A lo largo de la historia de los Jueos Olímpicos, México se ha caracterizado por tener atletas destacados en la disciplina de clavados; desde el mítico Joaquín Capilla, pasando por Juan Botella, Álvaro Gaxiola, Carlos Girón, Jesús Mena y Fernando Platas hasta llegar a la generación actual, que ha producido infinidad de nombres importantes como el de Paola Espinosa, Tatiana Ortiz, Iván García, Germán Sánchez, Alejandra Orozco y, por supuesto, Laura Sánchez.
Con ella mantuvo PanamericanWorld una entrevista en la que habla de sus sueños profesionales y personales. Se define de una manera sencilla, sin adornos: “soy una mujer clavadista de 28 años de edad que empezó en esta disciplina en León, Guanajuato, cuando estaba a punto de cumplir 8 años, me gustó y llevo ya 20 años en esta actividad, he competido en tres Juegos Olímpicos. Puedo decir que el deporte ha sido parte importante o fundamental de mi vida”. De una manera humilde deja a un lado mencionar que es parte de la historia de su país, parte esencial de una élite en la que únicamente trece mujeres mexicanas en la historia han podido ganar una medalla en una competición olímpica. Ella la consiguió en Londres 2012 con el bronce en el trampolín de 3 metros.
¿Cómo fue tu niñez, qué nos puedes platicar de tu familia?
Soy de León, Guanajuato, en total tengo cuatro hermanos, yo soy la tercera; mis papás viven juntos y con ellos crecí. Somos de clase media baja, aunque nunca nos faltó para comer, tampoco teníamos el dinero para darnos los lujos que hubiéramos querido pero pienso que eso ha sido parte de mi vida. Trabajar para conseguir lo que quiero desde que era muy pequeña es algo que me inculcaron mis papás y ha sido una enseñanza que les agradezco.
¿Cómo fue tu integración en la disciplina de los clavados?
En realidad fue por error porque era muy inquieta desde chiquita. Mi mamá me metió a clases de danza regional en el Seguro Social de León (Guanajuato) y de natación porque ella le tiene pánico al agua, de hecho no sabe nadar. A mí la verdad no me gustaba, estaba a un mes de cumplir los 8 años y empecé en el chapoteadero, recuerdo que en mi segunda clase apareció mi entrenador (Francisco Rueda) y me hizo una evaluación, la pasé y me invitó a formar parte del equipo de clavados; yo no sabía qué era clavados pero me dijeron: “mira todos esos niños que están allá jugando, eso es clavados”, así que yo dije sí, entonces empecé a entrenar y me gustó.
Recuerdo que la primera vez que me llevaron a un trampolín de un metro me aventé y se me olvidó decir que no sabía nadar y que únicamente llevaba una clase en el chapoteadero. Me dijeron que me aventara y lo hice, nunca pensé que estuviera tan profunda y tuvieron que ayudarme a salir porque no podía.
El deporte de alto rendimiento exige mucho, hay que hacer sacrificios que a veces significan no poder hacer cosas como otros jóvenes, ¿Para ti ha sido un sacrificio, alguna vez has te has arrepentido de dedicarte a esto?
Fue complicado en el aspecto de que tuve venirme sin mis papás de León a la Ciudad de México a los 12 años para poder seguir entrenando ya que en esos tiempos no había las instalaciones como ahora las hay en casi todos los estados, pero pienso que tomamos la mejor decisión de dejar un poquito el círculo de la familia para venir a realizar un sueño, una meta. Esto es lo que a mí me gusta, sufrimiento es cuando no puedo hacer mi deporte, eso sí es difícil para mí y pienso que todos los que estamos aquí y todos los que buscamos un sueño, una meta o una medalla en Juegos Olímpicos es porque adoramos y amamos lo que hacemos, esa es la razón por la que podemos estar tantas horas en la alberca; si no nos gustara de esa manera sería realmente complicado poder estar tantas horas entrenando porque son 6 u 8 horas en dos sesiones.
¿Qué sentiste el día que te encontraste en el podio en Londres 2012?
Definitivamente, como deportista, una medalla en Juegos Olímpicos es el sueño más grande que puedes tener, a mí me costó 20 años conseguirla y estar parada en el podio, ver mi bandera ahí arriba y saber que mis sueños se hicieron realidad fue cerrar muchos círculos en mi vida, sentirme realizada, completa y satisfecha con el trabajo que había estado haciendo.
¿Cuáles consideras que han sido las claves para que México sea una potencia en clavados?
Los clavados en México tienen una historia muy grande en medallas olímpicas y una parte fundamental es que tenemos muy buenos entrenadores que han seguido actualizándose, que siempre están al tanto de las nuevas tendencias de la disciplina, de hecho muchas veces México se adelanta, es pionero en clavados nuevos. Por otra parte, los mexicanos nos destacamos por dos cosas, porque brincamos mucho y somos muy rápidos, creo que son características que se dan mucho en nuestro país porque, a diferencia de otros deportes, los clavadistas no son solo de un estado, o de una zona específica, somos de diferentes lugares de la República; en México hay mucha gente muy fuerte, con mucho brinco y mucha velocidad. Lo que nos falta son más personas, no nos podemos comparar con China porque, por ejemplo, un nacional de ellos es impresionante, tienen clavadistas por cientos y nosotros no somos tantos, a lo mucho podemos llegar a ser 20 mujeres y 20 hombres que puedan competir a nivel nacional; entonces creo que nos hace falta más difusión de nuestro deporte.
¿Cuáles son tus planes de futuro en tu carrera profesional?
El Campeonato Nacional de Clavados de Primera Fuerza fue hace algunos días y logré clasificarme para ser parte de la Selección que estará representando a México en la Copa del Mundo de Shanghai; después vienen muchas cosas más, está la serie mundial este año de la cual aún nos faltan cuatro etapas. En noviembre serán los Juegos Centroamericanos y del Caribe aquí en México, luego los Panamericanos en Toronto en el 2015 y como meta principal están los Juegos Olímpicos de Río 2016.
Antes de ir a Londres 2012 habías mencionado que querías tener un bebé ¿qué ha pasado?
Esa idea es algo que hemos estado buscando pero desafortunadamente no ha sido fácil para mí tener bebés. He estado desde 2012 en tratamientos, todavía el año pasado en noviembre tuve una inseminación in vitro pero no funcionó entonces ha sido un proceso bastante complicado y ahorita estoy tratando de volver a relajarme para ver qué pasa y ver qué otras opciones hay. Este año ya empecé a competir y ya no sería una posibilidad; lo más seguro es que se intentaría después de buscar un lugar para los Juegos Olímpicos de Brasil, si logró clasificar buscaría un bebé después de esa justa, si no se da esa clasificación, lo intentaría inmediatamente.
¿Podrías decir que tus logros se los debes a tu entrenador Francisco Rueda?
¡Imagínate! su parte como entrenador es bien complicada, es estar atrás de mí como deportista buscando que realice mi sueño, porque realmente él ha estado aquí para que yo pueda Intentar llegar hasta donde yo quería. El hecho de que una persona te ayude a cumplir un objetivo personal es algo que no puedes agradecer con palabras, que esté ahí 8 horas del día a la orilla de la alberca, que esté haciendo lo mejor para que yo pueda sentirme como una mujer satisfecha; realmente se lo agradezco porque no todas las personas tienen esa vocación y ese talento para hacerlo. Considero que mi entrenador lo tiene y lo ha hecho desde hace 20 años conmigo; ha sido el pilar de mi carrera deportiva y eso lo reconozco y agradezco.
Si tuvieras una “lámpara maravillosa” y pudieras pedir un deseo profesional y uno personal ¿Cuáles serían?
Elegir sólo uno es algo muy difícil (se queda pensativa). Sería que se conociera más a mi deporte, que hubiera más niños interesados en practicarlo, que sepan que somos buenos en clavados y que es un deporte que les puede cambiar la vida. Provengo de clase baja y pensé que nunca iba a salir de mi país. Gracias a los clavados he podido conocer otros lugares y culturas, estuve becada en colegios que mis papás jamás hubieran podido pagarme. Cuando me retire me gustaría poner un negocio junto con mi esposo, pero también me gustaría formar parte del desarrollo del deporte en mi estado, tal vez empezando como directora del municipio de deporte y luego ir buscando algo más importante; soy de provincia y ahí los cosas son totalmente diferentes a lo que son en la ciudad, me gustaría que si hay talento en mi estado, se pudieran formar, crecer y desarrollar ahí mismo, promover algo tan bonito como es el deporte que le puede cambiar la vida no a uno, sino a muchos niños. Hacerles el camino más fácil.
¿Y el deseo personal?
Personalmente, si tuviera una lámpara, pediría un bebé.
Además de sumar varias medallas en clavados a nivel internacional, Laura Sánchez estudió Contaduría Pública ya que los números se le dan muy bien y aunque no es mucho el tiempo libre que le queda, el que tiene lo ocupa en leer, ver películas y apoyar a fundaciones que protegen animales; de hecho ella y su esposo tienen cinco perros en casa.