Quito es una ciudad rodeada por 98 volcanes, muchos de ellos activos, que emergen entre las nubes como milenarios guardianes de la capital ecuatoriana.

Hay mucho por hacer en Quito. Entre los planes están las caminatas por senderos naturales que llevan a los más aventureros y con buen estado físico a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar. Pero hay más.

A 20 minutos del centro de Quito, el visitante se puede encontrar de frente con el volcán Pichincha. Para subir hay un sistema de cabinas que atraviesa la montaña.

A tan solo 10 minutos de un ‘vuelo’ en estas burbujas de acero se llega a una primera parada a 3.800 metros sobre el nivel del mar. El pasaje cuesta ocho dólares.

Se siente mucho frío y el viento, a cualquier descuido, puede sacudir a los visitantes. Allí el paisaje es inigualable: un tapete verde mezclado con el gris de ceniza muy fina que hace del camino un tobogán de jabón.

Para los caminantes hay un sendero demarcado para subir por entre las montañas; las jornadas pueden durar varias horas, todo depende del estado físico del viajero y de qué tanto aguante la falta de oxígeno por la altura.

Quienes deseen pueden contratar un guía experto para que acompañe las travesías por el volcán.

A medida que se va ascendiendo, el sol quema más. Hay que llevar gorra y protector. La meta, para los más avanzados, es el cerro Cruz Loma, que puede estar a más de tres horas de caminata. Este cerro es uno de los preferidos por los amantes de las montañas empinadas. Otra de las posibilidades que brinda este destino de aventura son los recorridos en bicicleta o a caballo para ascender por la montaña.

CAMINE POR LA MITAD DEL MUNDO

Los amantes de las curiosidades geográficas no deben dejar de visitar la Mitad del Mundo, a media hora de Quito y en donde es posible cambiar de hemisferio con un solo paso. Incluso se ha demarcado una línea amarilla en la que los viajeros juegan a saltar o a hacer equilibrio para tomarse fotos.

Es una zona árida y desértica. De hecho, desde lejos se puede ver que sobre este punto existe una nube de arena.

Este complejo de carácter museográfico y turístico rinde homenaje al francés Charles Marie de la Condamine, quien lideró una misión geodésica de su país que determinó que en este lugar, y justo al lado de la sede de la organización latinoamericana Unasur, se encuentra la latitud 0° 0’ 0”. Es decir, la mitad del mundo.

Allí se levanta un monumento de 30 metros de altura, de hierro y cemento, en cuya punta hay un globo terráqueo que pesa cinco toneladas.

Además de apreciar el lugar se puede disfrutar de museos, tiendas, restaurantes y un monumento que sirve a su vez como mirador para ver desde otra óptica a Quito.

Se ofrece, por ejemplo, una muestra del pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín. De igual manera, hay exposición permanente de arte precolombino, así como de los documentos de la misión francesa que estableció que este lugar era la mitad del mundo. Y hay una maqueta de la Quito colonial.

VIAJE POR LA HISTORIA

Quito es como un gran libro de historia. Sus calles han sido escenario de grandes sucesos para la historia latinoamericana. Es por esto que un plan imperdible es visitar su centro histórico colonial, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Las iglesias tienen pasadizos secretos y se comunican unas con otras, pues servían como ruta de escape durante los ataques de españoles en la Colonia. Son vestigios de una riqueza histórica inigualable. Joyas religiosas y arquitectónicas. Quito también ha sido cuna de grandes artistas, entre ellos Jorge de la Cruz, Luis de Ribera y Juan José Vásquez, todos integrantes de la escuela quiteña, que reunía a los más grandes exponentes del arte de la región entre los siglos XVII y XVIII. Sus obras pueden apreciarse en todos los museos e iglesias de la ciudad.