Cuatro meses antes de ser concursante en Project Runway, el famoso programa de televisión de diseño de moda, Anya Ayoung-Chee estaba aprendiendo a coser por primera vez. Para sorpresa de muchos, la concursante de Trinidad y Tobago ganó el concurso en 2011, dando un ejemplo de éxito para las industrias culturales y creativas del Caribe.

“La falta de inversión en emprendedores y en las industrias creativas lo hacen muy difícil. Soy parte de una generación que todavía está cerrando la brecha», explica Anya. «Soy parte de esta generación intermedia que persiguió su sueño, convencidos de que estamos llenos de talento en esta región».

Aunque Anya considera que su victoria en Project Runway le ha dado una “ventaja” en su carrera, también fue una prueba de confianza en su vocación.  Incluso después de ganar el concurso, pocos apostaban por una mujer de origen mixto procedente de una pequeña isla caribeña a la hora de poner en marcha sus propios emprendimientos empresariales.

“He destacado porque me he arriesgado mucho. En los últimos nueve años comencé nueve empresas. No todas han funcionado, pero lo he visto todo como parte de un proceso de crecimiento”, dice.

Considera que la financiación, el desarrollo de capacidades, la educación sobre las industrias y la capacitación empresarial como algunas de las brechas críticas que impiden dar el salto desde las “proyecciones grandiosas” a las acciones e inversiones concretas en las industrias creativas.

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La necesidad de impulsar las industrias creativas

El diagnóstico de Anya hace eco de los hallazgos de Emprender un futuro naranja , un estudio sobre empresas creativas en la región realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El 60% de los encuestados en el estudio ha tenido fracasos comerciales en estas industrias creativas, siendo la falta de financiación y planificación estratégica la mayor culpable en el 40% de los casos. Hasta el 20% de los emprendimientos que no tuvieron éxito se debieron a la falta de convicción del empresario o de sus socios comerciales, otra prueba de la importancia de la resiliencia empresarial que ejemplifica la diseñadora trinitense.

Anya Ayoung-Chee
Anya Ayoung-Chee.

El estudio del BID muestra la riqueza y diversidad del talento creativo en América Latina y el Caribe, incluyendo otro ejemplo de Trinidad y Tobago. Radial, una aplicación de transmisión de música soca, apunta al mercado de la vasta diáspora trinitense para hacer accesible este género musical del carnaval a nivel mundial.

El talento creativo, sin embargo, aún enfrenta obstáculos estructurales en la región. En el caso de Radial, los fondos necesarios para su lanzamiento llegaron de Estados Unidos debido a la falta de inversión local. El éxito de Anya también tuvo que labrase, en parte, en el extranjero.

“Por alguna razón, entre nosotros en el Caribe y probablemente en América Latina existe la sensación de que hay que salir de la región para ser validado. Funcionó a mi favor, pero siento que no debería ser el caso”, explica Anya. “No existen suficientes incentivos para que los creativos hagan el trabajo que hacen. Todos lo hacen porque les apasiona y están dispuestos a morir de hambre y sacrificarse para que eso suceda”.

Anya se esfuerza activamente por cambiar esta situación. Ha sido invitada a inspirar y compartir su conocimiento con otros emprendedores de la región en diversas iniciativas del Grupo BID, incluyendo al FOROMIC, un evento anual centrado en reinventar la inclusión con iniciativas creativas, basadas en soluciones digitales y nuevos negocios. En su país, Anya es miembro de la Junta de NextGen del BID, la cual reúne a veinte de las personalidades más destacadas de Trinidad y Tobago para inspirar cambios sociales, ambientales y económicos en línea los objetivos de desarrollo y la estrategia de país del Banco.

La mujer ante el reto de la independencia financiera

Para Trinidad Zaldívar, Jefa de la Unidad de Creatividad y Cultura del BID, el primer desafío para impulsar las políticas necesarias es mostrar a los administradores públicos de la región los beneficios de desarrollar un sector creativo lucrativo y sostenible. “Para que los gobiernos entiendan el potencial económico y social de las industrias creativas, hace falta una medición precisa de ese potencial, un ejemplo de esto sería contabilizar los ingresos y empleos que generan las industrias y creativas, así como su impacto social,” señala.

Anya Ayoung-Chee
Anya Ayoung-Chee

La institución también ha trabajado a lo largo de la región para aumentar la visibilidad estas industrias a través de proyectos, eventos o concursos que sirvan de escaparate para su riqueza. “Para que los gobiernos generen las políticas públicas necesarias también deben comprender el valor económico que aporta la creatividad», explica Zaldívar. “Hay que mostrar ese valor y presentarlo como un argumento irrefutable”.

Otro desafío que identifica Zaldívar es la diversidad de los propios sectores creativos. «Incluso cuando existen la voluntad y las políticas, debe tomarse en cuenta que hablamos de industrias muy diversas: la moda necesita algo completamente diferente que la industria de los videojuegos, y así sucede también con el cine o la literatura». La diversidad de las industrias creativas, señala, es un factor que propicia su aislamiento en nuestras economías y debe ser resuelto. «No se están asociando con otros para promover sus intereses, por eso tenemos que crear esas posibilidades, generando espacios y situaciones en las que puedan intercambiar conocimientos, encontrar inspiración y explorar asociaciones».

Son elementos que reflejan la trayectoria como emprendedora de Anya, caracterizada por diversificar su trabajo y liderar la creación de espacios para que otros prosperen. En los últimos años, a la par del lanzamiento de una plataforma de comercio electrónico que ofrece estilos únicos inspirados en el carnaval de su país, ha buscado dar acceso a diseñadores independientes en todo el Caribe a espacios para la realización de sus diseños.

Con estos esfuerzos, Anya lidera el camino hacia un negocio de la moda sustentable, promoviendo la producción en la región con uso de materiales locales. Es parte de su sueño de sumar a la creatividad el emprendimiento social en sus negocios.

Para promover la independencia financiera de las mujeres interesadas en la moda, su compañía también está trabajando en el desarrollo de un modelo para desarrollar habilidades y abrirles oportunidades en este campo El proyecto busca empoderarlas para que sean menos vulnerables a los problemas derivados de su dependencia económica, como la violencia de género. Es la respuesta que Anya brinda a las preguntas sobre el efecto social transformador que las industrias creativas pueden tener en la región.

Artículo publicado originalmente en BID