Los peloteros latinos han tenido un gran impacto en el desarrollo de las Grandes Ligas, sobre todo en las últimas cuatro décadas. Sin embargo, a día de hoy solo 11 de ellos cuentan con una placa en el Salón de la Fama, en Cooperstown, por su desempeño en las Mayores y otros cuatro entraron por selecciones especiales realizadas por dos Comités.

Esta cifra de seguro crecerá en el próximo lustro ya que varios excelentes peloteros retirados tuvieron méritos suficientes para ser exaltados; además, quedan en activo tres íconos sobre los que aquí te contamos y que tienen un lugar garantizado entre los inmortales del béisbol.

PELOTEROS LATINOS EN EL SALÓN DE LA FAMA

El primero pelotero latino en ser exaltado a Cooperstown fue el puertorriqueño Roberto Clemente. En 1973, un año después de su trágica muerte, en un accidente aéreo, mientras llevaba ayuda humanitaria a los damnificados por un fortísimo terremoto en Managua, la capital de Nicaragua, Grandes Ligas decidió incluir en el Salón de la Fama al formidable jardinero. Cada año se entrega el premio “Roberto Clemente” que reconoce al jugador que más contribuyó con su comunidad.

Después, en 1977, el Comité Especial de las Ligas Negras reconoció los logros del cubano Martín “El Inmortal” Dihigo en esa competición y le concedió una placa en Cooperstown. Este mismo Comité, en 2006, también exaltó a otros dos cubanos que brillaron en las Ligas Negras: José de la Caridad Méndez y Cristóbal Torriente.

En 1983 entró al Salón de la Fama el extraordinario lanzador dominicano Juan Marichal. Luego, en 1984, llegó el turno del, hasta ahora, único venezolano en Cooperstown, el genial torpedero Luis Aparicio. Más adelante, en 1991, recibió su placa el panameño Rod Carew, uno de los bateadores más completos en la historia de las Mayores.

Antes de que concluyera el siglo XX, el Comité de Veteranos decidió llevar al Salón al boricua Orlando “Peruchín” Cepeda. El siguiente pelotero latino en recibir una placa fue el cubano Atanasio “Tony” Pérez, en 2000, uno de los líderes de la temible “Gran Maquinaria Roja” de Cincinnati que ganó dos Series Mundiales consecutivas en la década del setenta.

En el siglo XXI la presencia de peloteros latinos en las franquicias de las Mayores aumentó notablemente. Muchos de ellos se convirtieron en estrellas y, tras su retiro, fueron exaltados al Salón de la Fama. En 2011 entró el puertorriqueño Roberto Alomar, un brillante defensor de la segunda base y excelente bateador. Luego, en 2015, llegó el turno del lanzador latino más completo de la historia: el dominicano Pedro Martínez.

Dos años más tarde recibió el honor el formidable receptor boricua Iván Rodríguez y, en 2018, entró el dominicano Vladimir Guerrero. La penúltima selección al Salón de la Fama fue especial para los peloteros latinos, ya que por primera ocasión dos jugadores obtuvieron simultáneamente su placa en Cooperstown: el panameño Mariano Rivero, el único con votación perfecta de los periodistas con derecho a elegir a los miembros del Salón, y el puertorriqueño Edgar Martínez.

Hasta el momento, y teniendo en cuenta todos los miembros con placas en Cooperstown, por sus actuaciones en Grandes Ligas y las Ligas Negras, Puerto Rico cuenta con cinco peloteros en el Salón de la Fama, uno más que Cuba y dos más que República Dominicana; mientras, Panamá tiene dos y Venezuela uno.

Además, Latinoamérica también tiene otros tres representantes en Cooperstown, todos ganadores del Premio Ford Frick, que reconoce a los mejores narradores y comentaristas: el argentino Ely “Buck” Canel (1985), el ecuatoriano Jaime Jarrín (1998) y el cubano Rafael “Felo” Ramírez (2001).

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LOS PRÓXIMOS LATINOS EN LLEGAR A COOPERSTOWN

Un lustro después de haber pasado al retiro cualquier pelotero con buena actuación en su carrera puede entrar en la boleta donde se eligen a los nuevos miembros del Salón de la Fama. Solo los que reciban el 75% de los votos de la Asociación de Escritores de Béisbol de América reciben su placa en Cooperstown.

En la más reciente votación, en la que fueron exaltados Derek Jeter, quien increíblemente no recibió el voto unánime, y Larry Walker hubo varios peloteros latinos en la boleta. El que más cerca quedó y tiene mayores opciones de, en un futuro no lejano, entrar en Cooperstown es el genial torpedero Omar Vizquel. El venezolano recibió el 52,6% de los votos; mientras, otro venezolano, Bobby Abreu quedó en 5,5%.

Dos peloteros latinos con excelentes números, pero que difícilmente vean su placa en el Salón de la Fama, son los dominicanos Manny Ramírez y Sammy Sosa. Ambos fueron temibles bateadores; sin embargo sus carreras quedaron manchadas por el uso de sustancias prohibidas.

Quizás el próximo pelotero latino en llegar a Cooperstown sea el dominicano David “Papi” Ortiz. El mejor bateador designado de todos los tiempos se retiró tras finalizar la temporada 2016 y será elegible para estar en la boleta a finales de 2021. En 20 años en las Mayores, Ortiz ganó tres títulos de Serie Mundial, siempre con los Medias Rojas de Boston, disparó 541 cuadrangulares (decimoséptimo en la lista de todos los tiempos) e impulsó 1768 carreras. Con estos números, su puesto parece seguro.

TRES PELOTEROS EN ACTIVO CON PLAZA SEGURA EN EL SALÓN DE LA FAMA

Entre los peloteros latinos en activo hay tres que tienen una plaza segura en el Salón de la Fama, cinco años después de que decidan retirarse oficialmente: Albert Pujols, Yadier Molina y Miguel Cabrera.

Pujols tiene casi 41 años y en la temporada 2020 logró colocarse como el cuarto mayor jonronero de la historia de Grandes Ligas, con 662 vuelacercas, solo superado por Barry Bonds, Hank Aaron y Babe Ruth.

El palmarés del dominicano es extraordinario, ya que cuenta con dos anillos de Serie Mundial, ambos con los Cardenales de San Luis, en tres ocasiones fue seleccionado como el Jugador más valioso (MVP) de la Liga Nacional, ganó un título de bateo, dos Guantes de Oro y seis Bates de Plata. Pujols ha disparado 665 dobles (quinto puesto en la historia) y ha impulsado 2100 carreras (tercero). Una leyenda indiscutible que podría recibir un voto unánime para Cooperstown.

Otro ícono de Latinoamérica es el receptor boricua Yadier Molina. En sus 17 campañas en las Mayores, Yadi ha demostrado ser el mejor defensor de su posición y un bateador muy oportuno. En su historial encontramos dos títulos de Serie Mundial, que obtuvo junto a Pujols, como parte de los Cardenales, el único equipo para el que ha jugado. En nueve ocasiones recibió el Guante de Oro y logró un Bate de Plata.

Vizquel merece convertirse en el segundo venezolano con una placa en Cooperstown y el tercero con ese alto honor será Miguel Cabrera.

En sus 18 años en Grandes Ligas, Cabrera lo ha ganado todo. En dos ocasiones, 2012 y 2013, ambas con los Tigres de Detroit fue el MVP de la Liga Americana. En cuatro oportunidades conquistó el título de bateo, en 2012 logró la Triple corona ofensiva (líder en promedio, jonrones e impulsadas), en 2003 alcanzó un anillo de Serie Mundial con los entonces Marlins de la Florida. Con 487 jonrones ocupa el lugar 30 en el listado histórico de ese departamento y ha impulsado 1729 carreras (lugar 24). ¿Alguien duda sobre su entrada a Cooperstown?