¿Quiénes han sido los mejores deportistas cubanos de todos los tiempos? Esta es una pregunta difícil de responder; pero en PanamericanWorld aceptamos el reto de elaborar un listado con los que consideramos los 10 atletas más completos.

Para elaborar nuestra selección nos basamos en disímiles parámetros, especialmente estadísticos, aunque también optamos por construir un listado donde hubiera espacio para atletas de diversas modalidades y también resultó imprescindible valorar, más allá de las medallas y los récords, el impacto del deportista en su especialidad.

Esto lo podemos ver, por ejemplo, en el ajedrecista José Raúl Capablanca, quien falleció en 1942; pero que todavía hoy es uno de los grandes íconos mundiales del llamado “juego ciencia”. ¿Concuerdan ustedes con este listado? ¿Quién podría entrar o salir? Bienvenida la polémica.

Mijaín López

Mijaín encabeza nuestro listado de los mejores deportistas cubanos de la historia. Este formidable luchador de la modalidad grecorromana es tricampeón olímpico, con triunfos en Beijing 2008, Londres 2012 y Río de Janeiro 2016. Además, ha sido campeón mundial en cinco ocasiones. Su impresionante físico —198 centímetros y casi 130 kilogramos de peso—, más una depurada técnica en la modalidad grecorromana han convertido a Mijaín en una leyenda de ese deporte.

Teófilo Stevenson

Stevenson es reconocido como uno de los boxeadores amateurs más espectaculares de la historia. Obtuvo todos los títulos de la Asociación Internacional de Boxeo Aficionado (AIBA) y entre ellos resaltan las tres coronas olímpicas, en Múnich 1972, Montreal 1976 y Moscú 1980. Solo él, Félix Savón y el húngaro Laszlo Papp lograron subir en tres ocasiones a lo más alto del podio olímpico. Además, “Pirolo”, como le decían sus amigos, ganó tres títulos mundiales, en  La Habana 1974, Belgrado 1978 y Reno 1986.

En 1978 se analizó la posibilidad de efectuar una serie de combates entre Stevenson y Muhammad Alí quien era el campeón de los pesos pesados en el boxeo profesional. Esos duelos finalmente nunca se concretaron; pero entre los dos peleadores surgió una amistad que se mantuvo hasta la repentina muerte de Stevenson, en 2013. Durante dos décadas sobre el ring, la fuerte pegada de Stevenson lo convirtió en un boxeador invencible y de sus 321 combates oficiales solo perdió 20.

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Martín Dihigo

Dihigo está considerado el mejor pelotero cubano de todos los tiempos. En México lo llamaron “el Maestro”, mientras en Cuba siempre ha sido “el Inmortal”. Tenía un talento natural que le permitía jugar y hacerlo bien en todas las posiciones. Durante tres décadas brilló en diferentes competiciones profesionales de Cuba, México, Venezuela y en las Ligas Negras de Estados Unidos. Nunca pudo jugar en Grandes Ligas, porque en su momento de mayor esplendor imperaba allí la barrera racial que solo desapareció en 1947.

Además de ser un excelente bateador, Dihigo también brilló como lanzador. Sus biógrafos aseguran que el pelotero, oriundo de Matanzas, ganó entre 260 y 270 juegos. Sus extraordinarios números en las Ligas Negras influyeron en que, en 1977, Dihigo ingresara al Salón de la Fama del béisbol en Cooperstown, Nueva York, título obtenido post mortem, pues “el Inmortal” había fallecido en 1971.

Dihigo es el único pelotero que ha sido exaltado al Salón de la Fama en México, Venezuela, Estados Unidos y Cuba (aunque en este país dicho Salón no está operativo).

Regla Torres

La Federación internacional de voleibol la nombró como la mejor jugadora del mundo en el siglo XX. Durante más de una década ella fue una de las figuras fundamentales de las “Morenas del Caribe”, un extraordinario equipo cubano que ganó los principales eventos a partir de 1992. Su esbelta figura, la efectividad en el bloqueo y la precisión en el ataque la convirtieron en una súper estrella.

En los 12 años en que se mantuvo como una de las líderes del equipo, Torres  ganó tres títulos olímpicos consecutivos, en Barcelona 1992, Atlanta 1996 y Sídney 2000; además, logró dos coronas mundiales, en Brasil 1994, donde fue reconocida como la mejor bloqueadora y Japón 1998, en la que fue premiada como la Jugadora Más Útil; también alcanzó dos títulos en Juegos Panamericanos y otros dos en Juegos Centroamericanos y del Caribe. Torres está incluida en el Salón Internacional de la Fama del Voleibol, ubicado en Holyoke, Massachusetts.

Pedro Luis Lazo

Considerado entre los lanzadores cubanos más completos de todos los tiempos. Líder en juegos ganados en Series Nacionales, con 257 y segundo máximo ponchador en la historia de estos torneos, con 2426.

El “rascacielos” Lazo, como lo apodaban por su estatura superior a 1,90 metros, se mantuvo activo en el béisbol cubano durante casi dos décadas. Su velocidad superior a las 90 millas y una slider muy efectiva fueron sus lanzamientos favoritos.

En Cuba conquistó el título de la Serie Nacional en 1997 y 1998 con el equipo de Pinar del Río. Mientras, con el uniforme de la selección nacional alcanzó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 y la medalla de plata en Sídney 2000. Además, fue campeón mundial en Italia 1998, Taipéi de China 2001, La Habana 2003 y Holanda 2005. Una de sus actuaciones más memorables ocurrió en el primer Clásico Mundial, en 2006, cuando efectuó dos excelentes relevos ante Venezuela y República Dominicana —equipos que llevaron a muchas de sus principales estrellas de Grandes Ligas—y esto permitió que Cuba jugara la final del certamen frente a Japón (cayeron 10 carreras por seis).

Félix Savón

Savón y Stevenson han sido los dos boxeadores cubanos más reconocidos después de 1959. Savón brilló en los 91 kilogramos, una división en la que también fue imbatible por casi 20 años. Su listado de títulos es impresionante: tricampeón olímpico (Barcelona 1992, Atlanta 1996, Sídney 2000); además, en seis ocasiones logró la corona mundial y conquistó cuatro Copas del Mundo.

Su recto de derecha lanzó a no pocos al ring, incluso en una época del boxeo amateur donde se adoptaron diversas medidas para proteger a los peleadores (como la cabecera).

En 2000, después de la Olimpiada de Sídney y ante el límite de edad impuesto por la AIBA, Savón tuvo que retirarse. Con su salida terminó una época en la que los peleadores amateurs cubanos de las máximas divisiones dominaron amplia y convincentemente en todos los torneos internacionales.

Iván Pedroso

Cuba ha tenido a grandes atletas en el área de saltos, pero en el listado de los imprescindibles es obligatorio incluir a Iván Pedroso, conocido como “el Saltamontes”, por la formidable velocidad que le imprimía a su carrera de impulso y su capacidad de estirarse en el aire, para alcanzar más metros.

En su exitosa trayectoria conquistó el título olímpico en Sídney 2000 y fue campeón mundial en nueve ocasiones, cuatro al aire libre (Gotemburgo 1995, Atenas 1997, Sevilla 1999 y Edmonton 2001) y cinco en pista cubierta (Toronto 1993, Barcelona 1995, París 1997, Maebashi, 1999 y Lisboa 2001); además, subió a lo más alto del podio en Juegos Panamericanos en tres oportunidades (Mar del Plata 1995, Winnipeg 1999 y Santo Domingo 2003).

En 1996, en Sestrieri, Italia, Pedroso logró un salto de 8,96 metros, con el cual dejaba atrás el récord mundial de Mike Powell, de 8,95 metros, vigente desde 1991; sin embargo, el hecho de que un juez se colocara delante del anemómetro impidió que el aparato midiera correctamente la velocidad del viento a favor y este tecnicismo fue utilizado por la Federación Internacional de Atletismo para invalidar el registro del cubano.

Javier Sotomayor

Lo apodaron, con justeza, el “Príncipe de las Alturas”. Javier Sotomayor todavía está en posesión de dos de los récords más antiguos del atletismo: los 2,45 metros al aire libre que sobrepasó en 1993, en Salamanca, España y los 2,43 metros bajo techo, logrados en Budapest. Su amplio dominio sobre la especialidad de salto alto durante más de una década lo convirtió en el mejor en la historia de esta especialidad.

En su prolongada carrera, en la que sufrió varias lesiones, Sotomayor logró un título olímpico, en Barcelona 1992 y la medalla de plata en la cita estival de Sídney 2000; también alcanzó dos títulos mundiales al aire libre, en Stuttgart 1993 y Atenas 1997 y cuatro bajo techo, en Budapest 1989, Toronto 1993, Barcelona 1995 y Maebashi 1999; además, subió a lo más alto del podio en tres Juegos Panamericanos. En 1993 recibió el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes.

Ramón Fonst

Fonst fue el primer medallista olímpico de Cuba y de Latinoamérica, por lo que merece un lugar entre los mejores deportistas cubanos de todos los tiempos. Este formidable esgrimista logró la medalla de oro en la espada de los Juegos Olímpicos de París 1900 y allí también conquistó la de plata en la modalidad de espada para maestros de esgrima. Cuatro años más tarde, en San Luis, el cubano fue intocable y ganó tres títulos en los eventos individuales de florete y espada y también en el florete por equipos.  

José Raúl Capablanca

Capablanca entra en cualquier discusión sobre los cinco mejores ajedrecistas de todos los tiempos. El cubano logró el título mundial en 1921, al derrotar al alemán Enmanuel Lasker, en un match celebrado en La Habana. Durante 10 años, hasta 1924, se mantuvo invicto. La gran sorpresa se produjo en 1927, cuando el ruso nacionalizado francés, Alexander Alekhine, lo derrotó en el match jugado en Argentina. Así culminó el reinado del cubano. Alekhine nunca quiso darle la revancha.

El 7 de marzo de 1942, mientras observaba una partida en el Manhattan Chess Club de Nueva York, Capablanca sufrió un infarto. Murió al día siguiente cuando todavía no había cumplido los 54 años. En su impresionante carrera logró 302 victorias, firmó 246 tablas y solo inclinó su rey en 35 ocasiones, por lo que es el campeón mundial con menor cantidad de partidas perdidas.