El cáncer es la principal causa de muerte en Cuba. Entre 30 y 40 mil casos se detectan anualmente en adultos. Es difícil encontrar una familia que, de alguna manera, no haya sido afectada por esta enfermedad. Por tanto, no sorprende que, una vez más, la Carrera por la Esperanza Terry Fox concentrara, en casi todos los municipios del país, a decenas de miles de cubanos que, con su participación en este evento no competitivo, mostraron su apoyo a la lucha contra el cáncer.

La mayor convocatoria ocurrió en La Habana. Frente a la sala deportiva “Kid Chocolate” y cerca del Capitolio—una icónica edificación que atraviesa un amplio proceso reconstructivo—fue impresionante observar la amplia presencia de personas discapacitadas, ancianos, niños, de diferentes nacionalidades, que, al escuchar el disparo de arrancada, salieron a caminar los casi tres kilómetros del recorrido fijado por los organizadores. No hubo perdedores en esta Carrera que tiene como gran objetivo recaudar fondos para las investigaciones del cáncer, así como promover bienestar y mejores hábitos de vida.

El apoyo de la Embajada de Canadá fue esencial para esta edición, la número 18 de la Carrera Terry Fox en Cuba. El embajador de ese país, Yves Gagnon, estuvo en la línea de arrancada y reconoció que la Carrera era “algo grandioso”. “Como los estudios que aquí se realizan para la detección temprana o  cura del cáncer.  El espíritu del cubano es siempre el de victoria. Aquí se refleja. Lo vi el año pasado y lo constato nuevamente”, aseveró a los medios de comunicación.

Cuba es el segundo país que más personas convoca cada año a la Carrera Terry Fox, solo superada por Canadá. Ese interés y apoyo fue resaltado por Gagnon quien expresó sentirse orgulloso “no solo porque es la más grande fuera de mi país y se corre incluso en casi toda Cuba, también porque soy testigo del respeto de los cubanos hacia la historia de Terry Fox y el entusiasmo con que participan. Por eso agradezco al pueblo y gobierno cubanos, a las instituciones médicas y de investigación, a los voluntarios y al increíble equipo del Proyecto Marabana-Maracuba, que garantiza el desarrollo técnico del evento” agregó el diplomático.

Terry Fox, un ejemplo global

Terry Fox nació en Canadá, en 1958, y durante 19 años vivió una vida similar a la de cualquier joven; pero en 1977 los médicos le detectaron un tumor maligno en la pierna derecha. De la noche a la mañana, todo cambió para Terry. Los médicos tuvieron que amputarle la pierna por encima de la rodilla.

Lejos de sentarse a llorar su desgracia, Terry encontró las fuerzas necesarias para iniciar, en 1980, un largo recorrido por Canadá. A pesar de su prótesis, de las inclemencias del tiempo, Terry siguió adelante y fue ganando adeptos a su causa. Días tras día se levantaba y comenzaba su recorrido de aproximadamente 40 kilómetros. Corría para recaudar fondos que ayudaran a financiar las investigaciones sobre el cáncer y para mostrarle al mundo que era posible enfrentar esa enfermedad y salir victorioso.

Después de 143 días consecutivos de carrera y más de 5 mil kilómetros recorridos, la enfermedad atacó nuevamente al cuerpo de Terry. El cáncer se extendió hasta sus pulmones y le impidió continuar.

La vida de Terry terminó el 28 de junio de 1981. En su honor, el gobierno canadiense decretó duelo nacional e  izó la bandera a media asta. Uno de los picos de las Montañas Rocosas lleva su nombre y Terry fue considerado uno de los canadienses más influyentes del siglo XX.

Una carrera por la esperanza

Poco después de su muerte, se creó la Carrera Terry Fox. A partir de 1998 Cuba se sumó a la lista de más de 100 naciones que organizan anualmente esta Carrera.

La edición 2015 en Cuba volvió a ser una experiencia extraordinariamente conmovedora. Madres con sus hijos pequeños, personas en sillas de ruedas o en muletas hicieron el máximo esfuerzo por llegar hasta la meta. Muchos lo lograron, otros no pudieron; pero, de cualquier forma, mostraron a todos— y especialmente a ellos mismos— que eran ganadores de la batalla por la vida.