mientras, la Federación recibía recursos financieros que, obligatoriamente, debía invertir en el desarrollo del béisbol y garantizaba que sus atletas pudieran jugar al máximo nivel, sin romper relaciones con el país.

Los críticos más acérrimos piden mantener el Acuerdo en el congelador; otros creen que Cuba debería abandonar su solicitud de remuneración económica por la contratación de los peloteros para eliminar los argumentos de Washington y también están aquellos que consideran que el Acuerdo, tal como fue firmado en diciembre de 2018, beneficia a las dos partes y debiera descongelarse. ¿Cuál posición terminará por imponerse? Quizás la respuesta a esta pregunta pase por quién ocupe la Casa Blanca, después de las elecciones de noviembre. Triste, pero cierto.