En 2018 Panamá será el país de América Latina y el Caribe con mayor crecimiento, según pronosticó a finales del pasado año la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). En sus previsiones para el nuevo ejercicio económico estima que el país crecerá 5.5%; mientras que 2017 lo ha cerrado con 5.3%, aunque inicialmente proyectaban un 5.6%. Sin embargo, otros análisis como el realizado por el prestigioso economista Adolfo Quintero sostienen que el país creció un 6.3% en el año ahora finalizado.

Al margen del baile de datos estadísticos, lo cierto es que la economía panameña rompió el pasado año una tendencia de desaceleración que arrastraba desde el años 2012. Se trata del ciclo de desaceleración más largo vivido por el país desde el regreso de la democracia en 1990.

Todos los análisis realizados en las últimas semanas coinciden en señalar que el cambio de tendencia y el regreso a la senda del crecimiento se debe a varios elementos, pero los más relevantes han sido la recuperación del comercio mundial, el crecimiento económico de Estados Unidos y el ligero repunte de las economías de América Latina, factores todos ellos que han influido en la dinamización del uso de la ruta del canal de Panamá.

En este sentido, la apertura de la ampliación del Canal se considera un elemento determinante en este nuevo escenario porque está permitiendo poner en valor nuevamente la situación estratégica del país. La contribución del Canal de Panamá a los ingresos del gobierno representará en 2017 unos 1,650 millones de dólares, aproximadamente un 20% del total de ingresos que registrarán las arcas publicas. El impacto es de una magnitud extraordinaria. Adolfo Quintero considera que Panamá tiene grandes oportunidades “para mantener ese liderazgo y atraer inversión extranjera y desarrollo de la inversión nacional junto con la inversión pública”.

El Fondo Monetario Internacional señaló el pasado mes de mayo en su informe sobre el país que la economía panameña «se mantendrá entre las más dinámicas de la región, con una inflación estable y baja, deuda pública sostenible, un déficit de cuenta corriente cada vez más bajo y un sector financiero estable». Sus previsiones de crecimiento para el país en 2018 también la sitúan en una posición de liderazgo en la región. Sean Newman, administrador de dinero sénior de Invesco en Atlanta, señalaba a principios de año a la Agencia Bloomberg que “el ritmo de crecimiento de Panamá sigue siendo bastante impresionante para los inversores internacionales”.

«Los fundamentos sólidos y estables del país lo convierten en un positivo caso en la región», afirma Emilia Matei, analista de Standard Life Aberdeen. «La expansión del canal se benefició de la aceleración del crecimiento y el comercio mundial, y las cuentas fiscales y externas siguen mejorando. Y así, los inversores lo consideran un mercado atractivo para participar», apunta.

El informe de CEPAL destacaba también que diversos sectores de la economía latinoamericana y caribeña mostrarán un fuerte dinamismo. Esto se traducirá en una tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en la región del 2.2%, superior a la registrada en 2017 (1.3%). Esta previsión de comportamiento para el nuevo año se debe en parte al mayor dinamismo de la economía brasileña (2%, comparado con el 0.9% de 2017). Además, varios países que venían creciendo a tasas moderadas tendrán una aceleración de la actividad económica (por ejemplo Chile, de 1.5% en 2017 a 2.8%; Colombia, de 1.8% a 2.6%; y Perú, de 2.5% a 3.5%).

Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, durante la presentación del informe. Foto: Carlos Vera/CEPAL

En América Latina, después de Panamá se encuentran República Dominicana (5.1%) y Nicaragua (5.0%). No obstante, el organismo advirtió de un decrecimiento en Cuba (1.0%), Ecuador (1.3%) y Venezuela (-5.5%), mientras que el resto de las economías de América Latina crecerán entre 2% y 4%. En materia laboral, se espera que la tasa de desempleo comience a disminuir a partir del 2018, en consonancia con la mejora del crecimiento económico general.

En este contexto de ligero optimismo, Panamá aspira a ser un actor relevante en la economía regional. Para ello se considera de gran importancia seguir explorando las relaciones con China, potenciar todos los sectores económicos del país para que crezcan de manera simultánea y contrarrestar las amenazas externas a la plataforma internacional de servicios. El presidente Juan Carlos Varela ha tratado de impulsar a lo largo de su gobierno el comercio con China y en junio anunció que tenía la intención de establecer relaciones diplomáticas y romper sus relaciones con Taiwán. El mandatario visitó China en noviembre para continuar las negociaciones comerciales.

En septiembre la vicepresidenta de la república, Isabel De Saint Malo y el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, ya habían firmado un acuerdo bilateral de mecanismo de consultas políticas. El mismo tiene por objetivo fortalecer las relaciones de amistad entre ambos países e incrementar la comprensión mutua, además de desarrollar consultas sobre la agenda bilateral en temas de interés común.

Héctor Cotes, presidente de la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa (Apede) cree que el gran desafío del país en 2018 es lograr que el crecimiento iniciado en 2017 se extienda a todos los sectores económicos de Panamá, logrando una sinergias que impulsen todavía más ese crecimiento. Transporte y logística han sido los grandes beneficiados de este nuevo escenario económico pero agricultura y comercio necesitan nuevos revulsivos.

Hasta noviembre de 2017 la deuda pública panameña registrada tiene un saldo de 23,465.52 millones de dólares, lo que supone un crecimiento de 5,826.06 millones de dólares desde que Juan Carlos Varela llegó a la presidencia en 2014. Esta cifra es superior al crecimiento experimentado durante la presidencia de Ricardo Martinelli, que fue de 114.0 millones de dólares al mes.

Respecto al mercado laboral, los datos arrojados por el informe de la Alta Comisión de Empleo (noviembre del 2014), señalan que el sector logístico, comercio, turismo, construcción, industria y agricultura mantienen desde el 2015 hasta el 2020 una proyección de 232,289 nuevas plazas de trabajo. Recientemente el Ministro de Trabajo y Desarrollo Laboral (Mitradel), Luis Ernesto Carles, reconoció que “Panamá tiene un grave déficit de competencias laborales, debido al desajuste entre la oferta y la demanda en las estructuras de formación”. “A través del Mitradel adelantamos acciones Gubernamentales en aras de minimizar ese déficit de formación con Programas como el de Orientación Vocacional y Empleo (Pove), mediante el cual explicamos a los estudiantes graduandos la tendencia laboral en Panamá para que ellos puedan identificar sus intereses y aclarar sus expectativas con respecto a su futuro profesional”, puntualizó Carles. Según las últimas cifras disponibles del Instituto Nacional de Estadísticas y Censo, el 47.0% de los empleos de Panamá son informales, lo que puede generar a medio plazo ciertas desigualdades en la sociedad del país.