Gary Sánchez solo ha jugado cuatro temporadas en Grandes Ligas, pero su nombre ya está inscrito en el libro de récords de los Yankees de Nueva York, la franquicia con más títulos en la historia de las Mayores.
Este dominicano, a sus 26 años, parece tener todas las herramientas para convertirse, si las lesiones se lo permiten, en el receptor más ofensivo de todos los tiempos.
Nadie discute el poder que tiene sus muñecas y la enorme distancia que recorren sus batazos compensa algunas debilidades defensivas.
En 2009, cuando Gary Sánchez solo tenía 17 años, los Yankees lo firmaron con agente libre amateur. En el siguiente lustro, el prometedor dominicano se formó en el sistema de ligas menores de los llamados “Mulos de Manhattan”.
Comenzó por lo más bajo, en categoría A, con el Charleston RiverDogs y el Tampa Yankees; luego ascendió a AA y jugó en el Trenton Thunder hasta ser promovido al Scranton/Wilkes-Barre, de AAA. A finales de la temporada de 2015, recibió la oportunidad de debutar en Grandes Ligas. No hizo mucho ese día y, al año siguiente, tampoco comenzó en el equipo principal.
Sánchez, el revulsivo que buscaban los Yankees
Las cosas no andaban bien para los Yankees en 2016, así que el entonces director del equipo, Joe Girardi, decidió darle una oportunidad a Sánchez en agosto. El impacto de Gary Sánchez fue inmediato. En sus primeros 23 partidos conectó 31 jits, de ellos 11 jonrones.
Nunca antes en la más que centenaria historia de las Mayores un pelotero había logrado esas cifras. En solo 53 partidos, Gary disparó 20 cuadrangulares e impulsó 42 carreras. Su espectacular rendimiento hizo que terminara en la segunda posición en el listado de los mejores novatos del año en la Liga Americana, solo superado por el lanzador de los Tigres de Detroit, Michael Fulmer.
A partir de ese momento su posición de titular en la receptoría de los Yankees fue indiscutible. En 2017, Sánchez demostró que lo sucedido un año antes no había sido casualidad. Esa campaña apenas pudo jugar 122 partidos, porque las lesiones comenzaron a golpearlo, pero tuvo suficientes oportunidades al bate para conectar 33 jonrones y con esa cifra impuso un récord.
Hasta ese momento, solo dos receptores en la riquísima historia de los Yankees habían alcanzado los 30 cuadrangulares en un año: Yogi Berra, en 1952 y 1956 y Jorge Posada, en 2003.
Sánchez participó en su primer Juego de Estrellas, intervino en el Derby de jonrones y ganó el Bate de Plata, por ser el receptor más ofensivo de la Liga Americana. Además de los 33 vuelacercas, impulsó 90 carreras, tuvo un OBP de 345 y un slugging de 531; aunque su punto débil volvió a ser la defensa, ya que finalizó con la mayor cantidad de passballs en las dos ligas.
Los Yankees avanzaron a la postemporada y allí perdieron en la final de campeonato contra los Astros de Houston, en siete juegos. El dominicano no tuvo el rendimiento esperado, ya que solo promedió 208, con tres jonrones.
Artículo relacionado: Los peloteros latinos que más impactarán en la temporada 2019 de Grandes Ligas
Después de una década al frente de los Yankees, Joe Girardi fue sorpresivamente despedido al concluir la temporada 2017. Su lugar fue ocupado por Aaron Boone quien mantuvo a Gary Sánchez como receptor titular; aunque nada funcionó para el dominicano ese año.
Un año de records para Gary Sánchez
Gary comenzó mal y terminó peor. Pasó dos veces por la lista de lesionados, por lo que apenas intervino en 89 desafíos, en los que promedió para solo 186. Su producción de jonrones cayó a 18 y el total de impulsadas quedó en 53. Sus problemas defensivos fueron más visibles y volvió a ser el receptor con más passballs de las Mayores.
El dominicano llegó rodeado de muchas incertidumbres a los campos de entrenamiento previos a la temporada 2019. ¿Cuál versión mostraría este año, la del fenómeno ofensivo o la del pelotero frustrado?
Desde el inicio Sánchez dejó claro que su pobre rendimiento de 2018 había quedado en el pasado. Las lesiones siguieron molestándolo y le robaron tiempo de juego; pero él se las arregló para mantener un rendimiento estable y recibió su segunda invitación al Juego de Estrellas.
El 23 de agosto, en su partido 355 en Grandes Ligas, Sánchez arribó a los 100 jonrones. Este hecho de inmediato fue recogido en los titulares mediáticos, porque el dominicano se convirtió en el segundo pelotero que más rápido alcanzó esa cifra redonda de cuadrangulares en Grandes Ligas. Solo quedó por detrás del ya retirado slugger Ryan Howard quien sacó 100 pelotas de los estadios en apenas 325 desafíos.
Unos días más tarde, Sánchez volvió a ser noticia, porque en un juego contra los Rangers de Texas disparó sus cuadrangulares 33 y 34 de la temporada y, de esta forma, dejó atrás el récord que él mismo había impuesto en 2017.
Todo parecía estar listo para que el dominicano rompiera la marca de más jonrones por un receptor de la Liga Americana, que estaba en poder de Carleton Fisk, con 37. Incluso, existía la posibilidad de que Sánchez dejara atrás el récord de Johnny Bench como el receptor con más jonrones en una campaña en Grandes Ligas, con 45; sin embargo, apareció otra vez su Némesis: una lesión en la ingle que lo alejó por casi un mes del juego activo.
Los Yankees están entre los favoritos para ganar la Serie Mundial; pero saben que para acercarse a ese objetivo necesitan que Sánchez esté en plena forma física. El dominicano cumple apenas su primer lustro con los “Mulos de Manhattan” y ya ha logrado estadísticas superiores, en igual período de tiempo, que grandes estrellas de la receptoría que jugaron en los Yankees como Yogi Berra, Bill Dickey, Thurman Munson, Elston Howard y Jorge Posada.
Los receptores latinos han sobresalido, históricamente, por su extraordinaria capacidad defensiva. Iván “Pudge” Rodríguez ya está en Cooperstown y otro boricua, Yadier Molina, tiene un puesto garantizado en el Salón de la Fama. Gary Sánchez no brilla con la mascota puesta; pero reúne todas las condiciones para ingresar al Templo de los Inmortales por lo que puede hacer con el bate en la mano.