La Copa Mundial de la FIFA 2026 está a poco más de un año de distancia, y las expectativas no podrían ser mayores. Este evento, que se celebrará por primera vez en tres países —Estados Unidos, México y Canadá—, no solo promete ser un espectáculo deportivo histórico con la participación de 48 selecciones, sino también un motor económico sin precedentes para las Américas.
Con 104 partidos programados entre el 11 de junio y el 19 de julio de 2026, la región se prepara para recibir a millones de visitantes, generar miles de empleos y dejar un legado económico que podría superar los 40,000 millones de dólares, según estimaciones recientes de la FIFA y líderes gubernamentales. Pero, ¿cómo se traducirá este impacto en las economías locales y qué desafíos enfrentan los anfitriones para maximizar sus beneficios?
Un evento histórico con cifras récord
La edición de 2026 será la más grande en la historia de la Copa Mundial, con un aumento de 16 equipos respecto a las ediciones anteriores y una cantidad récord de partidos distribuidos en 16 ciudades anfitrionas: 11 en Estados Unidos, 3 en México y 2 en Canadá.
Este formato ampliado no solo eleva la emoción futbolística, sino también las oportunidades económicas. Según el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, durante una reunión en la Casa Blanca con el mandatario estadounidense Donald Trump, el impacto económico combinado del Mundial 2026 y el Mundial de Clubes 2025 (que también se celebrará en EE.UU.) podría alcanzar los 40,000 millones de dólares y crear más de 200,000 empleos directos e indirectos en la región.
El contraste con ediciones anteriores es evidente. Qatar 2022, por ejemplo, atrajo a 1.8 millones de turistas, mientras que México, uno de los coanfitriones, espera recibir por sí solo hasta 5 millones de visitantes, según proyecciones conjuntas de la FIFA y el Gobierno mexicano. Esta cifra casi triplica la afluencia de Qatar y subraya la magnitud del evento en un continente con una infraestructura turística más desarrollada y una población futbolera apasionada.
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El impulso económico en Estados Unidos
En Estados Unidos, donde se jugarán 78 de los 104 partidos, el impacto económico se sentirá con fuerza en sectores como el turismo, la construcción, el comercio y la hospitalidad. Ciudades como Nueva York/Nueva Jersey (sede de la final en el MetLife Stadium), Los Ángeles, y Miami están destinadas a ser epicentros de actividad.
Un estudio reciente de la consultora Deloitte, citado por hoteleros mexicanos, estima que el torneo podría generar ingresos por 20,000 millones de dólares solo en territorio estadounidense, impulsados por el gasto de los aficionados en boletos, alojamiento, transporte y entretenimiento.
Además, la inclusión de un espectáculo de medio tiempo al estilo Super Bowl en la final del 19 de julio de 2026, anunciado por Infantino, añade una dimensión comercial única. Este evento busca atraer a una audiencia global de más de 2,000 millones de espectadores, superando con creces los 150 millones que suelen sintonizar el Super Bowl. Marcas y patrocinadores ya están compitiendo por espacios publicitarios, lo que promete ingresos adicionales significativos para la FIFA y las economías locales.
México: una ventana al mundo
México, que albergará 13 partidos en Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, ve en el Mundial una oportunidad de oro para consolidarse como un destino turístico de primer nivel. La secretaria de Turismo, Josefina Rodríguez Zamora, afirmó que el evento podría posicionar al país como el quinto receptor de turistas a nivel mundial. Con el Estadio Azteca como sede inaugural —un recinto icónico que hará historia al acoger su tercer Mundial—, el país espera un flujo masivo de visitantes, especialmente de Estados Unidos, gracias a su conectividad aérea y terrestre.
La industria hotelera mexicana ya está en marcha. En Ciudad de México, que cuenta con 71,000 habitaciones disponibles, se han reservado 2,000 exclusivamente para el torneo, según Javier Puente, presidente de la Asociación de Hoteles de la capital. Además, el Gobierno mexicano y la FIFA estiman que el Mundial generará un impacto económico directo de 5,000 a 7,000 millones de dólares en el país, impulsado por el turismo y el comercio local.
Proyectos como las monedas conmemorativas de $25, aprobadas por el Senado mexicano en marzo de este año, también buscan capitalizar el fervor mundialista, creando souvenirs que podrían convertirse en objetos de colección.
Canadá: un crecimiento silencioso pero significativo
Aunque Canadá tendrá un rol más modesto con 13 partidos en Toronto y Vancouver, su impacto económico no será menor. El país espera atraer a más de 1 millón de visitantes, muchos de los cuales cruzarán la frontera desde EE.UU. Según un informe de la Cámara de Comercio de Canadá, el torneo podría inyectar hasta 3,000 millones de dólares canadienses (aproximadamente 2,200 millones de dólares estadounidenses) en la economía nacional, con beneficios concentrados en el turismo, la gastronomía y el transporte.
La preparación de infraestructura, como la modernización de estadios y la mejora de redes de transporte público, también está generando empleos temporales y permanentes. Vancouver, por ejemplo, ha invertido más de 100 millones de dólares canadienses en renovaciones urbanas vinculadas al Mundial, un gasto que se espera recuperar con creces durante el evento.
Desafíos y tensiones en el horizonte
A pesar del optimismo, el camino hacia el éxito económico no está exento de obstáculos. Las recientes tensiones comerciales entre los tres países anfitriones, exacerbadas por los aranceles del 25% impuestos por la administración Trump a Canadá y México (con una tregua de un mes anunciada días después), han generado incertidumbre. Sin embargo, Trump, en un tono característico, afirmó que estas tensiones “harán el torneo más emocionante”, sugiriendo que la rivalidad podría traducirse en una mayor atención global.
Otro desafío es la logística. Con un torneo de esta escala, la coordinación entre tres naciones con sistemas legales, económicos y de seguridad distintos será crucial. Infantino comparó la organización del Mundial con “tres Super Bowls diarios durante un mes”, un reto que requerirá una inversión masiva en seguridad, transporte y alojamiento. En México, por ejemplo, la capacidad hotelera podría saturarse en ciudades como Guadalajara, mientras que en EE.UU. las autoridades ya están planificando medidas para evitar cuellos de botella en aeropuertos y fronteras.
El legado a largo plazo
Más allá de los números inmediatos, el Mundial 2026 tiene el potencial de dejar un legado duradero. En Estados Unidos, donde el fútbol sigue ganando terreno frente a deportes tradicionales como el béisbol y el fútbol americano, el torneo podría consolidar su popularidad, atrayendo nuevas inversiones en ligas locales como la MLS. En México, las mejoras en estadios y la promoción turística podrían impulsar el crecimiento económico durante décadas. Canadá, por su parte, espera que la exposición global fortalezca su imagen como destino internacional.
Además, iniciativas como los “Sonic IDs” —identidades sonoras creadas por la FIFA para cada sede, como la de Monterrey producida por Toy Selectah— y la toma de Times Square durante el fin de semana de la final, anunciada por Infantino, buscan generar un impacto cultural que trascienda lo económico, conectando a las Américas con el mundo.
Una apuesta millonaria con recompensas inciertas
La Copa Mundial de la FIFA 2026 no solo será un hito deportivo, sino una apuesta económica de proporciones colosales. Con un impacto proyectado de decenas de miles de millones de dólares, la región tiene ante sí una oportunidad única para revitalizar sus economías y proyectarse al mundo. Sin embargo, el éxito dependerá de la capacidad de los anfitriones para superar desafíos logísticos, políticos y sociales.
A medida que el 11 de junio de 2026 se acerca, las Américas se preparan para un evento que promete ser tan lucrativo como inolvidable. ¿Estarán a la altura de las expectativas? Solo el tiempo lo dirá, pero las cifras ya hablan por sí solas: este Mundial está destinado a cambiar el juego, dentro y fuera de la cancha.